Carlos Cristóbal / Cristina Alcalá. Madrid
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tiene nuevo secretario general. Se trata de Pedro Sánchez, que se ha impuesto en los comicios a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias gracias al apoyo del 48 por ciento de los militantes. Madrileño de 42 años, se ha aupado al cargo gracias a un programa que en materia sanitaria aboga por abanderar la sanidad pública y en el que, finalmente, se retiró la polémica propuesta de ajustar la prestación sanitaria a la renta de cada ciudadano.
Sánchez se ha impuestos en los comicios a Madina y Pérez Tapias.
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En unas elecciones marcadas por la alta participación, Sánchez ha obtenido más de 61.464 apoyos (con el 96% del escrutinio completado), superando con amplitud los votos recibidos por sus dos contendientes (45.631 y 19.204, respectivamente, y aupándose como candidato más votado en doce autonomías (Andalucía, Aragón, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Cataluña, País Vasco, Galicia, La Rioja, Madrid, Murcia y Comunidad Valenciana), además de en América. En el resto, y también en Europa, Madina ha sido el más votado.
Poco peso para la sanidad
La victoria de Sánchez se produce después de una campaña en la que la sanidad ha estado relegada a un papel secundario respecto a temas como la regeneración del propio PSOE o la cuestión catalana. En ese sentido, la propuesta del ganador está alineada con la de los otros candidatos: apuesta decidida por la sanidad pública. Una apuesta que pasa por fijar una partida finalista en los presupuestos generales del Estado y reformar la Constitución para convertir la sanidad en un derecho inviolable.
Copago, ¿sí o no?
En una campaña con un grado de crispación bajo, el que finalmente se ha alzado como ganador ha protagonizado también la polémica más importante, que ha estado relacionada con la sanidad. Y es que, en primera instancia, el programa de Sánchez contemplaba la posibilidad de adaptar servicios como el sanitario a la renta de cada ciudadano, lo que causó muchas críticas dentro del propio partido por asemejarse a los copagos impulsados por el Gobierno. Finalmente, dicha propuesta fue retirada, dejando paso a un ideario en el que destacan conceptos como "servicios básicos universales y gratuitos", “eliminar los copagos”, “introducir racionalidad” o “aumentar los recursos destinados a sostener el Estado de bienestar”.
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