Raquel R. Merlo, responsable del dispositivo del accidente de Covadonga y jefa de la Unidad de Atención a las Urgencias y Emergencias del Servicio de Salud del Principado de Asturias.
La urgencióloga
Raquel R. Merlo ya contaba con experiencia en siniestros múltiples cuando este lunes asumió la responsabilidad del dispositivo sanitario que atendió a los heridos del accidente de autobús en los Lagos de Covadonga. Aunque tiene un amplio bagaje, la médica se encontró con nuevos hándicaps que dificultaron la gestión del incidente, que se saldó con
seis heridos graves, otros seis de menor gravedad y 37 leves. Pese a ellos, pudo atender a las víctimas de forma satisfactoria: "Una viene con cierta experiencia de casa; tienes entrenada la templanza".
Para el desarrollo de este dispositivo se contó con
38 sanitarios capitaneados por Merlo, la jefa de Atención a las Urgencias y Emergencias del Servicio de Salud del Principado de Asturias. La facultativa se muestra satisfecha con el trabajo realizado en una entrevista concedida a
Redacción Médica: "Cuando le pregunté a un compañero cómo se sentía, me respondió que se fue a dormir tranquilo. Para mí es la mejor frase que he escuchado".
Pese a la satisfacción final por el "muy buen trabajo", los primeros instantes no fueron fáciles. La facultativa recuerda que
cuando recibió la noticia sintió "gran inquietud y nerviosismo", pues la primera información que le llegó era que se trataba de un accidente de un vehículo que transportaba a 20 niños. "Imagínate que te llega eso y tienes la responsabilidad de movilizar a todos los medios y tratar a todas esas víctimas pensando que son niños. Es la ansiedad de poder hacer las cosas de la mejor manera posible", relata.
Esos sentimientos se fueron calmando una vez llegó al lugar del accidente y vio que se había cumplido gran parte del
plan de emergencias previamente establecido, es decir, que todo iba "fluyendo" bien. Además, observó que no había ninguna víctima mortal ni potencialmente mortal. "Ahí bajas el nivel. Ves que somos suficientes para tratar lo que tenemos y debemos
buscar la manera de evacuarlos lo mejor posible", explica a este periódico.
Las dificultades añadidas para la atención a los accidentados
Superados los primeros momentos de tensión,
las complicaciones no cesaron para Merlo. "
Lo más difícil para mí fue la comunicación con mi centro coordinador. En toda esa zona se pierde mucho la cobertura. La comunicación era bastante dificultosa", relata. La responsable reconoce que el Principado de Asturias está mejorando las conexiones a nivel de emergencias, pero a día de hoy se cuenta con una red por vía telefónica en la que a veces se pierde la cobertura. "Generaba
mucha dificultad para poder dar al centro coordinador los datos que necesitaban para decidir sobre evacuaciones o recursos. Fue bastante complejo", recuerda.
A esto hay que sumarle la
propia idiosincrasia de la carretera donde tuvo lugar el accidente:
es muy estrecha, peligrosa y con barrancos a los lados, por lo que los transportes sanitarios llegaban, recogían a los pacientes y tenían que volver por el mismo sitio. "Las ambulancias que subían para poder evacuar a los heridos venían según el orden en el que llegaban a esa carretera", detalla. En una ocasión, cuando se acercó la ambulancia de transporte colectivo, tuvieron que meter a una paciente con rotura de fémur porque necesitaban que llegara lo antes posible al hospital. "A lo mejor no era el recurso idóneo para esa paciente, pero sí el más adecuado en ese momento", detalla.
Los accidentados con mayor gravedad fueron trasladados en helicóptero.
Raquel R. Merlo en el dispositivo del accidente de los Lagos de Covadonga.
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La colaboración de los bomberos
Este dispositivo se desarrolló
con cerca de 40 sanitarios, contando con el centro coordinador de emergencias, el helicóptero de rescate, unidades de soporte vital básico y avanzado, equipos de Atención Primaria, ambulancias... Además,
de con la colaboración de los bomberos y la Guardia Civil, con quienes están "muy acostumbrados" a trabajar.
"Al ser una emergencia casi puramente sanitaria, los bomberos apenas hicieron labores de rescate, por lo que se pusieron enseguida a
disposición de la demanda sanitaria. Actuaron como unas manos más: si había que poner un suero ahí estaba un bombero, si había que inmovilizar a una persona ahí había otro...".
Además de la ayuda de todos sus compañeros, Merlo contaba con un apoyo extra: su experiencia previa en incidentes con múltiples víctimas, aunque no en la parte de gestión. "Llevo 24 años trabajando en Emergencias.
He vivido el 11-M en Madrid, el accidente de Spanair... Una viene con cierta experiencia de casa; tienes entrenada la templanza", señala.
En esta ocasión
no ha podido implicarse directamente con los pacientes, pues su labor ha sido puramente de gestión y no ha ejercido una labor asistencial. "Es una cosa que todavía tengo ahí, una espinita", reconoce.
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