El presidente del Comité de Bioética de España, Juan Carlos Siurana, analiza las claves de la hoja de ruta del organismo

Juan Carlos Siurana, presidente del Comité de Bioética de España.


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El experto en Filosofía Moral Juan Carlos Siurana accedió a finales de 2024 a la presidencia del Comité de Bioética de España con una nítida declaración de intenciones: favorecer el diálogo en una sociedad preñada de ruido y de maniqueísmos. Su hoja de ruta se erige sobre tres pilares: la salud digital en jóvenes, la bioética de catástrofes y los problemas de salud mental vinculados a la soledad no deseada.

Profesor de la Universitat de Valencia y vicepresidente de Comité de Bioética nacional en los dos últimos años, Siurana charla telemáticamente con Redacción Médica sobre estos y otros asuntos. Aunque su verbo pausado esquiva la confrontación, el experto no duda en mojarse en temas fundamentales de la actualidad política y asistencial sanitaria: la necesidad de una Ley de Cuidados Paliativos, los problemas para aplicar la Ley de Eutanasia, la necesidad de reforzar la sanidad pública, la universalidad y la equidad en el acceso al Sistema Nacional de Salud (SNS), y el derecho al aborto y a la objeción de conciencia. Siurana lo tiene claro: sólo desde el respeto recíproco puede evitarse que se resquebraje la democracia.

Juan Carlos Siurana y Manu Ibáñez, redactor de Política, en el plató de Redacción Médica.

Juan Carlos Siurana y Manu Ibáñez, redactor de Política, en el plató de Redacción Médica.


Han pasado varios meses desde que accediera al cargo como presidente del Comité de Bioética en España. ¿Cómo valora este primer periodo de trabajo?

El nombramiento se produjo el 9 de octubre y, desde entonces, hemos ido trabajando sobre los informes que teníamos ya pendientes de terminar, pero también en una idea de cómo queremos entender el Comité de Bioética de España en este mandato, en el que yo, como presidente, tengo interés en ofrecer una línea clara sobre nuestros intereses de trabajo.

Desde que ocupo el cargo he asistido a un encuentro de presidentes de comités de Bioética de la Unión Europea que se produjo en Atenas en diciembre. Lo que pudimos observar es el interés que hay, a nivel de toda Europa, por que los comités de Bioética nacionales contribuyan al debate y a la reflexión de la ciudadanía sobre los temas que son realmente relevantes para la sociedad actual. El informe del Grupo Europeo de Ética de la Ciencia y las Nuevas Tecnologías, de 2024, nos dice que tenemos que defender la democracia en Europa. Actualmente, la población está moviéndose por emociones y por informaciones falsas. Se polariza la población, y esto es lo peor que puede ocurrir para un debate realmente reflexivo sobre las cuestiones éticas relevantes que se plantean en la actualidad. Tenemos que evitar esa polarización y contribuir desde los comités nacionales a esa participación de los ciudadanos en auténticos debates públicos.


"El Comité está centrado en dos temas principales que preocupan a Europa: la adicción a las pantallas y su impacto en la salud mental, y la bioética de catástrofes"



Entonces el objetivo es fomentar, por ejemplo, algo tan sencillo como el respeto de las opinions, el diálogo y la escucha, que es algo que está en estos momentos en niveles bajísimos en toda Europa, lo cual nos puede traer problemas a no muy largo plazo para la propia democracia de nuestros países. En ese sentido, lo que lo que nosotros vamos a intentar es participar en foros. Ya hemos participado en una jornada en Gijón, vamos a participar en en un congreso en Teruel y vamos a participar en otra jornada en Canarias.

Además, vamos a pensar cómo dirigirnos hacia dos de las cuestiones que son para nosotros importantísimas. Una, la preocupación por la verdad, y la verdad nos la pueden aportar, sobre todo, las sociedades científicas y las universidades. Hoy en día, cualquiera cree que puede dar una opinión en las redes sociales y, a partir de ahí, pensar que eso es verdad porque tiene muchos seguidores esta persona. Pero la verdad tiene que volver a las sociedades científicas y a las universidades. Y en la preocupación por la justicia, por el bien y por lo correcto, tienen que colaborar los comités de Bioética y otras éticas aplicadas, no sólo el de España, sino también los autonómicos, porque hay una tradición de pensamiento, de principios de bioética, de reflexión, de virtudes, de valores, etcetera, que tienen que formar parte de nuestros discursos, y es algo que, actualmente, no está ocurriendo. En ese sentido, con esa orientación de acercarse más a la ciudadanía a través de actividades y a través, por ejemplo, de los medios de comunicación, que tiene que ser un espacio importantísimo, todos los grupos de afectados tienen que contribuir a que el debate aumente desde el diálogo y el respeto.

