María José Campillo (CESM) y Jesús Cabrera (CCOO).
El futuro de
Muface sigue siendo incierto a menos de dos semanas para que se cierre el plazo de presentación de ofertas a la licitación del concierto 2025-2027. Aunque
DKV y
Asisa aún no se han pronunciado al respecto de si presentarán oferta económica o no, la renuncia de
Adeslas, sumada a la licitación previamente desierta, genera dudas en torno a la situación de los profesionales de la
sanidad privada. La ecuación es sencilla: si Muface se extingue y sus beneficiarios se pasan necesariamente a la sanidad pública, la privada, ante una menor demanda asistencial, podría optar por reducciones de plantillas. La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (
CESM) cifra en más de 15.000 los puestos de trabajo en riesgo por esa situación.
La cifra es algo superior, aunque similar, a la apuntada por la
Fundación IDIS en un informe publicado en septiembre sobre las
repercusiones potenciales de la extinción del modelo Muface. En el documento se hablaba de una tasa de 5,9 puestos de trabajo por cama en la sanidad privada, por lo que la estimación del número de puestos de trabajo en riesgo fue de 13.062.
María José Campillo, secretaria de Finanzas y Servicios de CESM, explica a
Redacción Médica que entre los profesionales sanitarios afectados por el hipotético fin de Muface no sólo se hallarían
médicos y
enfermeras, sino también trabajadores de otras categorías. “Un hospital que antes necesitaba 15 médicos de Urgencias, sin Muface quizás con siete tendría bastante”, indica. No en vano, según la responsable sindical, entre un 60 y un 70 por ciento de los pacientes de “muchos hospitales” son funcionarios, aunque “depende de cada comunidad”. De hecho, en
CCOO aseguran que ese porcentaje es, de media, inferior al 50 por ciento.
Para Campillo, el problema no sólo se extiende a los puestos de trabajo, sino también a los
pacientes: “A muchos les puede pillar con operaciones programadas o un tratamiento, o se verían forzados a cambiar de médicos después de estar toda la vida con el mismo”. Además, se pondría en riesgo la “viabilidad” del propio centro sanitario u hospital: “Algunos, sobre todo los más pequeños, podrían cerrar”.
No obstante, en CESM prefieren no adelantarse a los acontecimientos: “Todavía no sabemos si se va a producir una migración a la pública o no. No es fácil que desaparezca Muface hoy por hoy porque pone en riesgo a la
sanidad privada española”, dice Campillo.
En CCOO no manejan cifras concretas sobre el número de sanitarios de la privada potencialmente afectados por una posible extinción de Muface, pero su responsable de Negociación Colectiva Privada de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios,
Jesús Cabrera, admite que la "incertidumbre" en torno a la
nueva licitación del concierto está generando “inquietud” y “miedo” en el sector.
La influencia del auge de los seguros de salud privados
En cualquier caso, y en la misma línea que Campillo, Cabrera recuerda que, más allá de “rumores” sobre si DKV y Asisa presentarán oferta o no antes del 15 de enero, todo sigue en stand-by. Además, afirma que el impacto en los
contratos laborales de la sanidad privada de una
hipotética acta de defunción de Muface sería menor que el que habría tenido en épocas anteriores.
“Hace unos 20 años, el peso de la atención a funcionarios en hospitales privados era superior al 50 por ciento, pero ahora ha disminuido, entre otras cosas, por el
aumento de los seguros sanitarios privados, que es cada vez mayor respecto al peso de Muface en la economía de las
entidades aseguradoras”, explica el responsable de CCOO.
Según datos de la Unión Española de Entidades Aseguradoras (
Unespa) ofrecidos en enero de 2024, las compañías aumentaron en 2023 un 6,6 por ciento su facturación en seguros respecto a 2022, hasta alcanzar los 11.238 millones de euros. Más tarde, el pasado octubre, el colectivo Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras (
ICEA) cifró en 9.108 millones de euros la facturación generada por lo seguros de salud al cierre del tercer trimestre de 2024, lo cual suponía un crecimiento del 7,72 por ciento respecto al mismo periodo del año previo.
A esa tendencia al alza de los seguros privados de salud hay que añadir, según Cabrera, la ‘estrategia’ de venta de participaciones en
hospitales privados que comenzaron a ejecutar compañías como Adeslas y Asisa hace años, un cambio en el modelo de negocio propiciado por las primeras dudas en torno a la viabilidad económica de seguir trabajando con Muface. “Empezaron a verle las orejas al lobo”, recalca el responsable de CCOO.
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