MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Al menos en algunos pacientes, la enfermedad de Parkinson comienza en el intestino, según ha concluido un grupo de expertos que han explorado las últimas dos décadas de investigación sobre el eje del intestino-cerebro en el Parkinson y han analizado el posible desarrollo e impacto de estas áreas de investigación en las próximas dos décadas.
El Parkinson es un trastorno que progresa lentamente y afecta el movimiento, el control muscular y el equilibrio. En los últimos 20 años, diferentes estudios han evidenciado que se asocia con una serie de síntomas gastrointestinales que se originan a partir de cambios funcionales y estructurales en el intestino y sus estructuras neurales asociadas. Muchos pacientes con la enfermedad, de hecho, sufren síntomas relacionados con el intestino, como el estreñimiento, que tienen un impacto en la calidad de vida.
En un suplemento especial de la revista 'Journal of Parkinson Disease', este grupo de expertos demustra que la evidencia científica acumulada sugiere que en al menos un subgrupo de pacientes, estas alteraciones ocurren años antes del desarrollo de los síntomas motores y el diagnóstico del Parkinson y, por lo tanto, pueden proporcionar información importante sobre el origen y el desarrollo de la enfermedad.
"Una mejor comprensión del papel del intestino en el Parkinson nos ayudará a comprender el origen de la enfermedad y mejorar los tratamientos. Al menos en algunos pacientes, el origen de la enfermedad puede estar en el intestino con la posible afectación de proteínas anormales, inflamación local y microbioma intestinal", señala uno de los investigadores del estudio, Filip Scheperjans, del Departamento de Neurología del Hospital Universitario de Helsinki (Finlandia).
Los autores predicen que se harán "importantes avances" en los próximos 20 años para comprender el papel de la patología gastrointestinal en el Parkinson. Creen, además, que existen "buenas razones" para imaginar que la microbiota intestinal puede tener implicaciones importantes en el futuro panorama terapéutico y diagnóstico de la enfermedad, y que son posibles a través de una variedad de enfoques, que incluyen intervenciones dietéticas, probióticos, prebióticos y trasplante de microbiota fecal.
"El instinto se ha convertido en una de las nuevas fronteras en la investigación del Parkinson. Predecimos que habrá varios avances con respecto al intestino en los próximos 20 años. Los cambios en el intestino podrían utilizarse para diagnosticar la enfermedad de forma más temprana, las nuevas terapias dirigidas a estos cambios podrían retardar la progresión de la enfermedad, reducir el estreñimiento y mejorar la función intestinal en pacientes que ya han sido diagnosticados", concluyen los científicos.