Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en marcha este jueves el Plan Estratégico Mundial de Preparación, Disposición y Respuesta para hacer
frente al dengue y otros arbovirus transmitidos por el mosquito Aedes. El Plan tiene por objeto reducir la carga de morbilidad, el sufrimiento y las muertes causadas por estas patologías transmitidas por Aedes, como el zika y el chikungunya, fomentando una
respuesta mundial coordinada.
La estrategia esboza las acciones prioritarias para
controlar la transmisión y ofrece recomendaciones a los países afectados en diversos sectores, como la vigilancia de la enfermedad, las actividades de laboratorio, el control de vectores, la participación de la comunidad, la
gestión clínica y la investigación y el desarrollo, a través de un enfoque regional y de toda la sociedad.
Se calcula que
4.000 millones de personas corren el riesgo de infección por arbovirus en todo el mundo, y se estima que esta cifra aumentará a
5.000 millones en 2050. Los casos de dengue han aumentado en las seis regiones de la
OMS, y el número de casos se ha duplicado aproximadamente cada año desde 2021, con más de 12,3 millones de casos a finales de agosto de este año, casi el doble de los
6,5 millones de casos notificados en todo 2023.
El
dengue es
endémico en climas tropicales y subtropicales, sobre todo en el Sudeste Asiático, el Pacífico Occidental y América. La situación es igualmente preocupante en África, donde los países luchan contra múltiples enfermedades en medio de conflictos y catástrofes naturales, lo que supone una carga adicional para los ya frágiles sistemas sanitarios.
Nivel más alto de emergencia
En diciembre de 2023, la OMS calificó el
actual repunte mundial del dengue como
de grado 3, el nivel más alto de emergencia para la OMS, con el fin de ayudar a los países a reforzar sus
capacidades de vigilancia y poner en marcha actividades de respuesta.
"La rápida
propagación del dengue y otras enfermedades arbovirales en los últimos años es una tendencia alarmante que exige una
respuesta coordinada en todos los sectores y a través de las fronteras", ha indicado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. "Desde el mantenimiento de entornos limpios hasta el apoyo a la lucha antivectorial y la búsqueda y prestación de atención médica oportuna, todo el mundo tiene un papel que desempeñar en la lucha contra el dengue. Este plan es una hoja de ruta para invertir la tendencia contra esta enfermedad y otras enfermedades arbovirales transmitidas por el Aedes,
proteger a las poblaciones vulnerables y allanar el camino hacia un futuro más saludable", ha añadido.
Según la OMS, factores como la urbanización no planificada y las prácticas deficientes en materia de agua, saneamiento e higiene, el cambio climático y los viajes internacionales están
facilitando la rápida propagación geográfica del dengue. La enfermedad es ahora endémica en más de 130 países. También se observan tendencias similares en otras enfermedades arbovirales, como el zika, el chikungunya y, más recientemente, la enfermedad por el virus de Oropouche, especialmente en las Américas.
"Esta escalada mundial subraya la urgente necesidad de una
estrategia sólida para mitigar los riesgos y salvaguardar a las poblaciones", apuntan desde la OMS.
Recomendaciones del plan
De este modo, el Plan comprende cinco componentes esenciales para el éxito de la
respuesta a un brote epidémico. Entre ellos, la coordinación de emergencias con el establecimiento de actividades de liderazgo y coordinación. Además, señala la importancia de la vigilancia colaborativa con el desarrollo y uso de herramientas para la detección temprana y el control del dengue y otros brotes transmitidos por Aedes. "Incluyendo el fortalecimiento de la
vigilancia basada en indicadores y eventos, análisis epidemiológicos, diagnósticos de laboratorio e investigaciones de campo", subraya el documento.
Además, apuesta por la participación de las comunidades mediante el diálogo activo y la adaptación local de las medidas de prevención y respuesta, incluido el control de la población de mosquitos. Otro de los puntos, señala la atención segura y escalable. Para ello, destaca
garantizar una gestión clínica eficaz y unos servicios sanitarios resistentes para asegurar que los pacientes puedan recibir una atención adecuada y prevenir enfermedades y muertes. Por último, resalta el acceso a contramedidas a través de promover la investigación y la
innovación para mejorar los tratamientos y las vacunas eficaces contra estas enfermedades.
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