Siurana, sobre la universalidad del Sistema Nacional de Salud:

Siurana, sobre la universalidad del Sistema Nacional de Salud: "Todos merecemos dignidad, respeto y la misma consideración como seres humanos".


¿Desde qué focos de análisis concretos pretende el Comité de Bioética de España abordar esa problemática?

Uno de los temas que estamos planteando viene marcado por Europa. En ese encuentro de los comités nacionales en Atenas se quiso sacar una declaración que, al final, no salió adelante, sobre el impacto que están teniendo las pantallas en los niños y los jóvenes de toda Europa. Previsiblemente será en un nuevo encuentro que tendrá lugar en Polonia en junio. La adicción a las pantallas es un problema de salud mental que afecta a los niños y a los jóvenes, pero también a los adultos, y está dando lugar a problemas de salud física y de salud mental. Problemas emocionales, problemas de relación social, etcétera, en gran parte motivados por los algoritmos que están detrás de esas redes sociales y de los videojuegos que soportan a esta necesidad de adicción a las pantallas.

Europa está preocupada por esto porque es uno de los puntos que va a socavar la democracia en un futuro no muy lejano. Estamos formando a nuestros futuros ciudadanos y, si en esos entornos no se fomenta la reflexión y el diálogo. Podemos realmente poner a nuestra población en un riesgo serio. Nosotros estamos trabajando en un grupo conjunto que hemos formado con el Comité de Bioética de Portugal, lo cual es una novedad porque, desde 2011, el Comité de Bioética de España no trabajaba conjuntamente con comités de otros países. El primer tema que vamos a trabajar con Portugal es, precisamente, es el de la adicción a las pantallas, con una perspectiva del impacto a la salud y a las necesidades sociales. En la misma línea, también estamos creando una red de comités de Bioética de países de habla hispana. Ya hay siete comités interesados en formar parte de ello. La idea conectar con comités de la Unión Europea, pero también trabajar con los comités autonómicos e incluso con los comités de hospitales de nuestro nuestro país, con las sociedades científicas, con los medios de comunicación, con la idea de que nos siga importando lo justo, lo correcto, lo que es mejor para todos.

Tenemos otros temas en los que hemos empezado ya a trabajar y sobre los que habrá también informes seguramente a lo largo del próximo año, como la bioética de catástrofes. Estamos sometidos actualmente a los a grandes cambios climáticos, y no sólo climáticos. Europa ya nos ha pedido que tengamos un kit con el que podamos sobrevivir 72 horas en caso de catástrofe. No debemos pensar que es una ocurrencia. Las catástrofes van a ir ocurriendo. Yo, que soy de Valencia, lo he visto muy de cerca porque vivo en una zona que, en parte, se vio afectada por la DANA. Las catástrofes las tenemos a la puerta de nuestra casa ya, y tenemos que saber cómo responder de una manera éticamente correcta, tanto en la prevención como en la actuación durante la catástrofe y posterior a la catástrofe. Sobre eso necesitamos trabajar muchas asociaciones científicas y la población española en su conjunto.


"Una de las propuestas que me gustaría llevar a Europa es la creación de una red social pública en la que realmente se proteja a los menores"



Otra idea importante es que no queremos que el Comité sea el órgano que diga lo que tenga que decir y se quede ahí, sino que trabaje con la población incluso antes de que los informes estén terminados para que nos pueda transmitir sus opiniones al respecto. Y, por ultimo, otra de nuestras preocupaciones es la soledad no deseada, que afecta a muchísima población. Nosotros pensamos a veces en ancianos que están solos en sus casas porque han perdido ya a su pareja. ¿Cómo afecta esto a su salud mental y a su salud física? Pero no sólo es un problema de los ancianos, sino también de los jóvenes. Hay muchísima población que se siente sola, y esa soledad no deseada tiene que ver también con la pérdida de relaciones, con las carencias para saber relacionarnos, saber conversar, de saber respetarnos, lo cual genera el aislamiento de la población.

Creo que estos temas están interconectados con otros en los que habíamos empezado a trabajar en los últimos años y que ahora hay que consolidar. Y, si vamos a trabajar con la población y queremos trabajar con las sociedades científicas y los comités de ética, necesitamos también que los medios de comunicación no busquen el enfrentamiento ni aquello que pueda socavar la búsqueda de soluciones compartidas, sino que se sumen al proyecto de buscar entre todos lo mejor para todos, que es el camino de la ética.

