Alba Andrés-Bilbé y Xavier Gasull, expertos que han trabajado en el estudio.
Una
mutación en el gen que
codifica para e
l canal iónico Tresk -implicado en el
control de la excitabilidad de las
neuronas- provoca la
disfunción de unas proteínas que aumentan la
actividad neuronal e inducen el
dolor migrañoso.
Esta es la conclusión principal de un nuevo trabajo
publicado en la revista 'Neuron' en el que participan los expertos
Xavier Gasull y
Alba Andrés-Bilbé, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona (
UBNeuro) y del Grupo de Investigación en Neurofisiología del Idibaps.
La
migraña es un
trastorno neurológico que
afecta al 15 por ciento de la población y tiene una
base genética,
ambiental y
hormonal. Esta patología causa
episodios recurrentes y
severos de
dolor de cabeza, y en algunos casos, también
náuseas, vómitos y fotofobia. Un 80 por ciento de los casos se consideran migraña
sin aura, y el 20 por ciento restante son episodios en los que el dolor de cabeza está precedido por
síntomas neurológicos transitorios que suelen ser visuales (migraña con aura).
Pese a la elevada prevalencia de este tipo de cefalea, "todavía
se desconocen la
mayoría de las
causas genéticas y los
mecanismos fisiopatológicos que están implicados en ella, lo que dificulta encontrar tratamientos eficaces", señala Xavier Gasull.
Canales iónicos: el control de la excitabilidad neuronal
Los
episodios de migraña están
relacionados con una
mayor excitabilidad eléctrica de las neuronas sensoriales. La actividad eléctrica está
controlada por unas proteínas -los canales iónicos- que se encargan de
facilitar o inhibir la activación de las neuronas. El estudio, en concreto, se centra en los
canales iónicos Tresk y
TREK, que se encuentran en las neuronas sensoriales y frenan la activación neuronal excesiva.
Según las conclusiones, una
mutación en el gen que codifica para el canal iónico Tresk da lugar a una
proteína disfuncional, que
altera la capacidad del canal para
reducir la actividad eléctrica. En paralelo, esta mutación también genera otra proteína alterada que afecta a la función fisiológica de otros canales iónicos como el TREK1. El descubrimiento de un mecanismo por el que una mutación genera
dos proteínas disfuncionales -un proceso quizás compartido con otras patologías genéticas- también abre nuevas perspectivas que habrá que explorar en el futuro.
"Paradójicamente, hasta ahora se habían descrito otras mutaciones que también eliminaban la proteína TRESK, pero que no provocaban migraña. En el nuevo estudio, comprobamos que es
necesaria la combinación de los
dos factores para que haya una
mayor activación eléctrica de las
neuronas sensoriales, lo que provoca el dolor característico de la migraña", apunta Xavier Gasull.
El nuevo trabajo, coordinado por el investigador
Guillaume Sandoz, de la Universidad de Niza y del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), abrirá
nuevas vías para diseñar futuras estrategias terapéuticas contra la migraña, y es un avance muy significativo para conocer con detalle los mecanismos que causan los episodios de migraña con aura, desconocidos hasta la actualidad.
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