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23 nov. 2020 13:51H
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MADRID, 23 (EUROPA PRESS)

Cada vez hay más pruebas de que el tejido adiposo juega un papel clave en el agravamiento de COVID-19. Una de las teorías que se están investigando es que las células grasas (adipocitos) actúan como reservorio del SARS-CoV-2, el virus que provoca COVID-19, y aumentan la carga viral en los individuos obesos o con sobrepeso. Los científicos también sospechan que durante la infección los glóbulos grasos liberan en el torrente sanguíneo sustancias que potencian la reacción inflamatoria desencadenada por el virus en el organismo.

Estas hipótesis están siendo investigadas por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (Brasil). "Una tormenta de citoquinas que resulta en una inflamación sistémica similar a la sepsis se produce en algunos pacientes graves de COVID-19. Creemos que estos factores inflamatorios provienen del tejido adiposo. Se ha demostrado que cuando los adipocitos se expanden demasiado, pueden causar inflamación en todo el cuerpo, incluso en el cerebro", explica la líder de esta investigación, Marilia Cerqueira Leite Seelaender.

Su grupo de investigación analizó muestras de tejido adiposo obtenidas de las autopsias de personas que murieron a causa del COVID-19, y también de pacientes infectados que tuvieron que ser sometidos a una cirugía de emergencia en el hospital de la universidad por apendicitis u otras razones no relacionadas con la infección viral. Los resultados preliminares confirmaron que el virus puede encontrarse en las células grasas, cuyas membranas son ricas en ACE-2, el principal receptor utilizado por el virus para invadir las células humanas. Los investigadores aún no han confirmado que una vez que ha invadido los adipocitos, puede permanecer allí el tiempo suficiente para replicarse en su interior.

Los hallazgos preliminares también sacaron a la luz un cambio en el patrón de secreción de exosomas en el tejido adiposo de las personas infectadas. Los exosomas son vesículas extracelulares, comparables a pequeñas burbujas, liberadas por las células en el torrente sanguíneo con proteínas y otros tipos de moléculas de señalización. Es uno de los mecanismos por los que se intercambia información entre los diferentes tejidos a medida que el cuerpo se adapta a los cambios de su entorno.

Entre los objetivos de la investigación se incluye si la infección por el SARS-CoV-2 hace que los adipocitos liberen más exosomas que contienen factores inflamatorios. Hasta ahora se ha demostrado que el número de vesículas liberadas en el torrente sanguíneo sí aumenta. Los investigadores analizarán ahora el contenido de estas vesículas circulantes, así como las que permanecen dentro de las células. También planean investigar las vías inflamatorias presumiblemente activadas por estas moléculas.

"Primero asumimos que a medida que una persona engorda, su tejido adiposo se vuelve hipóxico, lo que significa que la persona tiene menos oxígeno disponible. La hipoxia es en sí misma una causa de inflamación, por lo que una de las cosas que queremos investigar es si COVID-19 causa hipoxia en los adipocitos", señala Seelaender.

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