La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) rechaza los prejuicios sobre su imagen y se reivindica como una sociedad moderna que apuesta por la innovación



2 ene. 2014 12:07H
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Javier Leo / Imagen: Miguel Ángel Escobar. Madrid
El presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Benjamín Abarca, hace repaso de 2013 para Redacción Médica señalando a la investigación y a la imagen de la sociedad como puntos a mejorar en el próximo año. Lejos de ser los ‘carcas’ de la Atención Primaria, Abarca rechaza los prejuicios sobre SEMG y defiende una sociedad moderna que, por encima de casi todo, apuesta y seguirá apostando por la innovación durante 2014.

¿Qué se puede esperar de SEMG en 2014?

Benjamín Abarca, presidente de SEMG.

El reto es seguir profundizando en formación continuada e investigación, abrir nuevas líneas en este último campo, que es un problema que tiene SEMG y la Atención Primaria (AP). Tenemos muchos proyectos en marcha para el primer semestre, vamos a iniciar algunos proyectos para abrir nuevos horizontes e innovar. Uno de ellos es organizar jornadas monográficas específicas. Empezamos el año con tres: una de dermatología, una de respiratorio y otra de diabetes que ya tienen fecha y objetivos muy claros. La otra parte ligada a la formación es la de las cátedras. Nosotros tenemos una potencia muy importante en este campo. Apostamos por ello para abrir la sociedad a la universidad.

Empezamos hace cinco años colaborando con la Universidad de Santiago creando una cátedra de Medicina de Familia que este año precisamente ha variado porque hemos dado un paso más. Le llamamos ya Cátedra de Educación Médica porque nos parecía muy importante entrar en el campo de la simulación de forma potente. Nosotros tenemos mucha oferta formativa con simuladores, pero concentrarla en un punto concreto no lo habíamos hecho. Ahora hemos creado un aula de 140 metros cuadrados en Santiago que tiene toda la tecnología, un simulador completo de cuerpo entero conectado por wifi que simula prácticamente todo. Además hay 40 simuladores más de todo tipo.

Queremos abrirlo a toda España, entre otras cosas porque a partir de 2015 todos los estudiantes de Medicina tendrán que hacer la ECOE obligatoriamente. Las universidades algunas ya llevan más tiempo con ello, pero tienen que estar preparadas y las sociedades podemos ayudarlas, podemos buscar sinergias. Otras siete cátedras más se unen a la de Santiago en España. Uno de los objetivos de 2014 es precisamente hacer una red que integre y colabore para hacer cosas conjuntas para que los estudiantes conozcan la Medicina de Familia antes de llegar al MIR. Es de las cosas más satisfactorias que hemos hecho en el campo de la formación.

Un proyecto que vamos a lanzar en breve viene motivado porque estamos muy preocupados por buscar algún sistema que nos permita medir lo que hacemos. No tenemos nombre todavía, pero está basado en buscar indicadores de calidad en AP con dos objetivos: conocer lo que hace cada médico de AP en cada comunidad, y ayudarle en su desarrollo y ejercicio profesional. Se evaluarán las carencias formativas de cada médico, para lo que la sociedad le ofertará la formación necesaria, o la falta de recursos, que denunciaremos a través de la sociedad. Es importante para conocer cómo está la AP, dar solución si es formativa, y si es un problema de falta de recursos denunciarla públicamente.

La fusión de sociedades es un trabajo de tiempo.

SEMG tiene un problema de imagen. Somos innovadores.


¿Cómo valora la presencia de SEMG en la AP española? ¿Qué le diría a aquellos que opinan que es la más pequeña, la más anticuada o la que menos relevancia tiene de las tres?

Diría que tenemos nosotros un problema de imagen tremendo. Cada uno sabe sus datos, pero no creo que seamos los más pequeños. Los socios de cada uno se conocen en la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) y son los que son. Pero no creo que una sociedad sea más importante que otra porque tenga 500 socios más o menos. Dónde es más fuerte una sociedad es por su capacidad de representación y por su versatilidad. Y a nivel de actividad ahí están los datos de SEMG. En cuanto a la parte de modernidad, si algo tiene nuestra sociedad es que en innovación estamos siendo pioneros. Eso es un hecho incuestionable.

Una de las razones por las que nació SEMG es para buscar nuevos elementos que permitan al médico de AP ser más protagonista. Dos hitos en ese sentido: el primer gestor de consultas (Hipo-SEMG) que hubo en este país era nuestro. Y sigue muy vivo, lo estamos distribuyendo a través de nuestra fundación a médicos saharauis y de Latinoamérica porque cuando se lo ofrecimos a todas y cada una de las comunidades, todos nos decían que era magnífico pero que quería el suyo propio, y así nos va. Y el segundo hito: la ecografía. Somos los introductores de la ecografía como elemento fundamental de la Primaria porque permite algo que hasta entonces no permitía, dar certidumbre al diagnóstico de Primaria. Si eso no es innovar en una sociedad científica no sé que será.

