Sede de Muface en Madrid.
Muface se ha convertido en una partida de ajedrez. La reina, la incertidumbre. El rey, quien tiene en su poder las decisiones, el Gobierno. Y los peones, los
mutualistas. Ellos son las principales víctimas de los miles de movimientos en los que se ha visto envuelta la mutualidad desde el pasado octubre, cuando la
crisis sin precedentes del concierto sanitario comenzó. Manuel Ramírez es uno de ellos. Natural de Parada (Sevilla), a sus 70 años se pone en contacto con
Redacción Médica días después de que la aseguradora a la que está adscrito (DKV) rechazase seguir en el juego.
Y que el Gobierno ampliase dos semanas, hasta el 27 de enero, el plazo para la nueva licitación. Y con todo este escenario, cuenta que tiene miedo, incertidumbre, "muchas dudas por lo que pasará". Él es uno de esos peones, uno de los más longevos en el modelo: se adscribió a Muface en 1976, un año después de que se crease la mutualidad.
"Por entonces
no teníamos la opción de escoger entre sanidad pública o privada. Si entrabas en Muface, ibas a la privada", recuerda desde un pequeño pueblo de Málaga, donde ahora reside y donde ha ejercido de teniente alcalde en los últimos años.
Recuerda que todo comenzó como una "prueba" para los funcionarios. Sin embargo, ahora pertenece a las cerca de 1,53 millones de personas (entre titulares y beneficiarios) que disponen de asistencia sanitaria gracias al modelo. Y por eso incide: "Al contrario que lo que dice la gente
no somos unos privilegiados. Conseguimos esto hace casi 50 años y, ahora, Muface no puede morir por la inacción del Gobierno".
Los mutualistas ante el nuevo Muface
El caso de Ramírez no dista del de otros mutualistas de su edad.
Tiene un largo historial clínico. En el último año y medio, rememora, ha estado ingresado dos veces. Además, ha tenido que pasar por el servicio de Urgencias de uno de los hospitales adscritos al modelo hasta cinco veces en el mismo periodo. "¿Qué hago ahora si me quitan mi cobertura sanitaria?", se cuestiona.
"Si tengo que cambiarme a la
sanidad pública no voy a tener ningún problema. Pero no está preparada para acoger a más de un millón y medio de personas", sentencia este funcionario, que en el pasado formó parte de la plantilla de Correos. De hecho, en su caso, tuvo que jubilarse anticipadamente: tenía una enfermedad que no le permitía continuar ejerciendo en su puesto. Después de eso pasó por otras profesiones: desde emprendedor hasta político en el pueblo malagueño en el que se encuentra censado. Y, en todas ellas, bajo la cobertura médica de Muface.
- ¿Cuál es su máxima preocupación dentro de la crisis de Muface?
- El copago farmacéutico.
Ramírez subraya una cifra: entre 60 y 70 euros. Eso es lo que paga al mes por sus medicinas a causa de la enfermedad de Crohn que padece desde hace casi 30 años -y que le impidió trabajar con normalidad-. Este hecho, sin embargo, ya ha sido previsto en
el informe 'Muface: de la sanidad privada al Sistema Nacional de Salud (SNS)' publicado por el Ministerio de Sanidad el pasado noviembre. "
Esa no es la solución. Muface tiene que salir adelante, como ha hecho siempre", insiste este funcionario.
Su trayectoria en la mutualidad se remonta a hace casi 50 años. Los mismos que cumple el concierto este 2025. Al inicio, Ramírez comenzó con otra entidad médica: Caser Seguros (que abandonó el modelo en 2013 por la "infrafinanciación económica" del concierto). Después pasó a DKV, que
ya ha confirmado su 'adiós' al modelo sanitario en el que ha estado involucrada 50 años.
"
¿Y ahora qué? ¿Qué pasa con las pruebas que tengo pendientes? ¿Qué pasa con mis médicos? ¿Qué va a pasar conmigo?". Esas son las preguntas que lanza sin cesar este funcionario. Dice que está cansado, angustiado y agobiado. Tres adjetivos que llevan repitiendo el resto de mutualistas desde el inicio de la crisis de Muface. Una crisis sin precedentes que se enfrenta a dos caminos muy dispares: la desaparición o la supervivencia.
El periodo de permutas
Manuel Ramírez se enfrenta estos días a la misma incógnita:
¿Qué hacer durante el periodo de permutas? Hasta el 31 de enero, cuatro días después de que acabe el plazo de la nueva licitación, los funcionarios podrán cambiarse del modelo privado al público, y viceversa. En su caso, va a esperar a conocer el resultado del nuevo proceso.
"
Si Asisa se presenta, que confío en que lo hará, me cambiaré de entidad en el periodo extraordinario", señala a este periódico. Ese cambio podrá hacerlo una vez se firme el nuevo concierto.
Muface, en crisis
Si el pasado octubre fue el primer punto de inflexión para Muface,
el segundo lo fue el 5 de noviembre. Ese día
Asisa, Adeslas y DKV dejaron desierto el proceso de licitación de Muface, que comprendía dos años y un aumento de la prima del 17,2 por ciento. Las tres alegaron la infrafinanciación a la que se había visto sometida la mutualidad.
Después llegó el informe de Sanidad, una consulta preliminar de mercado para valorar qué estarían dispuestas a aceptar las aseguradoras y una nueva licitación, esta vez de tres años. Y una
manifestación con 35.000 asistentes que clamaron por la defensa del modelo.
Ahora el juego continúa. Y cada vez quedan menos movimientos. El tiempo corre y el 27 de noviembre una de las piezas claves, Asisa, tendrá que decidir si continúa adelante en el concierto, esta vez en solitario, o si deja atrás a la mutualidad tras 50 años de servicio ininterrumpido. Mientras,
los mutualistas siguen en vilo, Muface sigue en el foco de todos los debates y la incertidumbre sigue siendo la reina del tablero.
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