Varios sanitarios trasladan a un paciente con coronavirus.
Todas las regiones de la UE se han visto afectadas por la pandemia de Covid-19, si bien su impacto se ha distribuido de manera desigual, tanto en términos geográficos como socioeconómicos. La
primera oleada de coronavirus, aquella que tuvo lugar entre marzo y junio, fue especialmente cruenta en Italia y España, con un periodo 'negro' en lo que a mortalidad se refiere.
De hecho, según los
datos del Eurostat, tres de las cinco regiones que
más muertes relacionadas con el Covid-19 registraron eran de nuestro país. Se trata, concretamente, de
Castilla-La Mancha, Castilla y León y la Comunidad de Madrid. Entre el 2 de marzo y el 10 de mayo, la primera registró un promedio de fallecimientos de 435,1, un índice solo superado en Europa como
Lombardía (458,2). Les siguieron Castilla y León (424,7),
Liguria (427,3) y la
Comunidad de Madrid (386,2).
A escala nacional, según los datos del
Instituto Nacional de Estadística (INE), se registraron un total de
45.648 fallecimientos vinculados al coronavirus entre enero y mayo del pasado año. Abril fue el mes más difícil, con 26.305 muertes.
De hecho, en ese mes, España fue el
Estado miembro que más exceso de mortalidad por Covid-19 registraba. Concretamente, un 80 por ciento más que la media acumulada en este mismo mes desde 2016 a 2019. Para hacerse una idea de la magnitud, en esa primera oleada la media de mortalidad en Europa fue un 25 por ciento superior a la alcanzada en ese mismo periodo de años anteriores.
Mientras que en
Italia la curva de mortalidad fue menos pronunciada y con un descenso rápido, en el caso de España, esta mantuvo una tendencia ascendente hasta abril, cuando alcanzó su punto más álgido.
Más de 100.000 muertes semanales
Según el Eurostat, durante las semanas 10 y 19 del pasado año se contabilizaron un total de
106.000 muertes semanales, lo que supuso un incremento de la mortalidad del 18,7 por ciento respecto al promedio del periodo 2016-2019. La misma fuente indica que, en estas etapas iniciales de la pandemia, el Covid-19 se concentró en un pequeño número de regiones predominantemente urbanas, muchas de ellas caracterizadas por el alto número de viajeros internacionales.
Es el caso, entre otras, de Lombardía y de la Comunidad de Madrid. Estos dos territorios, así como otras zonas del
norte italiano, el centro español y el este francés, “experimentaron un gran aumento en su número promedio de muertes semanales durante la primera ola de la pandemia”.
Por el contrario, el 15 por ciento de las regiones europeas, ubicadas principalmente en las
zonas orientales de la Unión, registraron un número de fallecimientos inferior durante esta primera oleada.
El análisis achaca dichas "disparidades generalizadas" entre los Estados miembro a
factores como la capacidad de los sistemas de salud regionales para hacer frente a una avalancha repentina de casos, el estado de salud de la población y las condiciones de salud preexistentes, el número y la proporción de personas de edad avanzada, factores socioeconómicos, las medidas gubernamentales nacionales y regionales y el cumplimiento de las restricciones.
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