La jefa de Atención Primaria de la OMS en Europa rechaza formar más médicos si no hay condiciones para fidelizarlos

Melitta Jakab, jefa de Primaria de la OMS en Europa, confía en el futuro de la Primaria española por "multidisciplinar".
Melitta Jakab, jefa de Primaria de la OMS en Europa.


2 jul. 2024 18:00H
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Lejos de la visión pesimista que parece haberse instaurado en España, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha expuesto al mundo las bondades del Sistema Nacional de Salud (SNS). En especial, las de su Atención Primaria, que, en palabras de Melitta Jakab, jefa de la división de este nivel asistencial en Europa, tiene “potencial” para convertirse en una de las ramas más “gratificantes” para la profesión médica.

Destaca, eso sí, que primero hay que atraer y retener a los especialistas de Familia: “No tiene sentido formar a más profesionales si los puestos no son lo suficientemente atractivos”, sentencia.

¿Qué puntos fuertes detecta en el sistema de Atención Primaria español? ¿Cuáles son sus virtudes?

España tiene un modelo de gobernanza inclusivo, consensuado y descentralizado. Esto permite la aprobación de marcos nacionales sólidos al tiempo que se deja margen a las comunidades autónomas para adaptarlos a sus especificidades. El resultado es una gran diversidad de iniciativas y buenas prácticas en las distintas regiones. En segundo lugar, la Atención Primaria tiene también unos fuertes valores fundacionales consagrados en la Ley General de Sanidad de 1986 que incluyen la universalidad, la equidad y la prestación de servicios multidisciplinares. Algo muy singular de la Primaria en España es que la salud comunitaria es un elemento nuclear y está incluida en el paquete de prestaciones y en la formación de los profesionales. Esto permite incorporar una perspectiva poblacional y promover un enfoque social de la salud.

Otros puntos fuertes son la carta muy completa de servicios, que abarca la promoción, la prevención, los cuidados agudos y crónicos, la atención domiciliaria y la salud comunitaria; los Grupos de Morbilidad Ajustada (GMA) como herramienta de estratificación del riesgo y la avanzada digitalización del sistema sanitario, con un uso generalizado de la historia clínica electrónica.


"Pese a los signos de deterioro, la confianza ciudadana en los profesionales de la Atención Primaria sigue siendo alta"



El debate sanitario en España viene marcado, entre otros factores, por el aumento de las listas de espera y la carencia de profesionales, al menos en el corto y medio plazo. ¿Qué soluciones se pueden dar a esta problemática?

En muchos países de Europa hay escasez de personal sanitario en Atención Primaria. Tenemos que entender que la necesidad de personal ha aumentado y la situación se ha hecho más compleja: nuestras poblaciones son cada vez más heterogéneas debido a la inmigración, viven más años y tienen más problemas de salud estrechamente relacionados con el contexto social y las condiciones mentales. Pero, ¿estamos dotando de recursos a esta necesidad? En la mayoría de los países es insuficiente, como demuestra la falta de médicos de Familia y enfermeras. ¿El resultado? Casos que podrían resolverse a nivel comunitario acaban en urgencias y hospitales. Pero permítame subrayar que no tiene sentido formar a más profesionales de Atención Primaria si los puestos no son lo suficientemente atractivos para que trabajen y permanezcan en ella. Garantizar la retención también es fundamental.

Uno de los motivos vinculables a esta situación radica en la desvinculación de los jóvenes hacia la Atención Primaria. En el MIR de este año han quedado cerca de 200 plazas vacantes. ¿Cómo se puede hacer más atractiva especialidad?

En mi opinión, la Medicina de Familia es una carrera potencialmente más gratificante que nunca, especialmente cuando existen equipos multidisciplinares como en España.  Pero cuando los países tienen dificultades para contratar y retener a sus profesionales, debemos analizar las causas del problema. La remuneración económica es siempre la primera, seguida de unas condiciones de trabajo decentes tanto en el sentido físico como en el psicológico. Me refiero, por ejemplo, a los espacios de trabajo, los horarios laborales o la conciliación de la vida laboral y familiar. También es primordial aumentar la presencia de la Atención Primaria en las universidades. Una vez satisfechas estas condiciones, hay que fijarse en los factores menos tangibles que, en los complejos ámbitos del trabajo, están relacionados con la contribución de cada uno para los objetivos sociales; la autonomía en la definición de prioridades y las oportunidades de crecimiento.

¿Qué otros aspectos cree que hay que mejorar en Atención Primaria? ¿En qué espejos debería mirarse España?