"El valor de una sanidad pública que busca la eficiencia es incalculable".


A raíz de esos problemas que comenta, tanto el uso creciente de pantallas, sobre todo en menores y en adolescentes, como el cambio climático y las catástrofes ambientales asociadas a ello, ¿considera que medidas como las del Gobierno de España, como el Anteproyecto de Ley de Protección en Entornos Digitales para Menores, el Observatorio de Salud y Cambio Climático, son suficientes para paliarlos?

Está habiendo avances. Sabemos que existe ese Anteproyecto de Ley de Protección de Menores en Entornos Digitales y otro de Salud Digital que plantean que, desde Pediatría, se lleve un control respecto a la adicción a las pantallas de los niños con un calendario de actuaciones similar al de vacunación. Una de las propuestas que me gustaría llevar a Europa es la creación de una red social pública en la que realmente se proteja a los menores, porque, por muchas leyes que estemos haciendo, las redes sociales que tenemos buscan ganar dinero y, por tanto, controlar los algoritmos. Actualmente se piensa que en torno al 70 por ciento de los usuarios que circulan en las redes sociales son bots, seres que ni siquiera existen y que están opinando, generando confusión y alterando la opinión de la población.

Yo creo que, si Europa no se plantea hacer una red social pública con dinero público, sin publicidad, para que no fomente la adicción, sino la educación y el respeto, es difícil que las redes sociales actualmente existentes vayan a ponerse las pilas para querer hacer las cosas de manera correcta. Hay adicción y va en aumento, y eso significa que lo que se está haciendo hasta ahora no es suficiente.

Hablando de salud mental en jóvenes, el Consejo Interterritorial del SNS aprobó recientemente el Plan de Salud Mental propuesto por el Ministerio de Sanidad, uno de cuyos objetivos es reducir el consumo creciente de psicofármacos, que es sobre todo alarmante en menores y en adolescentes. ¿Cómo valora las medidas previstas para lograrlo?

Necesitaría conocer con mucho más detalle ese plan para poder opinar con toda profundidad. Lo que sí puedo constatar es ese aumento del consumo de psicofármacos y de los problemas de salud mental, incluso de suicidios, en niños y jóvenes. Parece que existe esa conexión el aumento del uso de pantallas con esos problemas de estrés, de ansiedad, de depresión y de ideas suicidas que están creciendo en los niños y jóvenes en nuestro país. Incluso hay niños de guardería en los que ya se detectan problemas de falta de atención o daños cognitivos.

No voy a entrar a valorar si las medidas del plan son suficientes o no. Sí puedo decir que, desde el punto de vista ético, tenemos que preocuparnos por el desarrollo de la autonomía, que en el caso de los niños y de los adolescentes está muy debilitada y, por tanto, merece especial protección. Tenemos que empoderarlos para que sean capaces de darse cuenta de qué es lo que les está dañando. Y, por supuesto, hay que trabajar con sus padres, con las familias y con todos los grupos que pueden estar teniendo una parte de responsabilidad, como las empresas que fabrican estos productos. También hay que trabajar con los profesionales sanitarios, que pueden aconsejar la mejor manera de actuar, y trabajar en el lado legislativo para ver si esas actuaciones están teniendo efecto o no y, por tanto, reconducirlas.

Yo creo que, como mínimo, el hecho de haber hecho este tipo de propuestas ya es un paso y, en ese sentido, lo valoro. Pero tenemos que seguir supervisándolas y preocupándonos por la protección de las capacidades de los niños.

Siurana asegura que, siendo funcionario, siempre ha escogido la atención en la sanidad pública:

Siurana asegura que, siendo funcionario, siempre ha escogido la atención en la sanidad pública: "Es una apuesta personal".


El Comité de Bioética de España ha publicado recientemente un informe analizando el Espacio Europeo de Datos Sanitario. Entre otras cosas, se destacan las excepciones previstas para compartir esos datos en investigación o en casos de pandemia. ¿Son suficientes las medidas previstas por Bruselas para proteger la información incluida en el big data sanitario?

