Enrique Pita / Imagen: Miguel Ángel Escobar. Madrid
El sistema sanitario español será sostenible cuando use la tecnología para ser más eficiente y no solo para mejorar resultados en salud, algo que no ha ocurrido en las últimas dos décadas, según ha reconocido el presidente de la Fundación Tecnología y Salud, Javier Colás, durante la jornada ‘Economía de la salud y mejora de los procesos’ organizada por la propia fundación y por la Real Academia Nacional de Medicina (RANM). “Estamos ante la hora de la verdad, ya que si no se logra la eficiencia no se podrá sostener el sistema sanitario público”, ha señalado Colás, que ha apostado también por un modelo en el que la educación para la salud, por su impacto en el gasto, y el compromiso de los profesionales jueguen un papel importante.
De izquierda a derecha: Álvaro Hidalgo, director del seminario de Investigación de Economía y Salud de la UCLM y presidente del Instituto Max Weber; Javier Colás, presidente de la Fundación Tecnología y Salud; Luis Pablo Rodríguez, académico de número de la RANM, y José Luis Carreras Delgado, académico de número de la RANM y catedrático de Medicina Nuclear de la Universidad Complutense de Madrid.
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En este sentido, José Luis Carrera, académico de la RANM, ha destacado que el valor que aporta la tecnología no se ciñe solo a aspectos como prolongar la vida de los pacientes o mejorar su calidad de vida, sino que también, “y los médicos deben ser conscientes”, a su capacidad para reducir costes y mejorar la eficiencia. Sin embargo, en los últimos años el incremento de los niveles de obsolescencia de los equipos de alta tecnología de los hospitales españoles supone un riesgo, y ha recordado que “la renovación de equipos tiene un impacto importante en los procesos clínicos, y para ello es necesario tener en cuenta criterios de amortización realistas y planes plurianuales de innovación y renovación, así como un mantenimiento adecuado que palie esa obsolescencia”. En definitiva, en opinión del también catedrático de Medicina Nuclear de la Universidad Complutense, “la innovación debe ser integrada y alineada con la necesidad de más eficiencia”.
De hecho, tal y como ha recordado el director de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto de Salud Carlos III, Antonio Sarria, la clave de la innovación es ofrecer soluciones a los problemas de salud de los ciudadanos dando respuesta a una necesidad no cubierta, pero mucho mejor será si va un paso más allá y además mejora la eficiencia o el coste efectividad, y ha reconocido que es posible que en algunos casos se hayan incorporado innovaciones que no lo fueran tanto y se haya trasladado a los proveedores del sistema sanitario que el SNS “lo absorbe todo”.
La secretaria general de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), Margarita Alfonsel, y el director gerente del Hospital Clínico San Carlos, José Soto.
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“Es indispensable que la eficiencia sea eje en la toma de decisiones en el Sistema Nacional de Salud”, ha advertido Álvaro Hidalgo, director del Seminario de Investigación de Economía y Salud de la Universidad de Castilla-La Mancha. En su opinión, el gasto sanitario per cápita, que hoy ya está a niveles de 2007, seguirá decreciendo en los próximos años, y es en ese contexto de recursos limitados, pero con mayores necesidades de salud, cuando la eficiencia es más importante y, en el caso de la tecnología, se hace necesario priorizar aquellas que aporten más a esa eficiencia, para lo que es necesario avanzar en la evaluación de estas tecnologías, además de en otros aspectos como la organización de la atención o la financiación de los propios sistemas sanitarios. En definitiva, Hidalgo ha concluido que, aunque no sea el único criterio, “si no se introduce de forma sistemática la eficiencia, no solo en la evaluación de la tecnología, sino en la evaluación de la gestión del propio sistema, no lograremos que sea viable”.
Por su parte, José Soto, director gerente del Hospital Clínico San Carlos, ha reclamado un pacto por la innovación, pero también por la introducción y la gestión de la innovación. “Tenemos que acordar en qué, dónde, cuándo lo hacemos y cuánto dinero dedicamos para, por lo menos, renovar la tecnología ya existente”, ha señalado.
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