En el estudio se analizaron muestras de orina de 314 lactantes de menos de 29 semanas de gestación.
Un estudio concluye que los
metabolitos de paracetamol o acetaminofeno (APAP) se detectaron
de manera uniforme en la orina de la mayoría de los bebés prematuros estudiados con dos enfermedades: la displasia broncopulmonar (BPD) y retinopatía del prematuro (ROP). En ambas cohortes de bebés prematuros, los niveles identificados
no se asociaron con un mayor riesgo de dos resultados clínicos adversos.
La investigación, publicada en medRxiv, constata que
el metabolito principal detectado fue el sulfato de 4-APAP, el más alto y más abundante de los ocho identificados,
presente en el 98 por ciento de las muestras de orina.
En el estudio se analizaron muestras de orina de
314 lactantes de menos de 29 semanas de gestación. Los autores realizaron un metanálisis para examinar las asociaciones entre los niveles de metabolitos de APAP y los resultados clínicos.
Asociación con BPD y ROP
En cuanto a la asociación entre BDP y ROP,
no se encontró ninguna relación significativa entre los niveles de metabolitos de APAP y la incidencia de las dos enfermedades analizadas. Así, estos hallazgos sugieren que "la exposición al APAP en las dosis experimentadas por los bebés en estos estudios
no aumenta el riesgo de desarrollar BDP o ROP durante el período neonatal".
Por otra parte, sobre los patrones de exposición se observaron intervalos de niveles elevados de sulfato de 4-APAP, especialmente más altos y de mayor duración en bebés alimentados por vía enteral en comparación con aquellos en nutrición parenteral total (TPN). Este análisis sugiere que la exposición intermitente al APAP en la leche materna
podría contribuir a los niveles detectados en la orina de los bebés.
A pesar de que se conocen los efectos tóxicos del APAP a dosis altas, los resultados de la investigación señalan que, a las dosis experimentadas por los bebés en estas cohortes,
el APAP no incrementa el riesgo de BDP ni ROP. Sin embargo, los autores hacen hincapié en la necesidad de confirmar estos hallazgos y, además,
no abordan los posibles riesgos asociados con la exposición prolongada a dosis más altas en bebés prematuros.
Por último, de cara a próximos estudios, los autores recomiendan que se realicen
investigaciones adicionales al suyo que midan los niveles de APAP tanto
en la leche materna como en los bebés para proporcionar una
conclusión definitiva sobre la seguridad del APAP en este colectivo.
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