La verdad es que la creación del Espacio Europeo de Datos de Salud es también un avance muy importante y muy necesario. Hay que tener en cuenta que Europa necesita coordinarse cada vez más para buscar la eficiencia en el tratamiento de sus pacientes. El hecho de que nosotros podamos usar adecuadamente en un país los datos de un paciente que se han recogido en otro país va a poder reducir muchos gastos. Se calcula que, en los próximos diez años, se van a poder reducer unos 11.000 millones de euros solamente en todo lo que actualmente está suponiendo tener que hacer nuevas pruebas, porque no tenemos todavía información suficiente de los pacientes que son tratados en diversos lugares de Europa.

El punto ético fundamental es cómo vamos a saber que se está supervisando adecuadamente el control de acceso y de uso de esos datos. En ese sentido, se van a crear organismos específicos para comprobar que el acceso a datos cumple con la normativa del espacio europeo. También hay que decir que, aunque ya se ha aprobado y ha entrado en vigor a finales de marzo, el reglamento tiene un proceso de implementación y va a tardar prácticamente cuatro años en empezar a funcionar. Tenemos cuatro años para ir adaptándonos y, en ese proceso, es donde nosotros hemos querido poner el punto. Una de las responsabilidades actuales de los comités de Ética de la investigación es ver cuándo se va a hacer un uso secundario de esos datos, como, por ejemplo, investigación, educación y fomento de programas de salud pública.


"Es bueno que los profesionales de la salud vayan a poder explicar qué significa el uso secundario de datos, porque pueden ser muy beneficiosos"



Pero lo importante es que nosotros seamos capaces, como ciudadanos, de tener un control sobre esos datos, y ahí está también otra novedad: hasta ahora no existía la capacidad que se le va a dar a los ciudadanos y ciudadanas de poder ejercer un mayor control sobre sus propios datos, de poder acceder a su propia historia clínica e incluso introducir algún dato que considere relevante. Pero también la posibilidad de decir yo no quiero que estos datos sean utilizados, por ejemplo, para investigación o para cualquier otra cosa, es decir, el derecho a que tus datos sean excluidos de un uso secundario. También es bueno que los profesionales de la salud vayan a poder explicar adecuadamente qué significa el uso secundario de datos, porque pueden ser muy beneficiosos siempre que se controlen adecuadamente, y en ese control adecuado va a ser muy importante la regulación que vamos a tener que hacer en los próximos cuatro años a nivel español.

La reorganización de nuestras instituciones y nuestros comités va a ser muy importante. Los comités de Ética de Investigación ya están bastante saturados, y tener que certificar que los datos van a ser usados de acuerdo a lo que establece el Espacio Europeo es una tarea adicional para la que habrá que formarse y establecer unas formas de actuación. Lo que entendemos nosotros es que habrá que buscar la coordinación entre los comités de Ética de Investigación y los organismos de acceso a datos.

Cambiando de tercio, en los últimos meses se han conocido al menos dos casos en España de personas que, aun contando con informes favorables, han visto frenadas sus eutanasias por oposición judicial de familiares. A cuatro años de la aprobación de la ley de eutanasia, ¿qué está fallando para que se estén dando estas situaciones?

Nosotros tenemos que ser respetuosos con las leyes que aprueba un Estado democrático de Derecho como el nuestro y con la autonomía de las personas, que es uno de los derechos fundamentales reconocidos en nuestro ordenamiento jurídico. Puesto que tenemos una ley que ya regula la eutanasia, el hecho de que haya casos en los que no se lleve a efecto aunque ya se hayan cumplido los plazos y procedimientos reglados, es algo que tiene que trabajarse no sólo desde el punto de vista jurídico, sino, principalmente, desde el punto de vista ético. ¿Por qué? Porque lo que hay detrás es, muy probablemente, una visión de lo que es lo correcto por parte de algunas personas que hacen que se pongan ciertas trabas en el desarrollo.

Llama mucho la atención, por ejemplo, que, en una comunidad autónoma como Cataluña se estén haciendo prácticamente casi la tercera parte de todas las eutanasia de nuestro país. ¿Qué significa esto? Pues que, dependiendo de la sensibilidad que pueda haber en los organismos encargados de tramitar las solicitudes, algunos casos parece que van más rápido y otros, que van más despacio. Y, ¿por qué ocurre esta diferencia? Aquí le hablo a título personal. El trasfondo es una idea que he comentado al principio: tenemos que trabajar el respeto a las ideas de las personas. Estamos demasiado atascados en pensar que yo tengo la razón, que lo que yo pienso es lo correcto, lo justo y lo adecuado, y no hemos hecho el esfuerzo por comprender a la otra persona.

