Su uso sigue siendo "la primera opción terapéutica" y la llegada de nuevos medicamentos se sitúa como un complemento

Las estatinas resisten al 'sorpasso' de los nuevos fármacos anticolesterol
Manuel Mozota, responsable del grupo de trabajo de dislipemia de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).


12 dic. 2022 8:00H
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La aparición de nuevos fármacos contra el colesterol, que han demostrado tener una alta y pronta eficacia, junto con una cierta denostación de las estatinas por su menor reducción y los efectos adversos, han expuesto a este tradicional fármaco ante un posible ‘sorpasso farmacéutico’. Sin embargo, según lo recogido en las guías científicas y la opinión de los sanitarios, este cambio en la prescripción para reducir el colesterol se trasladará en un "complemento" y las estatinas seguirán siendo la "primera opción" a la hora de reducir los niveles del colesterol “malo” o LDL.

“No estamos ante el principio del fin de las estatinas. Hoy por hoy no podemos decir eso, lo que pasa es que la buena evolución que han tenido los nuevos fármacos los han situado como una solución muy eficaz para completar el tratamiento con estatinas en aquellos casos donde no llegamos a los objetivos solo con ellas”, asegura Manuel Mozota, responsable del grupo de trabajo de dislipemia de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Para el especialista, la llegada de nuevos fármacos como leqvio, ezetimiba, ácido benzoico o los inhibidores pcsk9 son una “noticia positiva”, sin embargo, los califica solamente como un complemento al tratamiento prioritario con estatinas. “Siempre es positivo que se investigue y tengamos más arsenal terapéutico, ya que hay gente que no tolera y ahí sí tenemos un problema. Pero esto no quiere decir que esto sea el fin de las estatinas, puesto que los nuevos medicamentos son solo un complemento”, argumenta Mozota.

Una presencia a largo plazo


Otra de las polémicas que han rodeado el uso de las estatinas son su reducida eficacia y la generación de efectos adversos. Sin embargo, para Mozota esto es fruto del pasado, ya que han evolucionado muy positivamente.

“Las estatinas seguirán estando presentes porque las que hay ahora no son como las de hace de 20 años. Ahora son más potentes, bajan más el colesterol y apenas producen interacciones. Por lo tanto, habrá investigaciones que logren desarrollar estatinas más eficaces, seguras y potentes. Por ejemplo, se decía que algunas aumentaban la glucemia y, posteriomente, salió otra que lograba no aumentar los niveles glucémicos”, asegura el especialista.

Tratamiento prioritario según las guías terapéuticas


Más allá de la presión ejercida por la llegada de otras alternativas terapéuticas, tanto desde la European Society of Cardiology (ESC) como desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC) se sigue estableciendo que para reducir el LDL el primer fármaco que se debe administrar son las estatinas.

“Es la prioridad siempre que sea bien tolerada y no haya alergias”, explica Mozota, quien, además, aclara que debe ser una estatina adaptada a la máxima dosis tolerada. “Son un fármaco muy bueno y necesario. Otra cosa es que haya situaciones especiales como que no se toleren porque se es alérgico o por la producción de mialgias o la elevación importante de las transaminasas. También que no se lleguen a los objetivos marcados por las sociedades de Cardiología”, explica el facultativo.


"Son un fármaco muy bueno y necesario. Otra cosa es que haya situaciones especiales donde no se toleren"



En ese sentido, desde la SEC han establecido un documento de consenso donde aconsejan el uso adecuado de las estatinas en el nivel de prevención primario de acuerdo con los niveles de reducción del LDL a lograr en base al riesgo cardiovascular del paciente, que puede ser bajo (objetivo <116 mg/dl), moderado (<100 mg/dl), elevado (<70 mg/dl) o muy elevado (<55 mg/dl). En base a estos niveles, desde la sociedad científica se recomienda principalmente el uso de estatinas de alta potencia y, en caso de no lograr el objetivo o querer lograr una reducción más intensa, la combinación con fármacos complementarios.

Para Montoza la clave de la aplicación de estas guías pasa por “individualizar el tratamiento” a cada paciente aunque almismo tiempo asegura que las estatinas de uso más frecuente en el nivel primario son las de alta potencia, especialmente la atorvastatina y la rosuvastatina. “Necesitamos tener un LDL colesterol acorde con el riesgo cardiovascular (moderado, grave, muy grave o extremo). Si no se llega sí que hay que poner otros fármacos”, aclara el facultativo.

Alternativa terapéutica


A la hora de cosechar éxito en el tratamiento de reducción del colesterol con estatinas, es clave tanto el “cumplimiento terapéutico” como la “adherencia al tratamiento”, sin embargo, según asegura Montoza, en patologías crónicas ambos niveles no suelen ser “muy altos”.

“Hay estudios donde se ha mostrado que entre un 20 y un 50 por ciento de pacientes puede llegar a no tomarse las pastillas adecuadamente. En base a esto sí es cierto que hay un gran porcentaje, que podría ser entre un 20 y 50 por ciento de pacientes, que no están dentro de los objetivos. Esto podría ser porque no hemos hecho el tratamiento adecuado o porque debido a la inercia terapéutica no hemos realizado una pauta lo suficientemente enérgica para que baje el LDL”, detalla el facultativo.

Aquí es cuando entran en juego los nuevos fármacos, ya que según la evidencia científica, la urgencia por bajar los niveles de colesterol es alta al asociarse el LCD descontrolado como uno de los factores de riesgo más importantes en los eventos cardiovasculares. “El uso complementario de estos fármacos ya está indicado en las guías científicas para bajar el colesterol de una forma más rápida e importante. Así conseguiremos que los pacientes entren en rango y disminuya su riesgo de tener un evento cardiovascular”, concluye el especialista.
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