Durante su migración hacia tierras menos inhóspitas, los animales pueden propagar virus hasta ahora ‘aislados’ en áreas o especies determinadas. Este es otro de los efectos colaterales del
calentamiento global, advierten los autores de un estudio publicado en la revista
Nature que vaticinan que este intercambio viral entre animales que nunca antes habían coexistido será la causa de
futuras pandemias.
Para esbozar el problema, los autores de este
estudio sobre el riesgo de transmisión de virus entre especies a causa del cambio climático toman como referencia el
ébola, un patógeno mortalmente peligroso para el ser humano y del que pueden ser ‘huéspedes’ al menos
13 variedades de mamíferos que conviven en la zona central de África, desde murciélagos hasta primates. Forzados por una hipotética destrucción de su hábitat, estos animales se desplazarán hacia territorios menos calurosos y más fértiles en latitudes superiores.
Los investigadores que suscriben el estudio, pertenecientes a universidades de Estados Unidos y Sudáfrica, calculan que durante su migración, estos mamíferos
tendrán contacto con entre 2.455 y 3.695 criaturas, lo que provocará más de un centenar de
eventos de transmisión de virus “en zonas que cubren una parte mucho más amplia de África que el nicho zoonótico actual del ébola”.
“Dejando a un lado el
riesgo de contagio humano, esta situación podría exponer a varias especies nuevas de la fauna salvaje a un virus históricamente responsable de considerables muertes de primates”, advierten.
"Durante su migración, especies 'huéspedes' del ébola pueden tener contacto con hasta 3.700 animales"
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En cualquier caso, la del ébola no es la única amenaza que arrastra este fenómeno migratorio: con 8.429 primeros encuentros entre
murciélagos y primates que darían lugar a 110 eventos de intercambio viral, es probable que “muchos otros virus tropicales” experimenten nuevas oportunidades evolutivas debido al cambio climático.
“Suponiendo que el intercambio de virus se producirá inicialmente en zonas de
solapamiento de nuevos hospedantes, descubrimos que la mayor parte de este intercambio debería producirse en ecosistemas ricos en especies y de gran altitud, en
África y Asia principalmente”, argumentan.
Los murciélagos, animales que producen más contactos víricos
Es probable que el intercambio de nuevos virus esté limitado por la
incapacidad de dispersión de algunos tipos de animales, especialmente los no voladores. De hecho, en sus simulaciones, los investigadores también tuvieron en cuenta este factor, así como otros como el tamaño corporal o el nivel trófico y el tiempo de generación.
En este sentido, el estudio reveló que los carnívoros eran responsables de un porcentaje ligeramente superior de ‘primeros contactos’ entre especies, especialmente en comparación con los roedores. Por otro lado, los
murciélagos provocaron un nivel “desproporcionadamente más alto” de dispersión viral debido a su posibilidad de volar. De hecho, estos últimos animales son ya los responsables del 90 por ciento de los contactos iniciales en todos los escenarios analizados.
Según esta investigación, ni siquiera las proyecciones más optimistas sobre la
reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero pueden reducir el riesgo de transmisión viral provocado por el calentamiento global. Si el proceso es más lento, probablemente las especies sobrevivan a los cambios de su hábitat y se produzcan aún más 'primeros encuentros'.
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