MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
Los alimentos conocidos saben mejor, pero si se sabe de dónde vienen y cómo se hacen, esta sensación mejora, según han demostrado nuevas investigaciones realizadas por el Future Consumer Lab de la Universidad de Copenhague (Dinamarca).
Esta investigación, publicada en la revista 'Food Quality and Preference', se llevó a cabo en Indonesia con la participación de jóvenes indonesios que valoraron las versiones modernas y tradicionales del tempe, que tiene una larga tradición en la cocina indonesia y consiste en granos fermentados con un tipo de hongo.
Tempe es un alimento sostenible por varias razones. Estas legumbres fijan el nitrógeno del aire y, por lo tanto, se pueden cultivar de forma eficiente sin la aportación de fertilizantes nitrogenados, al mismo tiempo que mejoran el suelo para otros cultivos. El tempe tiene un alto contenido de proteínas, y durante la fermentación se forma vitamina B12, que de otra manera se obtiene predominantemente de productos de origen animal. Durante siglos, el tempe ha sido una importante fuente de proteínas en Indonesia y el resto del mundo podría beneficiarse de este alimento, que a menudo se puede hacer con productos locales.
Los investigadores dejaron que los jóvenes juzgaran el sabor de 5 versiones modernas y 4 tradicionales de tempe. A los jóvenes les gustaban las versiones modernas, siempre y cuando solo tuvieran en cuenta el sabor. Pero cuando los investigadores proporcionaron información sobre los antecedentes de las diferentes versiones de tempe, cambiaron tanto el sabor como el gusto de las versiones tradicionales.
"Cuando se les dijo a los jóvenes que el tempe que tenían delante estaba hecho con ingredientes locales y métodos de producción tradicionales, la información hizo que los productos tuvieran un sabor significativamente mejor. Sabemos por otras investigaciones que realmente nos gusta el sabor de algo que podemos reconocer y, por lo tanto, no es sorprendente que a los jóvenes indonesios les gusten más las versiones modernas del tempe, ya que son simplemente estas versiones las que mejor conocen", explica uno de los investigadores del estudio, Michael Bom Frost.
El tempe tradicional está siendo sustituido por las versiones modernas, producidas industrialmente, que tienen un sabor más estandarizado, lo que, según los investigadores, es una de las razones de este resultado. Investigaciones anteriores también han demostrado que la narrativa de un alimento puede influir en el sabor del plato, pero esta investigación ha demostrado específicamente que era el orgullo de un plato tradicional con raíces profundas en la propia cultura de los participantes y hecho de productos locales lo que hacía que el alimento tuviera mejor sabor.