Carmen Alegría
Carmen Alegría lleva casi 30 años trabajando en
Urgencias, sin embargo, no pudo evitar sentir un "escalofrío en la nuca" cuando empezó a sentir los primeros síntomas que advertían de su
contagio de coronavirus Covid-19, corroborado por un test. Esta doctora, que trabaja en un
Punto de Atención Continuada de un centro de Salud de Palencia, comenzó a sentirse mal el pasado viernes 13.
Se había contagiado ejerciendo su profesión, la Medicina. A partir de entonces está en casa "completamente aislada" para intentar volver lo antes posible a su trabajo.
"He tenido ratos de mucho malestar, es un virus que no se anda con chiquitas y produce mucha sensación de dolor generalizado, te falta el aire, y el corazón se pone a 160, por lo menos el mío", relata la médica, de 55 años, a
Redacción Médica. "Los síntomas son como una gripe multiplicado por 25", ilustra.
"Sentir los primeros síntomas es un escalofrío que recorre la nuca, sobre todo porque yo, como médico,
podía constatar mi propia saturación y ver que estaba bajita, que mi frecuencia cardiaca estaba muy elevada; y darme cuenta de que los síntomas no era un chiste", relata la especialista, que tiene que interrumpir varias veces la conversación por un ataque de tos.
"Ser médico ayuda poco porque eres consciente de todas las complicaciones que se te pueden venir encima", relata.
"Como paciente, hay una cosa fundamental que a mí me ayudó y es hacer caso a mi cuerpo, que me pedía reposo y unas cuantas almohadas para poder respirar", relata la médica, que se está aplicando los consejos que da a sus pacientes:
"Cuando uno se angustia, todo se complica, así que apliqué lo que siempre les digo a mis pacientes: que el cuerpo es sabio y en este momento la angustia y el miedo es ponerle zancadillas".
Coronavirus: un descubrimiento para los propios profesionales sanitarios
Carmen Alegría trabaja en un centro de salud en Palencia y el pasado día 13 empezó a sentir síntomas del Covid-19.
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La agresividad del coronavirus Covid-19 y su capacidad de transmisión han sorprendido tanto a la población como a los propios profesionaes, que han tenido que aprender a tratarlo a marchas forzadas. "
Nos fuimos dando cuenta de que las cosas eran aún más serias, incluso, de lo que pensábamos nosotros mismos", admite la especialista, que añade: "Ha sido una forma de ayudarnos a reestructutrar incluso la forma de trabajar". Para ello, han concentrado sus esfuerzos en que los pacientes con patología respiratoria, independientemente de que tengan o no coronavirus, ya no entren en contacto con otros pacientes ajenos al Covid-19, que no han desaparecido con la pandemia.
"En la vida cotidiana, sigue habiendo infartos o fracturas. Hemos tenido que aprender, más rápido de lo que nos hubiera gustado, a organizar las herramientas y ayudar a toda la gente que necesita ayuda", relata Carmen Alegría, que vivió en primera persona las primeras medidas que se tomaron. "
Al principio no había protocolos como tal, nos hemos tenido que ir adaptando hora a hora. Los profesionales sanitarios hemos ido aprendiendo, sobre la marcha, os recursos que nos iban llegando".
Impotencia sanitaria frente al coronavirus
"Este virus no entiende de fronteras, recibo mensajes de Estados Unidos, Perú o Reino Unido, las dudas son las mismas"
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Aunque afirma que no ha sentido miedo, Carmen Alegría sí ha experimentado "un poco de impotencia al intuir lo que se venía encima". La "avalancha de casos" le ha pillado en aislamiento, pero su distanciamiento social no le ha impedido seguir ayudando a los pacientes "siempre que los síntomas lo han permitido".
A través de las redes sociales, la médica contesta a miles de usuarios que le trasladan sus inquietudes. "A las mil consultas dejé de contar.
Este virus no entiende de fronteras, recibo mensajes de Estados Unidos, Perú o Reino Unido, las dudas son las mismas. Tengo hasta lista de espera", apunta la médica, que ha mantenido controlada la ansiedad y ya empieza a notar cómo el malestar remite: "Sentirme últil me ayuda. Estoy recibiendo tantas muestras de cariño y gratitud que yo creo que mis propias células están mejorando".
En contacto con los compañeros que batallan contra el coronavirus
Desde su domicilio, la médica sigue en contacto con sus compañeros, pendiente de su evolución. "
Algunos también están contagiados y aislados en su domicilio y otros, que están peor, en el hospital"; relata preocupada.
Antes de someterse al aislamiento, llegaron los primeros protocolos de alarma y las medidas a tomar por los profesionales.
"Nosotros teníamos mascarillas de papel y guantes, lo que normalmente tenemos en Urgencias. Quiero pensar que a día de hoy todo ha mejorado", confía Alegría, que está "deseando mejorar y volver al trabajo".
"Estamos aprendiendo a una velocidad más rápida de la que nos gustaría y nos estamos dando cuenta de la necesidad de que haya EPI y de que las personas se queden en casa"
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En su opinión, "
ningún sistema sanitario en el mundo está preparado para esta pandemia". En la Historia de la Medicina, argumenta, "nunca se había dado una pandemia de estas magnitudes. Para algo que nunca se ha dado, no hay nada preparado", insiste.
Pese a las dificultades, la doctora considera que se puede extraer un a lección de esta crisis sanitaria. "
Estamos aprendiendo a una velocidad más rápida de la que nos gustaría y nos estamos dando cuenta de la necesidad de que haya EPI y de que las personas se queden en casa. Es una excelente medida de prevención hasta que haya una vacuna, no hay sistema de salud que pueda plantar cara al coronavirus, se trata de hacerlo toda la población", advierte.
"El cariño es una medicina para el coronavirus y la vida", relata la médica en respuesta a los aplausos que reciben cada día los profesionales, sanitarios o no, que plantan cara al coronavirus estas semanas. "Están dando lo mejor de sí mismos, es un estímulo para el alma".
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