Javier Barbado. Sevilla
El decreto de troncalidad, en vigor en España desde agosto de 2014, refuerza la fractura, en términos comparativos, que divide a los países del norte y del sur de Europa en su modelo de formación de médicos internistas, ya que, por una parte, consolida la tendencia sureña de que estos facultativos solo desempeñen la Medicina Interna (y no, además, otras especialidades, como sucede en la naciones norteñas), y, por otra, se desmarca del resto en el número de años que se dirigen a la disciplina de forma específica y los que se dedican a formación complementaria.
Runolfur Palsson, Amol Verma, Miquel Vilardell, Emilio Casariego (presidente de la SEMI), Manuel Texeira y Heli Hernández.
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Así se deduce de los datos proporcionados por internistas que han intervenido como ponentes internacionales moderados por el expresidente de la SEMI, Míquel Vilardell, y que han representado a países como Canadá (Amol Verma, internista de la Universidad de Toronto), Colombia (Heli Hernández, presidente de la Asociación Colombiana de la especialidad) y también Runolfur Palsson, presidente electo de la Federación Europea de Medicina Interna.
En efecto, mientras en las naciones norteñas se tiende a combinar la instrucción del internista con otras especialidades adicionales (hasta el punto de que, en países como Irlanda, casi todos los facultativos han recibido formación como internistas), en las del sur (como España, Portugal o Italia) sobrevive el especialista solo dedicado a la Medicina Interna.
En este contexto, Vilardell ha explicado que, a su parecer, se antoja “casi imposible” la uniformidad en Europa: “Debemos aceptar que hay dos formas, el norte y el sur de Europa: la historia nos conduce a ello y hay que respetarlo”, ha declarado como contrapartida a los buenos deseos esgrimidos por Palsson de que el ámbito europeo haga homogéneas la formación y cualificación de sus médicos internistas en coherencia con la libre circulación de profesionales en la Unión Europea.
Los casos de Portugal y Canadá
En Portugal, en cambio, pervive el modelo clásico de los países del sur –el que ha imperado hasta la fecha también en España– de cinco años de formación MIR divididos, en su caso, en tres años y medio de la especialidad más un periodo de formación en cuidados intensivos. Al concluir el lustro formativo, el país luso lleva a cabo una evaluación curricular, un examen práctico y otro teórico, según ha dado a conocer el presidente de la Sociedad Portuguesa de Medicina Interna, Manuel Teixeira.
En Canadá, en cambio, conviven en la actualidad cuatro años más de posgrado con un nuevo modelo de Medicina Interna General de cinco años formativos. Como curiosidad, en este país –que demanda a jóvenes internistas en este momento, según ha informado Verma– la mayoría de los internistas son varones, y la edad predominante del especialista canadiense en Medicina Interna se concentra entre los 45 y los 54 años.
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