El uso racional de antibióticos previene la aparición de resistencias en la comunidad.
Una reducción del 27 por ciento en el uso de los
antibióticos habituales en las
unidades de cuidados intensivos (UCI) no altera los resultados de salud de los niños pero, en cambio, alarga su estancia en el
hospital hasta restablecerse.
Así lo prueba
un estudio que publica The Lancet Infectius Diseases y que replica, en forma de comentario crítico, Evidencias en Pediatría. En el trabajo se utiliza una muestra de 2.052 niños ingresados en la UCI de neonatales de nivel 3 del
Hospital Parkland de Dallas (Texas, Estados Unidos).
Para llevarlo a cabo, se volvieron a evaluar en los
pacientes pediátricos los tratamientos que se les había prescrito al ser ingresados, en concreto a las 48 horas de comenzarlo. En ese momento, se interrumpieron las administraciones de antimicrobianos. Por otro lado, en el caso de las neumonías y sepsis clínicas con cultivos bacterianos negativos, el tratamiento con antibióticos se interrumpió con un margen de seguridad de cinco días.
Los resultados no dejan lugar a la duda: a menos
terapia con antibióticos en recién nacidos, siempre y cuando su indicación no sea imprescindible, se consiguen los mismos resultados terapéuticos. Para ser más precisos, la administración de estos medicamentos disminuyó, en la muestra, de
343,2 a 252,2 días
por cada 1.000 pacientes, equivalente a la citada disminución de un 27 por ciento.
Control de las resistencias bacterianas
“No se observó diferencia en los resultados de seguridad entre la intervención y los periodos de referencia, aunque se produjo un significativo aumento de la estancia hospitalaria de siete a ocho días”, matizan dos pediatras españoles,
Carlos Ochoa y
Andrés de Llano, del Virgen de la Concha de Zamora y del Complejo Asistencial de Palencia, respectivamente, en la reseña que incluye Evidencias de Pediatría, una publicación de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Como conclusión, el trabajo recomienda diseñar este clase de racionamiento de antibióticos en las UCI pediátricas para controlar la
proliferación comunitaria de resistencias e incluso disminuir los eventos adversos derivados del uso de antimicrobianos en recién nacidos.
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