Miquel Casas, Marta Ribasés, Toni Ramos Quiroga, Cristina Sánchez Mora y Bru Cormand.
Un
estudio internacional, centrado en el
análisis del genoma de
más de 50.000 individuos de todo el mundo, ha identificado
12 fragmentos concretos del ADN relacionados con la
susceptibilidad al trastorno por déficit de atención con hiperactividad (
TDAH).
En la investigación, publicada por la revista 'Nature Genetics', participan más de ochenta autores, entre los que destacan diversos expertos catalanes, como
Bru Cormand, que es investigador de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Biomedicina de la UB (IBUB), el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER);
Josep Antoni Ramos Quiroga,
Marta Ribasés,
Miquel Casas y
Cristina Sánchez Mora (Hospital Universitario Vall d'Hebron y CIBERSAM);
Amaia Hervás (Hospital Universitario Mutua Terrassa); y
Jordi Sunyer (Instituto de Salud Global de Barcelona, ISGlobal).
Primer estudio mundial del TDAH a escala genómica
El TDAH es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes en la primera infancia y adolescencia: afecta a cerca del cinco por ciento de los niños y al 2,5 por ciento de los adultos. Se caracteriza por déficit de atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo, y limita las habilidades personales y sociales de los afectados. Con un origen bastante desconocido hasta ahora, todo indica que el TDAH es el resultado de la combinación de factores ambientales (toxicológicos, psicosociales, etc.) con una base hereditaria poligénica (que explicaría cerca del 75 por ciento del trastorno).
El equipo internacional ha analizado cerca de 10 millones de posiciones en el genoma de más de 50.000 individuos
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Este es el mayor estudio a escala genómica que se ha hecho hasta ahora sobre el TDAH, y se centra en el papel que tienen en él las variantes genéticas frecuentes en la población general. Lideran el trabajo los expertos
Benjamin M. Neale (Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, Estados Unidos),
Anders D. Børglum (Universidad de Aarhus, Dinamarca) y
Stephen V. Faraone (Universidad Estatal de Nova York, Estados Unidos), con el apoyo de plataformas internacionales como el Consorcio de Genómica Psiquiátrica (
PGC), el Early Genetics and Lifecourse Epidemiology (
Eagle Consortium) o e
l Roadmap Epigenomics Mapping Consortium.
Tras la pista de diez millones de loci en el genoma humano
El equipo internacional ha analizado cerca de 10 millones de posiciones (loci) en el genoma de más de 50.000 individuos -entre pacientes y controles- de diversos países de Europa, así como de Estados Unidos, Canadá y China. Mediante la
metodología de estudio de asociación a escala genómica (GWAS, por sus siglas en inglés), se han analizado los cambios en un único nucleótido del ADN (SNP, por sus siglas en inglés), que son los más abundantes en el genoma humano.
El estudio revela que estas variantes genéticas comunes"«tienen un peso del 21 por ciento en el total de la genética del TDA"», explica Bru Cormand, jefe del Grupo de Investigación de Neurogenética en la Facultad de Biología de la UB. "Además -añade el experto-, la
mayoría de las alteraciones genéticas que se han identificado se encuentran en
regiones del genoma muy conservadas a lo largo de la
evolución, hecho que apunta a su
relevancia funcional".
En concreto, la investigación internacional identifica
12 segmentos genómicos -la mayoría correspondientes a genes concretos- que
confieren susceptibilidad al TDAH. En particular, muchos de los cambios genéticos relacionados con este trastorno afectan a elementos nreguladores de la expresión génica en el cerebro.
El gen FOXP2: la base genética del lenguaje en humanos
Entre los fragmentos identificados destaca el
gen FOXP2 -uno de los más estudiados respecto al desarrollo del lenguaje en humanos-, que
codifica una proteína con un papel destacado en la formación de las
sinapsis neuronales y el
aprendizaje.
Así, destacan que FOXP2 ya había sido señalado como
gen candidato al TDAH en un estudio anterior (Psychiatric Genetics, 2012), en el que participaban varios autores catalanes de este nuevo trabajo. Por ahora, es uno de los pocos genes citados en la bibliografía científica que vuelve a aparecer en el mapa genético del TDAH publicado en 'Nature Genetics'.
"Los resultados revelan solapamientos genéticos entre el TDAH y la depresión mayor, la anorexia o el éxito reproductivo"
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Otro de los genes identificados -
DUSP6- está implicado en el
control de la neurotransmisión dopaminérgica, que es un proceso diana para los tratamientos farmacológicos más habituales
del TDAH. Asimismo, el gen
SEMA6D, que se expresa en el cerebro durante el desarrollo embrionario, también podría tener un
papel relevante en la formación de las
ramificaciones neuronales.
Base genética compartida entre el TDAH y más de 200 rasgos
El estudio internacional revisa, además, la
posible base genética compartida entre el
TDAH y más de 200 rasgos (tanto psiquiátricos como no). Tal y como apunta Cormand, "los resultados revelan
solapamientos genéticos entre el
TDAH y la depresión mayor, la
anorexia,
el
nivel educativo, la
obesidad, el
éxito reproductivo, el
tabaco o e
l insomnio, entre otros".
Varios estudios previos realizados en gemelos habían demostrado ya que el 75 por ciento del trastorno se explica por
factores genéticos. Este nuevo estudio empieza a definir de
forma más concreta el
paisaje genético del TDAH, identificando alrededor de
diez genes específicos que contribuyen a la
vulnerabilidad al trastorno.
Según el investigador, "este estudio refuerza, en contra de ciertas voces negacionistas, la idea de que el TDAH es un trastorno con una base biológica sólida, en la que la genética tiene mucho que decir".
Consorcios científicos: ciencia internacional a gran escala
Este primer mapa genético de la susceptibilidad al TDAH concentra el esfuerzo investigador de expertos de
más de 60 instituciones de todo el mundo, y se suma al
progreso científico para mejorar el diagnóstico de trastornos psiquiátricos a partir de la genética.
"Estos resultados muestran la importancia de impulsar
estudios a gran escala -que únicamente son posibles a través de grandes consorcios internacionales- para
explorar la base genética de las
enfermedades complejas del cerebro", concluye Bru Cormand.
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