Muchos son los candidatos a llevar la cartera sanitaria.
Una vez que se sabe que
Mariano Rajoy va a ser elegido presidente del Gobierno este sábado, el siguiente capítulo de la política española es conocer a los elegidos para conformar el ejecutivo de Legislatura. Y son muchos los nombres que suenan en las
quinielas para la cartera de Sanidad. Los precedentes son claros: persona cercana al presidente, con un puesto fuerte en el aparato del partido e independiente al sector sanitario. Nombres como los de Ana Mato o Alfonso Alonso son un buen ejemplo. También, aunque este caso en el PSOE, Leire Pajín, Trinidad Jiménez o Elena Salgado. Además, como se espera una época complicada, en Génova se habla de que el próximo ministro debe ser una persona dialogante, con capacidad para negociar con la oposición y los diferentes actores del sector salud, pero dispuesta igualmente a ajustarse el cinturón si lo manda Europa.
La persona que, en estos momentos, está mejor posicionada para ocupar este puesto es
Fátima Bañez. Cuenta con el apoyo y reconocimiento del presidente. Y estos
últimos días se ha desenvuelto bien, de forma discreta pero efectiva, convocando a los responsables de RRHH de las comunidades autónomas para
tratar sobre eventualidad y a los sindicatos del Ámbito de Negociación. Podría no haber hecho nada visto el panorama, pero los movimientos de los últimos días pueden dar a entender que a Báñez no le importaría cambiar de aires sin salir del Ejecutivo.
También suena con fuerza
José Ignacio Echániz. Es el ‘hombre fuerte’ del partido en materia sanitaria, al dirigir la Secretaría General de Sanidad del PP, y el único político que ha sido consejero de Sanidad de dos comunidades autónomas, Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid. Curiosamente, su antigua jefa en Toledo,
María Dolores de Cospedal, también puede asumir esta responsabilidad. Este ministerio puede ser un buen ‘escaparate’ para ella, después de que los grandes
recortes los asumiese Ana Mato. Si bien, parece que la secretaria general del PP no quiere depender de Soraya Sáez de Santamaría, así que o Rajoy le quita competencias a su número dos en el Gobierno o no parece que Sanidad sea uno de sus departamento preferidos.
Opciones de bajo riesgo
Tampoco se puede descartar la vuelta de
Alfonso Alonso.
Dejó su cargo para presentarse como candidato a lehendakari, pero no tuvo mucha suerte. El hecho de que se defendiera bien al frente de la sanidad española le hace ganar puntos para que Rajoy confíe de nuevo en él. Además ayudaría a
mantener el perfil continuista del departamento que tanto gusta al presidente.
Alonso hizo un buen tándem con
Rubén Moreno, ex secretario general de Sanidad y Consumo, quien también entra en las quinielas porque no sería la primera vez que Rajoy premia con un ministerio a un ‘número dos’, el último con Isabel García Tejerina en Agricultura. En el haber de Moreno está que
conoce a la perfección el sistema, que ha sido el 'bombero' responsable de solventar muchos problemas heredados de la época de Mato, y es un hombre dialogante como demuestra su trayectoria parlamentaria. A esto se suma los puntos que da la 'cuota valenciana', que sigue teniendo un peso importante y puede ser su baza, algo que también ocurre con
Susana Camarero, la secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, a quien dieron como favorita en el PP para sutituir a Mato en 2014. No hay que desdeñar tampoco las posibilidades de
Javier Castrodeza, al haber asumido una importante responsabilidad al frente del ministerio durante el largo periodo de interinidad del Gobierno.
También aparece en las apuestas el actual ministro de Justicia en funciones,
Rafael Catalá. Cumple el perfil que busca el presidente y su actual departamento es muy jugoso para otros candidatos con más peso político en el PP, por lo que puede entrar dentro de un 'cambio de cromos' entre ministerios. Además, la sanidad no le es ajena. Ha sido gerente del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y subdirector general de Ordenación y Política de Recursos Humanos en el Ministerio de Sanidad y Consumo, un currículum que le hace ganar muchos enteros en la carrera por ser el próximo ministro de Sanidad.
