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28 dic. 2020 12:45H
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MADRID, 28 (EUROPA PRESS)

El 73 por ciento de los adultos con diabetes tipo 1, y el 67 por ciento de los padres con niños que la padecen, prefieren administrarse la insulina inmediatamente antes o después de las comidas; en concreto, el 42 por ciento de adultos y el 44 por ciento de los padres prefiere administrarse la insulina antes, y el 31 por ciento de adultos y el 23 por ciento de los padres lo prefiere justo después.

Esta ha sido una de las conclusiones de la encuesta internacional 'The burden of mealtime insulin dosing in adults and children with type 1 diabetes', desarrollada por Novo Nordisk. Su objetivo ha sido evaluar las actitudes, comportamientos y el impacto general de la dosificación de insulina en bolo antes de las comidas (15-20 minutos), tanto desde la perspectiva de los pacientes como de los médicos.

Por su parte, los médicos encuestados también coinciden con los pacientes, ya que el 91 por ciento piensa que la administración de la insulina entre 15-20 minutos antes crearía una carga adicional en su vida diaria, algo que también cree el 82 por ciento de los adultos y el 93 por ciento de los padres.

Como explica el doctor Cristóbal Morales, que ha participado en el desarrollo de dicha encuesta como responsable del Hospital de Día y Unidad de Investigación de Diabetes del Hospital Universitario Virgen Macarena, la glucemia postprandial, es decir, los niveles de azúcar después de las comidas, es una parte importante de la glucemia total (HbA1c). "En general, permanecemos más del 60 por ciento del tiempo en periodo prandial, por lo que controlar los niveles de azúcar en sangre tras la ingesta de alimentos es clave en el tratamiento de las personas con diabetes, a fin de conseguir los objetivos glucémicos y prevenir complicaciones asociadas a esta patología".

IMPACTO EN LA CALIDAD DE VIDA

Sin embargo, todavía hay muchos pacientes que no consiguen controlar los niveles de azúcar tras las comidas. En este sentido, para lograrlo y mejorar también su calidad de vida, un alto porcentaje de los participantes en el estudio, esto es, el 67 por ciento de adultos frente a un 72 por ciento de los padres, han afirmado que lo mejor es poder realizar esta rutina diaria justo antes o después de las comidas.

En palabras del doctor Morales, "prefieren hacerlo justo antes por miedo a tener una hipoglucemia o por no saber exactamente cuánto o qué se va a comer, perdiendo una oportunidad de mejora de su control glucémico y, más en concreto, de sus picos posprandiales". Como continúa este experto, "los análogos de insulinas rápidas actuales exigen, salvo circunstancias concretas, inyectarse 15 minutos antes, frente a las insulinas humanas regulares que suele ser 30 minutos antes". Asimismo, añade que también "está el caso de 'faster aspart', que permite inyectarse justo en el momento de la ingesta, dos minutos antes de empezar a comer, con la posibilidad de administrarse hasta 20 minutos después".

EL DESAFÍO DE DOSIFICAR LA INSULINA

La encuesta ha dejado también constancia de que a las personas con diabetes no solo deben ser enseñadas a comer correctamente, sino también a ajustar la dosis de insulina en función de lo que van a comer. En este sentido, más del 90 por ciento ha afirmado que esto les supone un desafío, lo que han corroborado todos los médicos.

Así, en la encuesta también se pone de manifiesto que el 70 por ciento de los adultos y el 81 por ciento de los padres no prevén bien lo que van a comer. En consecuencia, más de una vez a la semana deben tomar medidas correctivas, ya sea comiendo más o administrándose más dosis de insulina (el 68 y 79%, respectivamente). A pesar de estos comportamientos, casi todos (96% adultos y 94% padres) han comprendido la importancia de administrar la insulina con precisión, considerándolo muy o bastante importante. No obstante, pocos adultos (35%) y padres (47%) se han sentido seguros al estimar de forma precisa la insulina requerida.

Por eso, el doctor Cristóbal Morales destaca que "medir la glucemia posprandial es muy importante". Sin embargo, continúa, por falta de información, dejadez, cansancio u olvido en otros casos, "aún hay un alto porcentaje que no mide sus niveles de insulina". Mientras que si una persona con diabetes observa cómo una determinada comida en una cantidad concreta le sube el azúcar puede así ajustar mejor la dosis de insulina antes de la próxima comida.

Por tanto, insiste en que "es necesario aumentar el conocimiento e interés de los profesionales sanitarios y las personas con diabetes sobre el control de la glucemia después de las comidas, porque afecta positivamente a los niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1c) eliminando picos y valles glucémicos y, en consecuencia, mejorando la calidad de vida de las personas con diabetes", ha concluido el especialista.

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