Entre los departamentos en los que es más posible que un sanitario sea agredido está, entre otros, el área de Maternidad.
12 ago. 2017 13:00H
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La violencia que sufre el personal sanitario durante su labor se ha convertido en uno de los principales caballos de batalla de las administraciones públicas, y ha llevado a que se desarrollen intensos estudios sobre su naturaleza y características.
Este es el caso del órgano estadounidense ECRI Institute, que ha analizado los elementos que rodean a este fenómeno, particularmente los servicios sanitarios en los que es más habitual. Uno de ellos es el de Urgencias, en el que las posibilidades de que sucedan eventos violentos por parte de los pacientes se multiplican ante la presencia de drogas o de personas con enfermedad mental.
En Maternidad también sucede en una mayor frecuencia la violencia contra el personal sanitario, debido a los “problemas emocionales que rodean a los padres durante el embarazo y el parto”, indica el ECRI.
En el caso de la unidad de cuidades intensivos (UCI), el problema son los visitantes de los pacientes. “Pueden estar extremadamente angustiados, estresados y exigentes de la atención del personal, que puede ser o parecer escasa. Esta combinación puede conducir a una agresión verbal hacia el personal y puede convertirse en agresión física, especialmente si el personal no está debidamente capacitado para responder a los visitantes perturbados”.
Algo similar puede ocurrir en el departamento neonatal o en la UCI pediátrica, pero con los padres. “Los padres preocupados pueden volverse violentos mientras esperan a hablar con un médico, mientras esperan los resultados de la prueba, o después de descubrir que su hijo tiene una enfermedad grave. Los padres divorciados o separados pueden entrar en conflicto por el cuidado de sus hijos en guarderías o en pisos pediátricos; las disputas de custodia pueden suceder en el hospital”.
También en los hogares
El ECRI también llama a la cautela en la atención domiciliaria. Los profesionales sanitarios que se encargan de esta labor “pueden estar expuestos a condiciones inseguras y han reportado sentirse amenazados cuando saben que hay armas en la casa del paciente. Puede haber ratas y otros animales dañinos u hostiles, o la vivienda puede estar en un estado deteriorado, o pueden existir otras situaciones que sugieran el potencial de violencia física, abuso verbal o acoso sexual por parte de pacientes, miembros de la familia o visitantes”.
Así mismo, también advierte de que los episodios de violencia pueden suceder en los aparcamientos de los centros sanitarios y, en general, en dependencias externas.
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