Los tapados
Rajoy siempre sorprende en la elección de sus ministros, por eso no se puede descartar que entregue el Ministerio a miembros del partido que se han hecho fuertes en los últimos meses, por ejemplo los vicesecretarios generales
Pablo Casado o
Andrea Levy. El primero figura como favorito para casi cualquier ministerio y se ha caracterizado por una buena relación con la prensa, sin evitar preguntas de ningún tipo, mientras la segunda ha rentabilizado su salto a la política nacional consiguiendo buenas referencias. Levy tiene a favor que es independiente al sector sanitario, tiene peso dentro del partido y es mujer, las mismas características que en su momento llevaron a Ana Mato a su despacho en el Paseo del Prado.
Además, ambos son jóvenes, saben moverse en redes sociales y dominan la presencia en medios de comunicación. Este
doble perfil de peso político y dominio de la comunicación juega a su favor. Características con las que también cuentan el alcalde de Santander,
Íñigo de la Serna, con una gran proyección dentro del partido, y
Javier Maroto, vicesecretario de los 'populares' vascos. Este último supondría traer aire fresco al Gobierno pero, a la vez, daría al presidente la tranquilidad que supone nombrar a una persona cercana al exministro Alonso, quien puede ser un guía fiel a la hora de tomar las riendas de la sanidad española.
La opción de un independiente
La opción de un candidato independiente tampoco es descartable. En ese escenario, si destaca un nombre sin duda es el de
Julio Sánchez Fierro, el mentor de Ana Mato, que se encargó de formarla para ser ministra cuando Mariano Rajoy la llamó para formar parte de su Ejecutivo. Además, Sánchez Fierro fue un colaborador muy cercano de Ana Pastor en su etapa como ministra de Sanidad, y ya se sabe que la actual presidenta del Congreso de los Diputados es una persona de máxima confianza de Rajoy. Sería el broche de oro para el vicepresidente del Consejo Asesor de Sanidad, con la experiencia y conocimientos necesarios para desempeñar esta función.
De igual manera, la cartera ministerial sería un merecido premio para el gerente del Hospital Universitario La Paz,
Rafael Pérez Santamarina. Casi el único gerente de la sanidad española que tiene ‘galones’ suficientes como para asumir el liderazgo de este departamento. Ya fue secretario general de Sanidad en tiempos de José María Aznar. Gallego y bien valorado en el sector, siempre que hay una vacante importante en la Administración sanitaria suena su nombre, puede que éste sea su momento.
¿Un Ministerio de Sanidad en manos del PSOE o C’s?
Cabe la posibilidad de que en estos tiempos convulsos, Rajoy tenga ya un pacto cerrado, esa gran coalición por la que ha apostado desde hace ya casi un año. Y en ese caso el ministerio de Sanidad es una buena baza que ceder al PSOE o a Ciudadanos. Si la alternativa fuese la formación naranja, seguro que no desaprovecharían la oportunidad de situar a alguien fuerte, como
Inés Arrimadas, presidenta del grupo parlamentario en la cámara catalana y mano derecha de Albert Rivera, o
José María Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos y miembro del Comité Ejecutivo del partido.
Sin embargo, si tiene pactado algo con el otro partido tradicional del bipartidismo, la opción más evidente para llevar las labores sanitarias es el 'independiente'
Rafael Bengoa. Un candidato que gusta por su experiencia, su talante y actitud, incluso dentro del PP.
Una consejera de ‘número dos’
De la mano del próximo ministro o ministra no sería raro que llegara un consejero de Sanidad como número dos. Pasó con Ana Mato y Pilar Farjas, quien de consejera de Sanidad de Galicia pasó a secretaria general de Sanidad del Ministerio. En esta ocasión puede ocurrir que ‘el salto’ lo dé
Encarna Guillén, que cuenta con un futuro mucho más prometedor que el de Farjas. La avala que es médico, con buen talante y dispone de buenas referencias de su gestión en Murcia.
Rajoy siempre sorprende en su elección de ministro y seguro que ésta no será la excepción. Normalmento, no designa a personas que salen en las quinielas. Tampoco comparte con nadie sus 'bocetos' para formar el organigrama del ejecutivo. Si bien, los perfiles que más se ajustan a los patrones seguidos en anteriores ocasiones y a las demandas del sector están aquí recogidas.
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