MADRID, 31 (EUROPA PRESS)
Un equipo del Instituto Terasaki de Innovación Biomédica (TIBI), en Los Ángeles (Estados Unidos), ha desarrollado un prototipo de lente de contacto diseñada específicamente para prevenir la sequedad ocular inducida por lentes de contacto.
La lente alivia esta afección facilitando el flujo de lágrimas en respuesta al parpadeo normal del ojo. Este enfoque puede aliviar las molestias, el deterioro visual y el riesgo de inflamación que sufren millones de usuarios de lentes de contacto aquejados de esta sequedad.
De los 140 millones de usuarios de lentes de contacto de todo el mundo, entre el 30 y el 50 por ciento padece este problema. El problema surge del flujo insuficiente de lágrimas desde la superficie exterior de la lente de contacto hasta la superficie situada detrás de la lente. Esto provoca una evaporación excesiva de la lágrima.
Los tratamientos actuales para esta afección incluyen gotas rehumectantes, geles o lubricantes, sustitución más frecuente de la lente o cambios en el material de la lente. También existen tratamientos para los párpados, como masajes y compresas calientes. En los casos más graves, puede recurrirse a la estimulación física de las glándulas lagrimales, así como al uso de tapones lagrimales, dispositivos que se insertan en los conductos lagrimales para bloquear el drenaje. La eficacia de estos tratamientos varía; sin embargo, también pueden producirse acumulaciones potencialmente perjudiciales de fármacos en el organismo, y los métodos no fáciles de usar contribuyen al incumplimiento por parte del paciente.
También ha habido intentos anteriores de utilizar lentes de contacto para tratar el síndrome del ojo seco, como las lentes recubiertas de grafeno diseñadas para minimizar la pérdida de humedad y las lentes autohidratantes estimuladas con electrodos metálicos. Pero estos métodos son costosos y poco prácticos y pueden comprometer la seguridad y comodidad del paciente.
El planteamiento del equipo TIBI utiliza un diseño de lente de contacto que incorpora microcanales para facilitar el movimiento y flujo de la lágrima, de modo que se pueda evitar el ojo seco. Este flujo puede conseguirse mediante la presión aplicada por el parpadeo normal del ojo, de modo que no se necesitan dispositivos externos.
Para fabricar su prototipo de lente de contacto, el equipo utilizó un método que ahorra tiempo: su molde de lente estaba hecho de una mezcla de polímeros de silicona; esto permitía retirar fácilmente la lente fundida en él doblando suavemente el molde. Los métodos anteriores requerían doce horas de remojo en agua caliente para retirar la lente. Con este método se obtuvieron microcanales lisos de gran calidad y lentes treinta veces más finas que las anteriores. Se utilizó un dispositivo a medida para fabricar depósitos en los extremos de cada microcanal para la entrada y salida de líquidos.
También se utilizaron técnicas innovadoras para encapsular los microcanales en un conjunto tipo sándwich bajo una capa de lente de recubrimiento. Al principio, la preparación de las dos superficies de la lente para una unión más fuerte deshidrataba las lentes, lo que provocaba que se curvaran. Este problema se solucionó fijando las dos lentes a unos soportes mediante un pegamento soluble en agua. Esto no sólo permitía una unión más uniforme de las lentes, sino que también las protegía de posibles daños.
Tras someter las lentes de microcanal encapsuladas a rigurosas pruebas de estabilidad y estanqueidad, las sometieron a una serie de experimentos con un dispositivo diseñado por el equipo para simular un párpado parpadeante. Este dispositivo se integró en el prototipo de lente para crear una presión artificial del párpado sobre la lente con el fin de estimular el flujo lagrimal.
Tras varios experimentos, una configuración que demostró su eficacia fueron los microcanales de sección cuadrada dispuestos en un novedoso patrón circular en la superficie de la lente; esto era compatible con la función y la curvatura de la lente y permitía un flujo de líquido óptimo.
El equipo demostró una prueba de concepto que validaba la capacidad de su lente para guiar el flujo lagrimal desde la superficie de la lente hasta la parte inferior de la misma para combatir el síndrome del ojo seco. El equipo cuantificó estos flujos y determinó que estaban impulsados por niveles de baja presión como los del parpadeo normal. Podrían idearse nuevos experimentos para probar estas lentes en modelos animales y en pacientes.
"Los métodos inventivos que ha empleado nuestro equipo aportan una solución potencial para millones de personas", ha declarado Ali Khademhosseini, director y consejero delegado de TIBI. "Tenemos la esperanza de poder ampliar nuestros esfuerzos para llevar esta solución a buen puerto", añade.