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18 sept. 2020 18:04H
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MADRID, 18 (EUROPA PRESS)

El distanciamiento social, la reducción de las visitas en las residencias, la interrupción de ejercicio físico y actividades estimulantes, son efectos colaterales derivados del virus que han provocado que un 67 por ciento de los enfermos de Alzheimer ha empeorado a nivel cognitivo y/o funcional a los 4 meses de haber superado el COVID-19, según adelanta la doctora María Pilar Peláez González, médico en la residencia Ballesol Salvador Allende de Zaragoza, de las conclusiones extraídas de un estudio realizado entre residentes del centro.

Los datos que se dan a conocer con motivo del día Mundial del Alzheimer el próximo 21 de septiembre, muestra que la desorientación, la confusión, la exacerbación de los trastornos de conducta y los síntomas psiquiátricos, aparecen como resultado de estos cambios. En concreto, "el distanciamiento social está aumentando la desorientación y confusión en las personas que sufren Alzheimer", comparte la doctora Peláez.

Se ha visto a través de diferentes estudios que un 36% de las personas que han sobrevivido al virus desarrollan problemas neurológicos con posterioridad. Y añade al respecto, que "las personas que superan la COVID-19 tienen más riesgo de desarrollar enfermedades como el Alzheimer".

En el ámbito residencial y en el momento actual, "este tipo de pacientes, tienen menos posibilidades de beneficiarse de un ingreso hospitalario, ya que dicho ingreso tiene riesgos asociados: confusión, desorientación... Les puede resultar difícil entender por qué se encuentran en un lugar desconocido; la ausencia de visitas de sus familiares y la dificultad para comunicarse o para seguir las instrucciones y medidas de seguridad pueden agravar los síntomas de la demencia".

Por esto, aconseja Peláez González, "es muy importante a la hora de decidir un traslado al hospital, valorar si el beneficio va a compensar la angustia que pueda generar el aislamiento".

La experta aconseja la personalización de la atención a estas personas que debe ir dirigida a paliar su soledad y su aislamiento en la medida de lo posible. Para ello, recomienda mantener a los residentes en contacto con sus seres queridos mediante videollamadas u otros medios (en espacios abiertos o con mamparas de separación y adoptando las necesarias medidas higiénicas).

Informar con frecuencia a los familiares y cuidadores sobre el estado de salud y psicológico de los residentes; estimular la movilidad de los residentes, mediante la realización de paseos o gimnasia en grupos controlados y al aire libre; fomentar su orientación a la realidad con talleres de estimulación, siempre en grupos pequeños y manteniendo las medidas de distanciamiento; procurar una alimentación equilibrada; y plantear flexibilidad en el aislamiento en situaciones de enfermedad avanzada o final de la vida, siempre con medidas de prevención de la infección para los visitantes.

A la vista de todo lo anterior, se revela como fundamental, concluye la doctora de Ballesol Salvador Allende, "realizar revisiones periódicas de memoria con la finalidad de lograr una detección precoz de la Enfermedad de Alzheimer".

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