¿Por qué han tardado tanto las tres sociedades de AP en demostrar unidad de acción?

Esto es un trabajo que lleva tiempo. Sí que es verdad que antes lo habíamos intentado, pero había diferencias. El entrar José Luis Llisterri en la Sociedad Española de Médicos de AP (Semergen) facilitó la relación, no porque Julio Zarco no la facilitara, pero él a lo mejor tenía otros criterios y no acabábamos de ser capaces de sentarnos y discutirlos. Siempre hay un hecho que te invita a dar el salto. En este caso fue la invitación a los congresos de las tres sociedades. Siempre la hacíamos formalmente, pero esta vez fue más personal. El encontrarnos en los tres congresos facilitó muchas cosas y nos dimos cuenta de algo que ya sabíamos: que todos somos lo mismo. El médico lo que busca al final es que le des un servicio y va a allí donde considera que está el mejor de ellos.

Como al final damos todas un servicio muy similar, con matices, te acabas dando cuenta de que no tiene ningún sentido que no empecemos a colaborar. Vamos a poner delante a la profesión y a la AP, pero todavía quedan matices. Las propias sociedades en su evolución histórica se han inclinado hacia ciertos temas, nosotros en la ecografía, por ejemplo. Esos matices, que son muy enriquecedores, son los que ahora mismo en vez de separarnos nos están complementando a las tres. Y el tiempo nos dirá qué es lo que tenemos que ir haciendo. El tiempo y nuestros socios. Porque a veces nos olvidamos de que las sociedades científicas son instrumentos, no son fines. Son instrumentos para facilitar la formación, la investigación, defender en lo posible la dignidad del ejercicio profesional, pero no nos podemos olvidar que no son fines.

SEMG no apuesta por las UGC en AP con capacidad de compra.

Las sociedades científicas, entidades de derecho público.


¿Por qué sigue siendo tabú hablar de fusión para Semergen y SEMG?

La razón de por la qué la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) lo plantea de una forma muy directa es porque ellos lo llevaron de a una Asamblea y lo votaron. Esa es la diferencia. Nosotros no lo hemos hecho. Tendríamos la capacidad como Junta Directiva de avanzar en ello, pero tenemos que conocer el deseo del socio. En cualquier caso, no quiero escapar de la pregunta. Creo que es un proceso, y de la misma forma que requirió un tiempo que en un momento dado hayamos sido capaces de vernos los tres presidentes todos los meses al menos una vez (ahora veo más a José Luis y a Josep que a algún miembro de mi junta directiva), lo otro también tendrá que irse encauzando. Ahora estamos en el proceso de cerrar ciclo con la ECOE, que todos seamos médicos de Familia, y a partir de ahí haremos más cosas en conjunto. Una vez esté eso cerrado, esas pequeñas aristas, habrá que plantearse la fusión de unas organizaciones potentes que tendrán que plantearse muchos cambios internos si eso llegara. El tiempo irá diciéndonos hasta donde llegamos.

Benjamín Abarca.

¿Por qué hubo esta separación?

Por aquel entonces existía Semergen, de la que muchos de nosotros éramos socios, y Semfyc. En un determinado momento, Juan José Rodríguez Sendín (presidente de la Organización Médica Colegial y expresidente de SEMG), decidió que había que buscar una sociedad que no fuera tan rural como Semergen, tan anclada en el tiempo, porque estaba un poco anquilosada por aquel entonces. Buscaban una sociedad más joven, y uno de los elementos que tiraba mucho era la ecografía. Entienden que es una herramienta fantástica y nace SEMG. Semergen y SEMG apostaban por una formación específica. Tenían el mismo concepto y se hace una federación de las dos. Empezamos a hacer los congresos conjuntos con los vocales de OMC. Era un congreso de tres. Hasta que llega Valencia, que es donde se rompe la federación porque Semergen acuerda apoyar a Semfyc en la reivindicación de los tres años y que los ‘pre-95’ pasaran por un trámite. Nosotros defendíamos que a partir del cambio de nombre a médico de Familia todos automáticamente pasaran a llamarse así, sin pruebas de por medio.

Lo de los tres años no se aceptó mientras la unión entre Semergen y SEMG estaba vigente. No se atrevían a dar el paso. Pero Semergen apoyó la idea de los cursos de nivelación para conseguir la especialidad y es ahí cuando se hizo la separación de profesionales. Se rompe la federación y ahí empieza la travesía del desierto de SEMG, porque le dieron mucha a caña a SEMG en ese tiempo. Esa es la imagen que se vendió de nosotros, de estar en las antípodas, los carcas de la AP que no quieren saber nada de la Medicina de Familia. Todo lo contrario. Nosotros queríamos homologarnos a Europa, y en Europa había otra cosa por aquel entonces. Esa separación se pudo haber arreglado de formas más sencillas y haber llegado a un acuerdo. El Ministerio también jugó un papel importante en esa separación, fomentó que no hubiera una integración de intereses porque le interesaba que estuviéramos dispersos. Y ahora volvemos al principio, a cerrar el círculo.

