Redacción. Madrid
El ‘top 10’ que elabora cada año el Instituto ECRI acerca de los principales riesgos de la tecnología sanitaria en el entorno hospitalario señala a la higiene del material endoscópico como principal peligro; en segundo lugar aparecen, una vez más, los fallos en los sistemas de alarmas.
Jesús Lucinio Manzanares,
presidente de la Seeic.
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En efecto, los primeros puestos del ‘Top 10 Technology Hazards’ para 2016 se corresponden con una inadecuada limpieza y esterilización de los endoscopios, y con los posibles fallos en las alarmas clínicas, que ya ocuparon el primer puesto en la edición anterior de este ránking.
Dichos fallos se pueden producir cuando las alarmas no son detectadas por los dispositivos médicos; cuando son detectadas, pero no son bien comunicadas al personal sanitario; o cuando son bien comunicadas, pero no correctamente abordadas por dicho personal. Asimismo, una inapropiada ventilación asistida, particularmente, en pacientes que se encuentran en cuidados intensivos, es otro de los peligros que vuelve a poner de manifiesto el Instituto ECRI.
El actual informe pone de manifiesto potenciales complicaciones no recogidas hasta el momento en este listado, como puede ser la falta de un seguimiento eficaz de los pacientes postoperatorios que están recibiendo fármacos opioides –como morfina, hidromorfona o fentanilo–. Así, estos pacientes se encuentran en situación de riesgo por una posible depresión respiratoria provocada por los fármacos, hecho que puede conducir a una lesión cerebral por anoxia o a la muerte.
La telemedicina es otro de los aspectos recogidos en el Top 10, concretamente, la vigilancia inadecuada de pacientes monitorizados en remoto. Un ejemplo concreto de ello es la creencia incorrecta de que, a través de estos sistemas, se pueden detectar todas las potenciales arritmias letales.
Por otro lado, el Instituto ECRI estima que, aproximadamente, el 70 por ciento de los accidentes producidos por un dispositivo médico se pueden atribuir a un error del usuario o a una técnica incorrecta en su uso. Sin embargo, muchos de estos incidentes podrían evitarse si los usuarios hubieran contado con un mayor y mejor conocimiento sobre las instrucciones de manejo del dispositivo.
Los últimos puestos del informe los ocupan potenciales peligros provocados por una posible falta de coordinación entre la configuración de los sistemas informáticos y el flujo de trabajo; el uso poco seguro de inyecciones, así como de cámaras gamma, cuyo contenido, de ser movido o derramado sobre el paciente o el personal sanitario, puede ocasionar daños significativos.
La importancia de profesionales cualificados
Desde la Seeic han incidido en que, “ante la información recogida por el Instituto ECRI en este informe, el sistema sanitario debe concienciarse de que cada vez es más prioritario velar por el uso correcto de la tecnología en aras de una atención sanitaria segura y de calidad. Para ello, deben tomarse las medidas oportunas, que pasan por la cualificación profesional, la disposición de medios adecuados, la realización de verificaciones, así como mayores controles de seguridad”.
Así, Manzanares Pedroche recuerda que “es fundamental que todas las decisiones enfocadas hacia el correcto control, aprovechamiento y uso de los recursos tecnológicos sanitarios y sus sistemas, así como fungibles asociados (Psani o Producto Sanitario Activo No Implantables), residan en los Servicios de Electromedicina e Ingeniería Clínica. De hecho, estos servicios deben desempeñar un papel estratégico en el organigrama de los centros sanitarios con el fin de velar por la seguridad del paciente y del equipo clínico y asistencial”, ha remachado.
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