Nicomedes Fernández-Baíllo.
Como un gato hidráulico levantando una rueda, la
cifoplastia 'eleva' las vértebras fracturadas para que se puedan cementar adecuadamente. Este procedimiento, que se plantea como alternativa al tratamiento de la
osteoporosis, "
reduce el dolor" y "
mejora la calidad de vida" de los pacientes de forma "
casi inmediata", ofreciendo
mejores resultados que los tratamientos más conservadores, también en mortalidad a largo plazo.
Nicomedes Fernández-Baíllo, traumatólogo y cirujano del
Hospital HM Sanchinarro, explica que la cifoplastia es "una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que se utiliza para el
tratamiento de las fracturas vertebrales por osteoporisis cuando son dolorosas". Para realizar este procedimiento "se introduce por un mínimo orificio en la piel una cánula y a través de ella un balón que se hincha con el fin de levantar la vértebra hundida". Una vez levantada la vértebra, "en la cavidad creada se introduce un cemento acrílico que al endurecer soporta la altura de la vértebra controlando su hundimiento y el dolor que causa la fractura", detalla el especialista.
Mayor expectativa de vida
En todo caso, la importancia de esta técnica no solo radica en los
buenos resultados que ofrece para los pacientes de forma individual, sino en los
resultados globales de mortalidad a largo plazo. "Un reciente estudio sobre dos millones de pacientes realizado en EEUU indica que la mortalidad en el primer año tras la fractura es un
55 por ciento mayor en los pacientes sometidos a tratamiento conservador que en los sometidos a
cifoplastia y, en el seguimiento a 10 años esta mortalidad es un 24 por ciento mayor en los sometidos a tratamiento conservador frente a aquellos en los que se realizó cifoplastia", explica Fernández-Baíllo.
"La cifoplastia proporciona una mayor expectativa de vida"
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"Con esto podemos decir que la cementación vertebral en pacientes con fractura por
osteoporosis proporciona una mayor expectativa de vida que en aquellos que sólo se someten a tratamiento coservador", indica. "Añadido a esto debemos decir que la
mejoría del cuadro doloroso y la vuelta a la vida más activa es casi inmediata en los pacientes en los que se realiza cifoplastia mientras que los que se someten a tratamiento conservador tardan en alcanzar este nivel de reincorporación a su vida normal varios meses e
incluso un año".
No obstante, pese a las ventajas de este procedimiento, "no todos los profesionales médicos tienen muy claras sus
indicaciones", aunque "los pacientes, gracias a la información de la red y a diversos programas divulgativos", sí que suelen conocer este procedimiento. "La dificultad está en la
valoración correcta de la lesión y la indicación de su utilidad", matiza.
Además, aunque "no se puede cuantificar la calidad de vida en valores económicos", Fernández-Baíllo señala que "si tenemos en cuenta el
menor consumo de analgésicos, la ganancia de su
autonomía previa, la menor necesidad de cuidados y de gastos en cuidadores y el
confort familiar que se consigue podemos asegurar que el coste de la técnica está más que justificado, sobre todo porque se asocia con una
muy baja tasa de complicaciones".
Criterios de selección
Por todo ello, aunque esta técnica
no está infrautilizada, según el especialista, hace falta "
marcar criterios de selección para que su uso sea razonable y no sometamos a más pacientes de los necesarios a una cirugía. Lo más importante es la v
aloración del estado inicial y el seguimiento cercano para ver cuáles tienen criterios de progresión y por tanto, cuáles son los pacientes que se beneficiarían de este procedimiento".
La alternativa, recuerda el traumatólogo, es la
cementación con vertebroplastia, que "es similar pero tiene una
menor seguridad quirúrgica con una alta incidencia de fugas del cemento y, por tanto, mayor probabilidad de complicaciones mayores. La vertebroplastia es más barata en su realización pero menos segura en el procedimiento que la cifoplastia", explica.
"Debemos
hacer ganar confianza al paciente para que vuelva a hacer su vida normal. Quizás sea este el punto más difícil dado que
tras una fractura osteoporótica aparece un temor a que se pueda repetir otro cuadro igual ante un traumatismo vanal o sin traumatismo. Esta sensación de temor es menor si el paciente se ve liberado de los síntomas de manera precoz tras la cementación en contra de lo que ocurre con el tratamiento conservador", concluye.
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