Juan Jesús Hernández, médico del Plan de Salud de Cruz Roja.
La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha afectado a todos los sectores de la sociedad, pero su incidencia ha recaído en especial
sobre los más vulnerables. Uno de estos grupos son las personas que están en
situación de calle y que, además, son drogodependientes. Los responsables de su atención sanitaria han puesto en marcha
nuevas medidas anti Covid-19 de cara a este
otoño invierno como el reparto de kits de higiene, tomas de temperatura y entrega de medicación y metadona para
evitar que la pandemia paralice su proceso terapéutico.
Juan Jesús Hernández, médico y responsable de programas de intervención en adicciones del
Plan de Salud de Cruz Roja, explica a
Redacción Médica cómo va a realizarse esta atención sanitaria y explica que hay
"preocupación general" por
cómo puede impactar el Covid-19 en una situación "en la que la persona, además de la patología de adicción, suele arrastrar otras dificultades, como estar en la calle".
Por ejemplo,
el seguimiento del médico se hace imposible, ya el que facultativo no puede llamarle o llevarle la medicación; ni usar el wifi para una videollamada.
Aunque todavía no se sabe lo que ocurrirá con los contagios y si habrá o no
nuevos confinamientos, la atención sanitaria a estas personas ya está preparada y adaptada a la nueva normalidad. Cabe destacar que con el estado de alarma ya se tuvieron que hacer cambios,
que son la base para la asistencia de cara a la nueva estación.
Esta atención sanitaria se divide en
dos ámbitos: los centros ambulatorios y los equipos que intervienen en la calle. En cuanto a los primeros, su actuación se he visto modificada en el sentido que solo se realizan de forma presencial las consultas urgentes, con mayor margen de citas en el tiempo. Se han
adaptado las salas de espera, con mayor limpieza y desinfección y, para la
recogida de medicación y metadona se han aumentado las vías.
Entrega de medicación a un paciente.
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Controlar el síndrome de abstinencia grave
Por otro lado, se encuentra la intervención directa en aquellas zonas vulnerables,
como los poblados tales como la Cañada Real. Hernández explica que
durante el confinamiento se produjo un "problema muy importante" con aquellas personas muy adictas, ante la falta de oferta de muchos vendedores y el no tener autorización para salir,
lo que produjo un síndrome de abstinencia grave, que necesita ser controlado.
Además, hay que tener en cuenta que los ingresos hospitalarios de estas personas o en pisos de reinserción se ralentizaron. Para evitar estas situaciones, sobre todo
para que no se produzca una ruptura en su proceso terapéutico y no perder oportunidades de intervención, se han establecido planes personalizados para ver las necesidades de cada paciente. Por ejemplo, si necesita
un smartphone para hablar con su médico o ser alojado en un sitio determinado.
Hay que "reinventarse", como dice el médico del Plan de Salud de Cruz Roja, siempre teniendo en cuenta que las personas que tienen adicción tienen más problemas. Asimismo,
la atención sanitaria también incluye la entrega de kits de higiene, la entrega de alimentos y las tomas de temperatura para detectar a tiempo un posible caso de Covid-19.
Asimismo, se va a mantener el convenio con el
Consejo General de Colegios Farmacéuticos para recoger la medicación y poder llevársela a los pacientes.
"La emergencia sanitaria de la pandemia ha puesto de manifiesto la gran emergencia social", ha señalado Hernández.
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