Parte de la infografía compartida.
Atacar los gestos altruistas de la gente supone correr un riesgo y obtener respuestas inesperadas, aunque la crítica se haya hecho con la mejor de las intenciones. En esta tesitura se han movidos
dos nutricionistas que en su intento por preocuparse por la
alimentación de los más desfavorecidos han sido duramente atacados en las redes sociales.
El origen de la polémica está en un comentario compartido
en Twitter por la cuenta del Banco de Alimentos, que daba las gracias a los trabajadores de la Empresa Municipal de Aguas de Córdoba por haber donado "un total de
2.000 kg de azúcar, 498 botes de cacao y 1.100 paquetes de galletas al Banco de Alimentos de Córdoba con valor económico de 3.710 euros, entregados por representantes del Comité de Empresa". Ante este mensaje, una nutricionista contesta con una
infografía creada por otro dos compañeros con consejos "para cuando quieran hacer las cosas bien de verdad".
"La población con niveles socioeconómicos más bajos tiene mayores tasas de obesidad, por eso las donaciones deberían cumplir un mínimo de criterios de salud pública"
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En la infografía, obra del nutricionista
Aitor Sánchez, que utiliza Twitter como Mi Dieta Cojea, y de
Lucía Martínez, pueden leerse consejos para llevar
opciones saludables a estos puntos de recogida. Por ejemplo, productos que sean fáciles de almacenar y no perecederos, ricos en nutrientes (no solo en energía) y de consumo directo sin preparación. Explican que “la población de niveles socioeconómicos más bajos es la que tiene mayores tasas de obesidad y DM2, por eso las
donaciones deberían cumplir un mínimo de criterios de salud pública”.
Sus propuestas más saludables
Recuerdan que lo que se suele pedir son galletas, azúcar, cacao soluble, cremas de chocolate o bollería, mientras que ellos han querido cambiarlas por “algunas
propuestas de mejora”. Por ejemplo, “en lugar de paté o embutido: latas de atún al natural o de sardinas, conservas de moluscos, huevo pasteurizado o en polvo, frutos secos o cacahuetes al natural”. También biscotes integrales, copos de patata, caldo de brick y pan integral aunque sea de molde. El aceite, “que sea de oliva”.
En el caso de que no se acepten frutas y verduras frescas, los nutricionistas proponen tomate en conserva al natural, conservas de acelgas, de cardo, de guisantes, de pimientos, de espárragos, de palmito, de maíz, de alcachofa… compotas de manzana sin azúcar, fruta desecada (pasas, higos, orejones o ciruelas). En el caso de que se acepten
frescos, recomiendan que sean de larga duración, como patatas, boniatos, calabaza, naranjas, manzanas o cebollas. También ven como aceptables cosas que se suelen pedir, como leche entera, aceite de oliva, legumbres, cereales sin procesar o pasta.
Críticas a sus propuestas
Esta infografía ha generado discusión entre los usuarios, que afean el gesto de criticar lo que la gente dona para que otros puedan alimentarse. "Cuando a mí me pedían donaciones de alimentos en la campaña de Navidad siempre intentábamos poner chocolate, turrones, cosas que, además de alimentar,
puedan animar a alguien que no suele tener acceso a ese tipo de alimentos. No es tan difícil pensar un poco en las personas", escribe un usuario.
La respuesta de Aitor Sánchez es que esos alimentos "ya los da la gente de por sí. No hace falta recomendar esos alimentos porque ya van a estar en las donaciones. Este cartel está hecho
para que la gente que no sabe qué donar priorice una legumbre cocida antes que una pasta blanca. Fácil de entender (si se quiere)", afirma, añadiendo que solo es una infografía con propuestas saludables. "El Banco de Alimentos reparte toneladas de excedentes de fruta, verdura, pescado y carne. Los pobres también desayunan y hacerlo a base de galletas es mucho más factible", comparte otra usuaria.
La polémica ha provocado que el propio
Aitor Sánchez haya abierto un hilo para explicar que el
enfoque 'caridad' ha hecho mucho daño, y que ha recibido "los argumentos más cuñaos" a la infografía, como "déjales que sean felices" o "al menos tendrán algo apetitoso". Explica que el
trabajo de los dos nutricionistas fue técnico y cuidado, teniendo en cuenta logística de almacenamiento y entrega, precio de donación, prioridades en más desfavorecidos, pobreza energética o alimentos que se suelen donar, por lo que "no es una ocurrencia de 5 minutos".
Cuanta más caridad, menos protección social
"Mientras haya hambre es mejor no criticar a quien regala galletas. Lo que jamás se merece un donante de alimentos es un 'mal hecho'"
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Añade que "la gente muchas veces
no comprende la complejidad de la pobreza, su idiosincrasia y el problema social que engloba". En su opinión, "tener una perspectiva de '¿por qué les quitas el chocolate? ¡Que al menos disfruten en Navidad!' (cuando nadie se lo quita, solo das propuestas mejores) denota esas afecciones que tenemos arraigadas en la comida, donde
hacer una donación está más cercana al 'contentar' que al ayudar con verdadera necesidad". Y destaca en mayúsculas que "cuanta más caridad menos protección social".
Ante su explicación, otro usuario de la red social le recuerda que "hasta que llegue el mundo de la nutrición perfecta para todos y todas,
mientras haya hambre es mejor no criticar a quien regala galletas. Me parece que lo que jamás se merece un donante de alimentos es un 'mal hecho'. Porque a lo mejor la próxima vez pasa. Como la mayoría". A esta afirmación, Sánchez responde que es "de los que piensa que es mejor dar ideas para que la próxima vez las galletas se transformen en garbanzos cocidos".
También otros profesionales sanitarios
Los tuits criticando la postura de los nutricionistas se han sucedido desde que se lanzara la infografía, sumando comentarios de otro tipo de profesionales sanitarios, como farmacéuticos o enfermeros. La
boticaria Gemma del Caño ha llegado a plantear una encuesta donde propone cuatro opciones de respuesta a que un
súper haya donado productos insanos al banco de alimentos y da a elegir entre "mejor nada que eso", "mejor eso que nada", "me parece bien" o "me parece mal".
Esto ha terminado siendo un "debate recurrente" para los usuarios de redes sociales, ya que "
el que tiene hambre agradecerá las galletas, el azúcar y lo que sea", como puede leerse. La
cuenta de Enfermera Saturada ha añadido que "la gente que vota 'mejor nada que eso' supongo que, si parasen las donaciones, llenaría encantada los platos de los miles de niños y adultos que se ven obligados a recurrir a los bancos de alimentos cada día para poder sobrevivir. Qué fácil es tuitear con el estómago lleno".
Por su parte, otro nutricionista ha planteado que "puestos a hacer una donación de esa magnitud, lo suyo sería interesarse por cuál es la mejor forma de hacerlo", mientras que la farmacéutica que propone la encuesta señala que cree que "parte de un razonamiento incorrecto, igual no es 'tengo 3.000 euros para donar' sino 'tengo 500 botes que tengo que quitarme del stock'". "Pues para que los boten a la basura, nadie los consuma y sean desperdicio, mejor donarlos, no?", sentencia otro usuario.
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