Casos como los que usted me está contando que se están produciendo, en los que una persona claramente había expresado su voluntad, finalmente se detienen no por el respeto a la voluntad de la persona, sino porque uno pone por delante su propia ideología y su propia manera de ver las cosas. Y esto es lo que yo decía al principio que es lo que socava la democracia. Es un ejemplo más entre muchísimos que podemos poner. Al final, la propia sociedad va a estar más en riesgo de lo que imaginamos.

Entrevista a Juan Carlos Siurana por Zoom en las instalaciones de Redacción Médica.

Entrevista a Juan Carlos Siurana por Zoom en las instalaciones de Redacción Médica.


Y, ¿cree que el hecho de que España no cuente con una Ley de Cuidados Paliativos, como se reivindica desde algunos grupos políticos, es una deuda histórica de España?

Una cosa no quita la otra. Podemos tener una Ley de Eutanasia, que ha sido aprobada por los procedimientos parlamentarios establecidos, y, por supuesto, una Ley de Cuidados Paliativos. Si usted me está preguntando si, con los mejores cuidados paliativos, la gente dejaría de pedir la eutanasia, no le puedo decir que eso vaya a ser necesariamente así. Sí es cierto que esa Ley de Cuidados Paliativos hace falta, porque hay pacientes incurables que necesitan en sus cuidados el mismo esfuerzo, eso que llamamos a veces la adecuación del esfuerzo, para que, cuando llegue el momento de la dimensión paliativa, se puedan sentir lo mejor posible desde el punto de vista personal, emocional, psicológico, mental y físico.

Cuanto antes tengamos una Ley de Cuidados Paliativos, mejor, porque la población tiene la necesidad de que esos cuidados sean de la mayor calidad posible. Y no digo que no lo sean, pero, todo lo que lleve a mejorarlos y a regularlos, mucho mejor.


"Podemos tener la Ley de Eutanasia y, por supuesto, de Cuidados Paliativos"



Vox presentó recientemente en el Senado una moción para pedir una ley que prohíba la inscripción obligatoria de profesionales sanitarios en registros de objetores de conciencia frente al aborto, y lo hizo días después de que la Cámara tumbara una propuesta del PSOE para garantizar la seguridad y la equidad en la interrupción del embarazo. ¿Cuál es la postura del Comité de Bioética al respecto?

El actual Comité de Bioética no tiene posición al respecto. Cuando hablo del Comité de Bioética me gusta hablar de los documentos que el Comité ha aprobado. En principio, esto no está en agenda porque nos preocupa más el tema de adicción a las pantallas, la soledad no deseada y las catástrofes. Sí que tengo opinión personal al respecto. Aquí vuelve a haber un derecho reconocido en un país democrático, a través de una legislación aprobada en un Parlamento que reconoce el derecho al aborto en condiciones concretas. Hay personas que pueden, a su vez, declararse objetores de conciencia, y tenemos que intentar respetar tanto aquellos que quieren recurrir al aborto como opción que le da la legislación vigente, como aquellos que no quiere practicarlo, porque la objeción de conciencia también es un derecho reconocido jurídicamente. Debemos intentar respetar, es lo que la base de la de la convivencia en las sociedades democráticas.

En el entorno de las suspicaciones, yo no me muevo muy cómodamente. Yo creo que la situación más razonable en un país democrático es que, por un lado, la persona que desea practicar el aborto lo pueda practicar sin que tenga que desplazarse, a lo mejor, 200 kilómetros, y que, por otro, la persona que desee realizar la objeción de conciencia, la pueda realizar. ¿Qué es lo que se critica de los registros? Que se pueda señalar a las personas. Pero, si se hacen las cosas bien, con todas las garantías de protección de datos de las personas que se van a declarar objetores, conseguiremos una situación en la que los dos derechos sean respetados.

El Comité de Bioética sí ha analizado en varias ocasiones los riesgos en torno al acceso equitativo a la atención sanitaria. El Ministerio de Sanidad se propuso como objetivo que entraran en vigor durante esta legislatura tres leyes para reformar el sistema sanitario: la de Universalidad, la de Equidad y Cohesión, y la de Gestión Pública. ¿Cree que esas normativas evitarán esos riesgos de fragmentación del sistema?

