MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Científicos de Scripps Research Institute (Estados Unidos) han analizado ciertos cambios en el cerebro que pueden ser responsables del abuso de alcohol entre las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT). En estudios con roedores, los investigadores encontraron que los hombres y las mujeres exhiben sus propios síntomas y características cerebrales distintivas del TEPT y del trastorno por consumo de alcohol. Estas diferencias no se suelen tener en cuenta en los estudios de laboratorio, pero podrían dar lugar a tratamientos clínicos más eficaces.
Los hallazgos, publicados en la revista científica 'Molecular Psychiatry', también presentan un nuevo modelo para identificar los biomarcadores que pueden indicar que una persona con TEPT tiene más probabilidades de desarrollar el trastorno por consumo de alcohol.
"Tener TEPT aumenta significativamente el riesgo de desarrollar el trastorno por consumo de alcohol, ya que los individuos utilizan el alcohol para hacer frente al estrés y la ansiedad. Sin embargo, la biología subyacente de los trastornos comórbidos generalmente no se comprende bien. Esperamos que nuestro nuevo conocimiento de los cambios específicos del sexo en el cerebro ayude a impulsar el desarrollo de tratamientos más específicos", explica el líder del estudio, Dean Kirson.
El estudio examinó el comportamiento, los patrones de sueño, las respuestas inmunológicas inflamatorias y los niveles de un neurotransmisor conocido como GABA (abreviatura de ácido gamma-aminobutírico), que reduce la ansiedad y aumenta los sentimientos de relajación y es una característica común de la dependencia del alcohol.
Tanto en ratas macho como hembra, el estrés traumático y el alcohol exacerbaron otras conductas comunes en el TEPT, como las reacciones de sobresalto por evasión social y el comportamiento defensivo. Aquellos que fueron identificados como "vulnerables a la bebida" antes del trauma mostraron con mayor fuerza la evasión de lugares con reminiscencias de traumas.
Sin embargo, los científicos notaron diferencias claves en cómo se comportan los hombres y las mujeres después de un trauma y vieron patrones marcadamente diferentes en las señales del GABA. Por ejemplo, los hombres mostraron un aumento de la función del receptor GABA, mientras que las mujeres mostraron un aumento de la liberación de GABA.
"Esto puede ser importante porque hay una creciente conciencia de que los medicamentos podrían tener potencialmente diferentes niveles de eficacia en los pacientes masculinos y femeninos, y la comprensión de la biología que explica por qué existen estas diferencias podría mejorar los resultados", señalan los investigadores.
El equipo también encontró que los varones exhibían un biomarcador de base inmune (pequeñas proteínas conocidas como citoquinas, que son secretadas por las células inmunes) que determinaba la vulnerabilidad al trastorno por consumo de alcohol. Las mujeres no lo hicieron.
"Identificamos perfiles de citoquinas específicas, muchas de ellas no relacionadas previamente con comportamientos de estrés, que se relacionaban fuertemente con malos resultados de consumo de alcohol", apuntan.