Toni Celià-Terrassa, biólogo e investigador del IMIM.
Actualmente los
marcadores específicos son el camino que ofrece información sobre el cáncer, permitiendo conocer los tratamientos que pueden ser eficaces frente a distintas enfermedades. La investigación para predecir la
agresividad de los tumores sigue avanzando y el Institut Hospital del Mar d'Investigacions Mèdiques (
IMIM) ha decidido recorrer junto con la
inteligencia artificial un nuevo sendero inexplorado, que es el de
cuantificar la plasticidad de las células. Durante un año el proyecto internacional, financiado por la
Comisión Europea, ha sometido a
líneas celulares de origen animal y humano a diferentes situaciones de estrés. Ahora, se inicia la fase de
estudiar su comportamiento, con la premisa de generar métodos de conocimiento a través de algoritmos para
predecir mejor que los biomarcadores la agresividad de los tumores, la resistencia a la terapia y su capacidad metastásica en base al
comportamiento celular.
PLAST-CELL es el nombre que ha dado vida desde hace un año al
consorcio internacional que apuesta por analizar el comportamiento de las células.
Toni Celià-Terrassa, biólogo e investigador del IMIM, forma parte del equipo y afirma en
Redacción Médica que “el proyecto busca desarrollar nuevos conceptos y tecnología. Se busca
entender mejor la plasticidad celular y a su vez generar una tecnología para cuantificarla de forma certera”.
El investigador reconoce que hoy en día el término ‘
plasticidad celular’ es ambiguo, no está bien definido “y se utiliza como
palabra comodín cuando la célula cambia de estado de forma y se vuelve resistente a cualquier tipo de terapia. Es necesario medir esta plasticidad. Si el proyecto es capaz de cuantificarla, se podría
predecir mejor la agresividad de los tumores”.
"Si el proyecto es capaz de cuantificar la plasticidad de la célula, se podría predecir mejor la agresividad de los tumores"
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El proyecto empezó a caminar
analizando imágenes de células para poder identificar morfologías y cambios, y Celià-Terrassa recuerda que “las células se modifican cuando están sometidas a diferentes situaciones estresantes”. A partir de aquí, se han utilizado
plataformas de confinamiento celular para, en palabras del investigador, “chafar a las células y ver cómo responden en múltiples parámetros. Algunas se colapsan, mientras que otras logran transformarse para salir indemnes de ese confinamiento”. Otra de las plataformas usadas para seguir sometiendo a las células a distintos ambientes ha sido la de
micro fluidos. “Las células reaccionan de distintas maneras
en busca de su adaptación y dependiendo del sustrato en el que están señalizan diferentes parámetros”, subraya el investigador del IMIM.
El proyecto, en busca de consolidar la plastómica
Actualmente la investigación se encuentra en la
fase de adquisición de imágenes de diferentes estratos físicos, permitiendo a Celià-Terrassa “estudiar el comportamiento de las células en estas situaciones y generar
métodos de conocimiento para su posterior análisis”. Las células utilizadas para la investigación forman parte de diferentes de niveles que van de
menor a mayor capacidad metastásica predefinidas en el laboratorio, tanto de ratón como humanas”.
La meta final del proyecto, que dura cuatro años, es la creación de una plataforma basada en análisis de imágenes que permita, según el biólogo, “
crear algoritmos generados por IA para poder cuantificar la precisión celular y que esta se pueda medir en los laboratorios de los hospitales”.
"Las células reaccionan de distintas maneras en busca de su adaptación y dependiendo del sustrato en el que están señalizan diferentes parámetros"
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Celià-Terrassa es consciente del enorme reto que PLAST-CELL tiene entre manos y que puede dar forma y realidad a un concepto que es hasta ahora completamente abstracto: “Si se logra empezar a medir la precisión celular, algún día podrá existir la
plastómica, un campo de la biología que proporcionará una nueva perspectiva en el análisis, diagnóstico, y en un futuro,
tratamientos del cáncer”.
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