Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph); y Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
El uso de la
mascarilla en exteriores dejará de ser obligatorio a partir del próximo martes, poniendo fin así a una de las medidas de prevención contra la trasmisión del covid que menos consenso ha alcanzado entre los especialistas médicos. Una
falta de criterios comunes que se repite en el futuro uso de esta herramienta. Por un lado, desde
Medicina Preventiva y Salud Pública consideran que este será el
fin definitivo de la mascarilla en exteriores y no se volverá a imponer su obligatoriedad. Mientras que desde Epidemiología no descartan su uso si la situación epidemiológica vuelve a empeorar.
“Creo que
no se volverá a utilizar la mascarilla en exteriores porque la situación epidemiológica va a mejorar y aunque puede volver a empeorar en determinados periodos, como ocurre con la gripe, cada vez serán
infecciones más leves”, señala Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph).
Para el preventivista está menor gravedad del covid se traducirá en una menor presión hospitalaria junto con un bajo impacto en la economía del país. “Al tener menos importancia
la opinión pública se distraerá y no se volverá a usar”, explica Ortí.
Un final de la mascarilla en exteriores condicionado a la evolución epidemiológica
Por el contrario, Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), aún no pone un fin definitivo a la mascarilla en exteriores. “La covid nos da muchas sorpresas. Con
Ómicron y su subvariante hay más de 100 fallecimientos diarios. Estamos en un momento donde
hay que tomar todas las precauciones y hay que reducir al máximo todos los contagios”, recuerda el epidemiólogo.
En base a esta evolución impredecible, Caylà considera que
si la situación vuelve a empeorar se debería volver a contar con esta medida de prevención. “Esperemos tener suerte y que no pase. Sin embargo, se deberían
contemplarse varios escenarios y en función de la evolución epidemiológica
ver si se requiriera de nuevo el uso de mascarillas en exteriores. Hay que ver sobre la marcha como va todo”, señala el epidemiólogo.
¿Era el momento de retirar la mascarilla en exteriores?
En cuanto a si era el momento adecuado para que Sanidad retirara la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores, los
especialistas también difieren en sus opiniones. Desde Epidemiología, Caylà tiene claro que
ha sido demasiado pronto: “La sexta ola aún no se ha acabado, solo hemos superado el pico. En las últimas dos semanas ha habido dos millones de casos y en las próximas dos semanas puede haber muchos casos más. Esta medida
es prematura ante el elevado número de casos actual y, además, estamos en un momento donde
podría reaparecer la gripe, ya que está demostrado que las mascarillas la evitan. Valdría la pena esperar un poco y ver el efecto que se observa en Dinamarca, que ya la ha quitado”.
Además, el especialista asegura que la no obligatoriedad del uso de mascarillas en exteriores debería ir ligada a una concienciación de la
importancia de su uso en situaciones de riesgo. “Debería haber una campaña de comunicación o formación muy buena recomendando que son imprescindibles usarlas para lugares cerrados y de grandes aglomeraciones como el transporte público o bares”, detalla Caylà.
Un parecer que contrasta con el de Ortí, quien asegura que
“ya era hora” de que se acabará la obligatoriedad del uso de mascarilla en exteriores. “En su momento tuvo su sentido, sobre todo como una llamada de atención, pero a partir de ahí era una de las medidas más ilógicas. Se ha querido convertir en un símbolo que represente que aún estamos en pandemia, pero en realidad se ha convertido en un
símbolo de las medidas que no tienen sentido”, reivindica el preventivista.
Para el presidente de la Sempsph, la medida estaba generando una
falsa sensación de seguridad: “Ahora estaba pasando que la gente la levaba por la calle y cuando entraba en la cafetería se la quitaba. La medida ha generado que haya más gente en contra de la mascarilla porque sabe que no sirve para nada. Las personas necesitamos tener sensación de libertad, ir por una calle o parque poco concurrido y disfrutar del aire libre es salud”, explica Ortí, quien está de acuerdo con hacer medidas duras cuando es bueno hacerlas, pero siempre que tengan un rendimiento y no penalicen a las personas.
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