Aunque los pilares del modelo son muy sólidos y dan lugar a resultados muy positivos (por ejemplo, España tiene una de las cifras más bajas de ingresos hospitalarios evitables y de mortalidad prevenible y tratable de la Unión Europea), es cierto que su Atención Primaria se enfrenta a retos importantes. Las inversiones humanas y económicas no han estado a la altura de las crecientes presiones de la última década. Entre ellas se encuentran el aumento de las tasas de multimorbilidad y discapacidad, el impacto de los recortes presupuestarios durante la crisis financiera y económica y, por supuesto, y el efecto sísmico de la pandemia del Covid-19. A ello se une un cambio en los valores y unas expectativas culturales dirigidas hacia la inmediatez, el consumismo, la fascinación tecnológica y una mayor fluidez en las relaciones. Todos estos factores se traducen en signos de deterioro en el servicio, pero, sin embargo, la confianza de los ciudadanos en los profesionales de la Atención Primaria sigue siendo alta y esto es un tesoro que hay que apreciar.

Recientemente hemos presentado, en un acto organizado conjuntamente con el Ministerio de Sanidad español, un estudio titulado “La transformación de la Atención Primaria en España: retos y oportunidades actuales”. El estudio es fruto de la colaboración de la Oficina Regional para Europa de la OMS y el Ministerio de Sanidad de España e incluye 20 recomendaciones para reforzar este nivel asistencial. No quisiera entrar en las recomendaciones concretas, pero permítanme destacar tres cosas: primero, la necesidad de aumentar los recursos a la Atención Primaria y traducirlos en una gama completa de RRHH para políticas sanitarias; segundo, la importancia de seguir reforzando los pilares del modelo basado en equipos multidisciplinares y orientado a la comunidad; y tercero, es primordial reforzar las estructuras de gobernanza de la atención primaria a todos los niveles para aumentar su poder dentro del sistema sanitario.

¿Ese nuevo escenario social y demográfico fuerza la Atención Primaria española (y otros países del entorno) a una transformación más estricta?

Las presiones que he descrito en la pregunta anterior son comunes a la mayoría de los países de la región europea. Esto exige profundas transformaciones de la Atención Primaria o ajustes dependiendo del punto de partida y de las características específicas de cada país. El punto de partida de España es muy bueno y lo más importante en este momento es un fuerte compromiso político a todos los niveles. Esto requiere esfuerzos de colaboración entre los responsables políticos, los profesionales sanitarios, las comunidades, los pacientes y el conjunto de la ciudadanía. En general, el camino a seguir es avanzar hacia sistemas sanitarios que sitúen a los equipos de Atención Primaria en el centro del ecosistema.


"Animamos a todos los países a examinar los salarios y condiciones de trabajo de los profesionales de la sanidad"



Los médicos de Atención Primaria en España piden mejorar sus condiciones laborales y acercarlas a las de otros países europeos. ¿Debería España hacer más esfuerzos para reducir la jornada laboral y mejorar los salarios de estos trabajadores?

Todos los países de Europa deberían mirar hacia el horizonte de las crecientes necesidades a nivel comunitario y reflexionar seriamente sobre cómo podemos reforzar nuestros servicios, ya sean de salud física, mental, cuidados o Enfermería o servicios sociales. Hay que dotar de recursos a esta primera línea, apreciarla, respetarla y cuidarla.  Así que, en este sentido, animamos a todos los países a examinar los salarios, las condiciones de trabajo y otros aspectos menos tangibles.

¿Qué opina del modelo de gestión descentralizada de la sanidad en España? Sanidad y comunidades se reparten responsabilidades, por ejemplo, por la falta de profesionales durante los meses de verano.

España cuenta con un potente modelo de cogobernanza sanitaria que funciona especialmente bien en la Atención Primaria, porque la ‘talla única’ no sirve para todos. Este es un marco político centralizado que garantiza los mismos derechos a todos en todo el país.  Por lo tanto, independientemente del lugar al que uno vaya, existe la misma cesta de servicios integrales, equipos multidisciplinares fuertes, excelente capacidad resolutiva gracias a la competencia de los médicos de Familia y las enfermeras, sistemas de información sanitaria interoperables, etc.  Sin embargo, está descentralizado, lo que permite adaptarlo a las necesidades locales y dar prioridad a problemas relevantes. La descentralización también permite innovar, experimentar y aprender unos de otros. Siempre aprendo algo nuevo cuando visito distintas comunidades autónomas. Algunas sobresalen en salud comunitaria, otras en el uso avanzado de la contratación y la financiación, otras en la reducción de las brechas de acceso rural con soluciones de telesalud.  Es muy importante salvaguardar esta diversidad dentro de un marco político común y reforzar la dimensión del aprendizaje mutuo. Como solemos decir, España puede aprender mucho de España. En este sentido, la reciente aprobación de la creación de una comisión permanente de salud primaria y comunitaria es un buen avance.
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