El médico forense Miguel Lorente analiza su papel en el nuevo Consejo Asesor de Brecha de Género del Gobierno

 Miguel Lorente, forense y especialista en violencia de género, analiza su papel en el nuevo Consejo Asesor de Brecha de Género del Gobierno.
Miguel Lorente, forense y especialista en violencia de género.


14 jul. 2024 18:20H
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Los pasos que se están dando hacia la igualdad real entre hombres y mujeres en España parecen firmes, aunque el camino se intuye aún largo. Sea como sea, la sanidad tendrá un papel prominente en este proceso. Muestra de ello es la inclusión de Miguel Lorente, médico forense, en el Consejo Asesor de Brecha de Género creado recientemente por el Gobierno. Un órgano que, asegura el facultativo, irrumpe para acabar “con esa construcción social y cultural” del machismo que también tiene su arraigo en el sector de la salud. En este sentido, llama a impulsar una sanidad “más social”, por ejemplo, con la incorporación de servicios de Medicina Legal en los hospitales para dar respuesta a los aspectos individuales de las pacientes a los que el ámbito clínico no llega.

En declaraciones a Redacción Médica, el también profesor de la Universidad de Granada y reconocido experto en violencia de género a nivel internacional pone en valor el impulso de este Consejo Asesor de la Brecha de Género, enfocado, en esencia, a dirigir la toma de decisiones de las políticas públicas que contribuyan a paliar esta problemática. Además del propio Lorente, en este ente participan otros 16 vocales, ente los que se encuentran el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, la futbolista Ivana Andrés o la directora del Museo d’ Art Contemprani de Barcelona, Elvira Dyangani.

El papel de la sanidad en la violencia de género


“De lo que se trata es de analizar las circunstancias y las expresiones de la brecha de género, que van desde las diferencias en el salario hasta la situación de las personas jubiladas y el acceso a las nuevas tecnologías”, argumenta el facultativo, que incide en que la Medicina “tiene mucho que aportar” en este ámbito. También la Legal: “Porque al final, las personas que sufren violencia o una enfermedad no reflejan solo una realidad clínica sino también personal, humana, familiar, social”, detalla Lorente, que ya ejerció como delegado del Gobierno para la Violencia de Género durante la etapa de Zapatero.

Defiende, en este sentido, que la sanidad precisa de una visión diferente que armonice “lo social y lo clínico”. Una de las fórmulas para ello podría ser el impulso de servicios hospitalarios de Medicina Legal, área que ya tiene arraigo en otros países del entorno pero que en España aún no existe. “Es una especialidad social en la que podríamos abordar todas las cuestiones relacionadas que existen sobre todo tipo de violencias y darles respuestas más eficaces”, sostiene.


"Esa sanidad centrada en el objetivo de curar y alejada del cuidado se ha construido sobre una visión androcéntrica"



A modo de ejemplo, Lorente apunta al caso de un niño pequeño con neumonía cuyo tratamiento podría diferir “si vive en una casa con calefacción o en una en malas condiciones”. “Esa cuestión no la va a resolver la Medicina, pero habría que analizar todo ese proceso para ponerlo en conocimiento de las autoridades y que vayan abordándose otras medidas”, argumenta. En el caso de una víctima de violencia, continúa, los facultativos no tendrían que poner el foco únicamente sobre “curar” sino ahondar en las “causas y factores sociales que dan lugar a ello”.

En esta línea, subraya que el problema social y cultural de estas desigualdades no puede circunscribirse a “brechas”. “Es como la violencia de género —explica—. Los casos de asesinato que conocemos, agresiones, denuncias… no son todo el problema, sino lo que conocemos de él”.

La unión de "curar y cuidar"


El propio Lorente asume que también la sanidad española ha pecado de “machista”, algo que, matiza, “no se debe ver como un insulto sino como parte de lo que es un sistema construido sobre referencias androcéntricas”.

“Esa visión centrada en el objetivo y alejada del cuidado ha sido muy androcéntrica, lo que es una deriva del propio modelo —añade—. Lo importante es que seamos conscientes de esa deriva, porque genera muchos costes y poca satisfacción”. Al respecto, asume que las políticas que se han impulsado desde la administración central y el propio Ministerio a lo largo de los últimos años “tiene elementos de mejora”. “No se ha hecho lo suficiente, pero todo lo que se ha hecho es bueno”, resume.
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