Aquí el principio que nos debe guiar es que todo ciudadano debería tener un acceso equitativo al SNS. Es una aspiración que parte de la idea de que todos merecemos dignidad, respeto y la misma consideración como seres humanos, algo que, en la práctica, puede tener dificultades para cumplirse. La primera dificultad, obviamente, tiene que ver con quién accede a la tarjeta sanitaria. Si ya ponemos ciertas trabas a las personas que, por justicia, deberían ya tenerla y, sin embargo, les cuesta conseguirla, por ejemplo, porque tardan en reconocerle su permiso de residencia, entonces tenemos una injusticia.

Hay que observar qué está ocurriendo burocráticamente para impedir que algunas personas que, aunque han venido de otros países, llevan un tiempo suficientemente largo viviendo en España, tengan acceso a la sanidad. Y eso ocurre, entonces es que algo está funcionando mal. Una de las ideas que tiene esta nueva propuesta de universalización es que las personas que inician ya los trámites de residencia puedan empezar a poder hacer uso de los recursos sanitarios mientras esos trámites se van resolviendo.


"Tenemos que intentar curar y cuidar a todos en igualdad de condiciones"



En todo caso, en lo que nosotros llamamos la atención es en la diferencia entre la norma -que todos tenemos acceso a los recursos sanitarios- y la realidad. Existen unos determinantes sociales de la salud que influyen en que tú, dependiendo de la clase social, dependiendo incluso de si eres mujer o si eres hombre, dependiendo de la edad, dependiendo de la etnia y del territorio, tengas más facilidades o menos de acceso a la asistencia sanitaria. Nuestro estado de salud depende más del código postal que del código genético. Hay barrios en ciudades españolas en los que la esperanza de vida es diez veces menor que la de otros barrios. Si en la misma ciudad, dependiendo del barrio en el que vives, tu expectativa de vida es menor, ¿qué está fallando? Tenemos que intentar prevenir enfermedades, prevenir lesiones, aliviar el dolor, aliviar sufrimiento, curar y cuidar a todos en igualdad de condiciones.

Además, tenemos el hecho de que las mujeres tienen más problemas que los hombres de salud mental, por ejemplo, porque soportan mucho más la carga del cuidado de las personas mayores. Esta situación requiere también una educación mucho más igualitaria, para que tanto hombres como mujeres asuman esos cuidados. Tampoco es lo mismo una persona que ha sido atendida en un hospital y que cuenta con un apoyo familiar, que una persona que no tiene ese apoyo. Y, por ejemplo, si se implanta la telemedicina universal pero hay gente que no tiene ordenador en casa ni recursos electrónicos, también va a suponer una desigualdad. Estas cosas no las soluciona una ley que simplemente diga que todos tenemos igualdad de acceso a los cuidados de salud. Las normas previstas creo que van en la buena dirección, pero tienen que complementarse con una sensibilidad ética de la población.

¿Comparte la recomendación de la Airef de traspasar progresivamente a la sanidad pública a los mutualistas de Muface o considera que ello dificultaría el acceso equitativo a un sistema que, entre otras cosas, ya cuenta con largas listas de espera?

Esta es una cuestión muy puntual, y una de las cosas que queremos transmitir del Comité es la importancia de que, cuando uno da una opinión, esté bien fundada. Yo puedo darle una vision muy general del tema: creo que es muy importante que un país fortalezca su sistema público de sanidad. Es muy llamativo que otros países que han fomentado el sistema privado estén gastando más en el sistema público que países como España. Un sistema público en el que se busca la eficiencia y la gestión adecuada de los recursos, y en el que se forma adecuadamente a los profesionales sanitarios para que esos servicios sean de calidad, es un valor incalculable para una sociedad. Mi perspectiva es todo aquello que fortalezca al sistema público es un camino adecuado, un camino en el que las personas, independientemente de los recursos que tengan, puedan acceder a una atención sanitaria de calidad.

Sobre la cuestión concreta de los mutualistas de Muface: yo soy funcionario y siempre he estado en la en el sistema público. Es una apuesta personal. No quiero herir con esto ninguna sensibilidad: para mí, todo lo que sea fortalecer el sistema público es bienvenido. Y, por supuesto, en todo caso, cuando se tomen decisiones de este tipo, también se ha de ser sensible a la trayectoria de los mutualistas y de los que han estado trabajando por el bien de la sanidad desde su perspectiva. Todo lo bueno que se haya hecho, por ejemplo, desde el mundo empresarial, que aporta mucha riqueza, tiene que ponerse en valor, compartirse, reforzarse y premiarse. Pero el Estado de Bienestar se basa en la educación, en la sanidad, en los servicios sociales y en las pensiones. Esos cuatro pilares son la base de una cierta tranquilidad de toda la población.
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