La obesidad severa se afronta con cirugía en muchos casos.
Un antidepresivo y un antiepiléptico, la fluoxetina y el topiramato, posibilitan
perder peso antes de la cirugía bariátrica a menor coste de sufrimiento para el paciente, según ha demostrado
una investigación elaborada por la Universidad de Extremadura (UEX).
En los enfermos que padecen obesidad severa de grado III –como se la clasifica–, la cirugía bariátrica constituye el único tratamiento de elección, ya que la dieta, el cambio de estilo de vida o los fármacos modifican de forma leve el peso, pero no solucionan el problema, han explicado fuentes de la UEX.
Además, para el correcto funcionamiento del tratamiento, resulta necesaria la
pérdida de peso previa a la intervención de los pacientes, condición que hasta ahora era bastante difícil de conseguir.
Por esta razón, desde la UEX se ha llevado a cabo un estudio en el que se analiza la conducta alimentaria y la pérdida de peso de pacientes con obesidad mórbida antes de la cirugía, así como el uso de los fármacos como la fluoxetina, el topiramato o la asociación de ambos en la ayuda a esa pérdida de peso.
De acuerdo con
Juan Antonio Guisado Macías, profesor de la UEX y médico-psiquiatra en el Hospital Infanta Cristina de Badajoz, el uso de estos fármacos ha revelado que “los pacientes tratados con fluoxetina más topiramato perdieron más peso entre los tres y seis meses antes de la cirugía, llegando a ser esta pérdida de siete kilos”.
También ayudan a no caer en 'atracones'
Además –ha asegurado el investigador– “estos medicamentos parecen tener efectos beneficiosos en los trastornos de la alimentación que sufren estas personas con obesidad mórbida y que se reflejan en lo que denominamos
‘trastorno por atracón’, definido por la necesidad del paciente de ingerir alimentos de forma descontrolada, una vez a la semana y al menos durante tres meses”.
Por medio del uso de estos fármacos –ha matizado– “se regula el control de la alimentación, pues tienen una función sobre la lipasa pancreática que moviliza y frena la conducta alimentaria de estos enfermos. Guisado afirma que “es un proceso muy positivo, donde se demuestra que
el tratamiento de cirugía cuando se llega a este índice corporal es el más acertado”.
El trabajo se enmarca en el seno de los estudios llevados a cabo en el Departamento de Terapéutica Médico-Quirúrgica de la Facultad de Medicina de la UEX.
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