Angustia por el adiós a la mascarilla: el 'efecto' que temen los sanitarios

Frente al alivio que supondrá la relajación del uso de las mascarillas en exteriores a partir del 26 de junio para una parte de la ciudadanía, los psicólogos ven en esta medida una posible fuente de angustia añadida en un colectivo "con una gran carga" como es el sanitario. 

El principal problema, según explica Jesús Linares a Redacción Médica es que mucha gente verá en esta exención el "fin de la pandemia". Nada más lejos de la realidad, asegura este psicólogo, para el que todavía falta "mucha información" acerca de la instrucción de la medida y sus requisitos. Por ejemplo, el hecho de llevar "una mascarilla en el bolsillo" y utilizarla cuando se tenga que acceder a lugares interiores. "Se va a producir el mismo efecto que aparcar 2 minutos en una plaza reservada a personas con movilidad reducida", compara este profesional, que no descarta que se produzcan conflictos en este sentido. "Nos asusta un poco la idea de que sea el fin", reconoce, aludiendo como prueba a todas "las ofertas y rebajas" anunciadas en torno a este tipo de protección que vaticinan su "eliminación completa".   

En general, los cambios en la normativa sin una explicación precedente acaban causando, asegura, "fatiga y desconexión en las personas". Algo similar a lo que ocurre con las cifras de fallecidos por Covid-19. "Se produce lo que llamamos síndrome de habituación y al final acabamos insensibilizándonos a este tipo de cuestiones", indica este representante del Colegio de Psicólogos de Madrid. 

Falso "premio" a la responsabilidad 

Los sanitarios temen que debido a esta desinformación, haya una parte de la población que malinterprete "dichas libertades", amparada ahora en la legalidad, y aumente así el riesgo de contagio, especialmente con la llegada del verano. Aunque lo ven como algo lógico, esta posibilidad generada tanto incertidumbre como angustia entre los profesionales, en una época con "muchas bajas" y en la que "necesitan vacaciones". 

"Lo que nos preocupa es que el mensaje que se esté dando con ello es que todo está bien y no es así", añade Linares, convencido de que "el fin de las mascarillas se está viviendo como un premio por lo bien que lo hemos hecho", cuando debería ser solo, desde un punto de vista más técnico, "una medida de cierto desahogo" debido a las altas temperaturas.  

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"La sociedad lo va a tomar como si esto ya hubiera acabado"

Según el profesional, este anuncio no hecho sino "sectorizar aún más a la población. Por un lado, para aquellos que, en general, no han hecho caso de las restricciones, más que una "liberación", será una "confirmación de lo que venían realizando", mientras que el sector de la población que todavía tiene miedo que "pueden considerar que no era el momento".  A nivel general, temen que la reducción de las restricciones unida a la vacunación pueda desembocar en una mayor relajación de la ciudadanía y, por tanto, en un aumento de los niveles de riesgo.

Existe por tanto una necesidad de "educar a la población" en este sentido, insiste Linares, que no confía demasiado en que se siga respetando su uso en lugares cerrados o cuando se produzcan contactos interpersonales. Por ejemplo, cuando se trata de abrazar a amigos y familiares. "No creo que la gente vaya por la calle, se encuentre con amigos y saquen las mascarillas". El miedo, por tanto, es que la gente "se va a desacostumbrar muy pronto" a su uso, ya que "está deseando no llevarla". "Estamos seguros de que a nivel comportamental la sociedad lo va a tomar como si esto ya hubiera acabado", advierte este psicólogo. 

Desde el colectivo, advierten de que la situación continúa siendo delicada ante posibles rebrotes y la amenaza de nuevas variantes, cada vez más extendidas, como la Delta, si bien, asumen que "volver atrás y hacer obligatorias de nuevo las mascarillas va a ser muy díficil", al tratarse de decisiones "con poco margen de maniobra".