El cuerpo empieza a sufrir un deterioro físico a partir de los 60 años.
16 ago. 2017 12:00H
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El paulatino envejecimiento de la población es una realidad que afecta directamente a la sociedad española, aunque buena parte de este colectivo, un 34 por ciento, percibe su salud como buena o muy buena.
Mientras la ciencia busca revertir el paso del tiempo, HM Hospitales ofrece las claves para contrarrestar el deterioro físico asociado al hecho de hacerse mayor. De entrada, mantenerse físicamente activo, seguir una dieta equilibrada y la planificación de un chequeo médico completo cada seis meses son las medidas de prevención más reconocidas.
Según el jefe de Servicio del Traumatología del Hospital Universitario HM Madrid, Rafael Zarzoso, "España es uno de los países de la Unión Europea (UE) con más porcentaje de personas mayores, y a los 65 años la esperanza de vida de las mujeres es de las más altas de la UE, detrás de Francia; la esperanza de vida a los 65 años de los hombres también es de las más altas de la UE, por debajo de Francia. La esperanza de vida es uno de los indicadores principales que reflejan consecuencias de las políticas sanitarias, sociales y económicas de un país".
Para el colectivo de personas mayores de 60 años la principal causa de muerte se produce por causas circulatorias, seguidas por el cáncer. Aunque para el coordinador de Medicina Interna del Hospital Universitario HM Madrid, José María Pallarés, "los problemas de salud en una persona de edad superior a los 60 años, sin patologías crónicas (pulmonares, cardiacas, endocrinas, tumorales…) vienen relacionadas con el sobrepeso, la falta de actividad física y el estrés, que es muy condicionante pues según se va aumentando en edad el enfrentamiento a los problemas de la vida cotidiana van siendo más difíciles de asumir".
Eso sí, durante el proceso de envejecimiento se producen una serie de cambios que afectan tanto al aspecto biológico como al psicológico de la persona. "Todavía no es posible distinguir qué cambios son verdaderamente un resultado del envejecimiento y cuáles derivan de la enfermedad o de distintos factores ambientales y genéticos. En este aspecto, las diferencias individuales son tan notables que hacen difícil la extracción de conclusiones sobre el tema. La razón por la que se considera a la persona mayor como ‘vulnerable’ es porque su organismo tarda más tiempo en recuperarse de cualquier proceso que afecte a su normalidad", asevera Rafael Zarzoso.
Cambios durante el envejecimiento
Los cambios considerados como normales asociados al envejecimiento son: disminución de la agudeza visual y auditiva; disminución de masa ósea y muscular; rigidez articular; el proceso de digestión se enlentece; disminuye la función renal y la capacidad de la vejiga, momento en el que aparece incontinencia; los vasos sanguíneos se estrechan y pierden elasticidad, y aumenta la presión arterial; también reducen su eficacia los sistemas endocrino (baja la producción de hormonas), nervioso (más lentitud en las respuestas y en los procesos cognitivos) e inmunológico (crece la susceptibilidad a los procesos infecciosos).
Ante estos condicionantes típicos del envejecimiento, la dieta y el ejercicio son las pautas más recomendadas para ralentizar sus efectos, sin embargo el desgaste físico asociado al envejecimiento es una realidad a la que hay que hacer frente. Según José María Pallarés, "las articulaciones van sufriendo un deterioro que ocasiona una mayor rigidez en la movilidad, independiente de los dolores que van apareciendo agravando el proceso de degaste. La mejor manera de retrasar el proceso es mantener un peso corporal bajo con el control dietético y una movilidad progresiva siempre sin forzar las articulaciones pero que sea constante".
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