En 2015 dejará la presidencia de SEMG ¿Qué quiere hacer en este último año y medio para que se le recuerde?

No soy persona de individualismos, Es un trabajo en equipo. Si acaso tengo la espinita clavada, y esa a lo mejor la sacamos ahora en marzo, de que no haya diferencias entres los profesionales que hacemos lo mismo. Eso me satisface enormemente. Llegar a un punto en que nadie pueda decir que le han puesto ningún tipo de traba por su titulación. Buscar esa fórmula, porque a lo mejor hay que hacer algo más por alguno que pudiera quedar rezagado tras la última ECOE. Mi ilusión es que todo el mundo tenga el conocimiento de que el médico de Familia es único en este país y que lo único que le diferencia de otro es su currículum. Punto. Que no haya más diferencias, porque si no es malo para la AP y para los pacientes, porque no damos la imagen deseable. Con eso me conformo y me doy por satisfecho. Y una vez que deje la presidencia ayudar en lo que pueda, pero tendré que hacer otras cosas a nivel familiar que he dejado de lado. Estamos porque queremos y nadie nos ha obligado.

Otra cosa que me gustaría, aunque va a ser complicado está relacionado con que las sociedades científicas somos sociedades de bien público, y de nosotros tira la sociedad, los pacientes, el Ministerio, las consejerías, los medios de comunicación. Eso requiere de una organización, y sin embargo, esa organización no tiene ningún tipo de paraguas legal. Hoy estoy aquí trabajando porque mi jefe y mis compañeros, magnánimamente, no me ponen ningún problema, pero yo formalmente no tengo ningún respaldo. Y eso creo que no es justo porque creo que las sociedades científicas, cada una en la medida que puede, están dando algo a la sociedad y deberían tener un reconocimiento formal. Las sociedades deben cumplir todo lo que se marque pero deben tener algún tipo de paraguas legal para las personas que las representan. Ser organizaciones de derecho público. Que tengamos representación regulada, como se hace en colegios y sindicatos. Este es un tema que saco mucho en Facme y todos están de acuerdo, también en el Ministerio de Sanidad. Legal y orgánicamente no hay una ley que me diga que yo tengo el derecho de hacer este trabajo. Vamos a trabajar en ello, porque sería importante que cuando uno está como representante institucional, las cosas se hagan de forma reglada.

¿Qué novedades hay en torno a la última ECOE de Familia?

Benjamín Abarca.

Es un hito cerrar este proceso, larguísimo, que ha generado una confrontación innecesaria. De ese proceso debemos aprender que no podemos perder el tiempo en lo que no merecía la pena perderlo. Nosotros hemos hecho un extraordinario esfuerzo por estar en esta prueba, el Ministerio también lo ha hecho a través de su Dirección General de Ordenación Profesional. Hemos dado el paso, con esfuerzos. Cuando el final es satisfactorio nos quedamos solo con el final, pero ha habido un trabajo intenso durante más de un año. Ahora cerramos el proceso, el 30 de marzo es la ECOE y mientras vamos a hacer algo más las tres sociedades, que es preparar a esos algo más de 3.000 aspirantes para que no tengan ningún tipo de miedos ni de prebendas ante la prueba. Que sepan que es una prueba en base a la práctica clínica, que no se van a encontrar con nada extraño. Evidentemente el examen va a cumplir todos los criterios de calidad, pero tiene que quedar claro que va a ser una prueba sin grandes problemas para un médico que lleva, la inmensa mayoría de ellos, más de 20 años de ejercicio profesional a la espalda. Una vez que cerremos este tema podremos seguir avanzando en otras cosas.

¿Cuáles son las claves de vuestra propuesta de gestión clínica en AP?

Todavía es muy pronto para hablar de ello. La gestión clínica es un hito, y la de AP tiene matices que pulir. En España la gestión clínica parece que la descubrimos ayer pero tiene ya muchos años. Queremos la gestión clínica de los profesionales. Hay una gestión clínica que la Administración quiere poner, y hay una gestión clínica que los profesionales deben tratar de poner. Y esa gestión clínica es la que nos va a llevar a mantener o mejorar la calidad con la máxima eficiencia. Si somos capaces de compaginar ambas cosas, la gestión clínica será un éxito. Pero es que sin gestión clínica, sin el protagonista de cada día, sin involucrarse directamente, sin tener capacidad de decisión, es imposible que este sistema tenga vistas de mejora. La compra de servicios es una parte que se puede hacer en Atención Primaria, como en el modelo inglés, que a mí particularmente no me parece el más adecuado, entre otras cosas por los datos que estamos viendo últimamente. No creo que sea un modelo a seguir particularmente. Hay mucho que trabajar.

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