15 mar. 2021 9:00H
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Encontrar un test Covid-19 en las estanterías del supermercado ya es una realidad en Alemania. El país se convertía este fin de semana en pionero a nivel europeo al ofrecer 'autotest' fuera del ámbito sanitario a los ciudadanos. En concreto, las cadenas Aldi y Lidl han comenzado a comercializar este tipo de pruebas de antígenos en sus centros, a un precio que oscila entre los 5 y los 10 euros.
El éxito ha sido similar al del lanzamiento de un producto de última generación, con colas en la entrada de los supermercados y productos a las popcas horas tanto en tiendas como en lapágina web. En los próximos días también se podrán adquirir este tipo de test en droguerías como Rossman y otros centros de las cadenas Rewe y Edeka, así como en farmacias.
De momento son 3 las pruebas a la venta, tras la aprobación del Instituto Federal de Medicamentos: Rapid SARS-CoV-2 Antigen Test Card, LYHER Covid-19 Antigen Schnelltest y CLINITEST Rapid COVID-19 Self-Test. Con una sensibilidad aproximada del 80 por ciento, todas ellas incluyen un bastoncillo para obtener el exudado nasal de forma autónoma y conocer el resultado en 15 minutos, sin supervisión médica.
Aunque solo están disponibles en Alemania, las compañías no descartan trasladar la iniciativa al resto de centros en Europa. España queda descartada, de momento, ya que la comercialización de este tipo de productos queda restringida por ley al ámbito sanitario, según aclabran fuentes de las compañías Aldi y Lidl. La venta de test tampoco entra en los planes de otras cadenas con gran presencia en nuestro país como Mercadona.
Peligro de 'falsos negativos'
La normativa no es el único escollo que encontraría, sin embargo, la venta de test en establecimientos. Al tratarse de una prueba médica, debe realizarse con la supervisión del personal sanitario, sobre todo para evitar errores de interpretación, defiende Rafael Ortí, presidente de la Sociedad de Medicina Preventiva, Salud e Higiene (Sempsph). Es muy posible que la persona, a pesar de contar con las intrucciones, no sea capaz de extraer la muestra nasal de forma adecuada y obtenga un "resultado erróneo" lo cual, en caso de que sea negativo, puede a su vez provocar una falsa sensación de seguridad.
Aún así, reconoce que, con una población "bien entrenada y educada" a estas alturas de la pandemia, hacer autotest de diagnóstico podrían ser útil a la hora de "ayudar al sistema" a hacer "diagnóstico de situación", teniendo en cuenta el "problema de accesibilidad" que existe en el acceso a estas pruebas.
"Podriamos plantearlo", admite, aunque para ello, la persona que ha dado positivo, tenga que notificarlo a su médico y validar el resultado "como mínimo con los profesionales sanitarios" mediante una prueba PCR adicional. Ortí pone a modo de ejemplo el caso de un paciente que da positivo un viernes y no tiene posibilidad de acudir o llamar al médico.
Ahí, la prueba sería útil, si el paciente decide autoaislarse hasta recibir atención médica o en caso de ser negativo, "tiene claro que no sirve de nada y puede seguir contagiando". "Es bueno hacer cualquier prueba que ayude a mejorar los diagnósticos pero con importantes precauciones y siempre que se tomen las medidas de control correspondientes", puntualiza.
Pruebas con indicación clara
El experto aclara que un test comprado en un hipermercado nunca puede ser un "equivalente al uso sanitario o al diagnóstico médico" y debe hacerse solo cuando está indicado y hay riesgo de padecerlo. "Gastarse un dinero por iniciativa particular es incorrecto tanto en supermercado como en un laboratorio privado. Si no hay indicación clara, no aportan nada."
Con todo, este tipo de iniciativas deben ser "evaluadas" cuidadosamente para saber si puede aportar beneficios al sistema de detección de casos, explica Ortí, puesto que en estos momentos "no se nos puede escapar ni uno solo". "Es la única manera de que no volvamos a tener una cuarta o quinta ola".
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