Galicia, Ceuta y Melilla padecen las tasas más altas

Mapa de la tuberculosis: Ceuta multiplica por 20 los casos de Extremadura
De izq. a dcha.: Julio Ancochea, Javier García Pérez, Masoud Dara y Juan Jesús Hernández González-Nicolás, responsable del Plan de Salud de Cruz Roja Española.


21 mar. 2017 13:00H
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POR @JAVIERBARBADO
La diferencia entre comunidades autónomas en incidencia de tuberculosis abre una brecha entre los 20,12 casos por cada 100.000 habitantes en Ceuta y los 1,19 en Extremadura, extremos entre los que se sitúan Castilla La Mancha (5,01), Canarias (5,46) y también Cataluña (612), Andalucía (529) y Madrid (471).

Preguntado al respecto, el médico neumólogo Javier García Pérez ha recordado que la enfermedad sigue siendo más prevalente en la población inmigrante, que se concentra en las grandes urbes como Madrid o Barcelona. Según la estadística que ha citado, alrededor de un 30 por ciento de los casos de tuberculosis en España los padecen inmigrantes, y, en esas dos capitales españolas, el porcentaje sube hasta el 40-45 por ciento.

El descenso anual de casos declarados de tuberculosis respiratorias se ha producido en todas las regiones del país. Aun así, la incidencia en Ceuta pero también en Melilla (18,86) y Galicia (16,03), es muy superior a la media española del 7,56.

En cualquier caso, España no levanta cabeza en el control de la tuberculosis por mucho que haya mejorado la situación en las últimas décadas. Lejos de haber desaparecido, las autoridades españolas han detectado 4.604 casos en 2015, última cifra disponible, lo que sitúa al país entre los que registran tasas más elevadas de la patología, apenas por delante de Portugal y Grecia, según ha revelado el neumólogo del Hospital La Princesa de Madrid Javier García Pérez.

Con todo, de acuerdo con datos del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, España ha logrado reducir un 4,27 por ciento los casos de tuberculosis con respecto a 2014, y, en general, está bajando la prevalencia de la enfermedad a razón de un dos por ciento al año, ha precisado García Pérez.

“Si se mejora en el desarrollo de herramientas diagnósticas y terapéuticas, a este cálculo se añadiría un diez por ciento adicional, y, si se invirtiese en investigación y vacunas, por lo menos otros cinco por ciento”, ha razonado.

De esa manera se haría algo más factible llegar al objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se ha propuesto bajar un 95 por ciento la mortalidad y un 90 por ciento la incidencia de la tuberculosis en todo el mundo en 2035, según ha dado a conocer el responsable de la Oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa Masoud Dara durante la VI Jornada de Actualización organizada por la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad y celebrada en la sede de la Organización Médica Colegial (OMC).

Miguel G. Corral, coordinador general de Ciencia y Salud del diario El Mundo; Mario Braier, coordinador del Comité Técnico de la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad; y Ramón Frexes, director de Relaciones Institucionales de Responsabilidad Social Corporativa de Janssen-Cilag, quienes han partificipado en el foro.

Miguel G. Corral, coordinador general de Ciencia y Salud del diario El Mundo; Mario Braier, coordinador del Comité Técnico de la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad; y Ramón Frexes, director de Relaciones Institucionales de Responsabilidad Social Corporativa de Janssen-Cilag, quienes han partificipado en el foro.


Esta meta, en todo caso, dista de poder conseguirse desde un punto de vista realista. Así lo ha reconocido el propio Masoud, quien no la ha tachado de imposible pero sí de “difícil”, entre otros motivos por la proliferación de la variante multirresistente de la enfermedad, que requiere de fármacos de nueva generación muy caros y no disponibles en todos los países.

Tanto García Pérez como el también neumólogo Julio Ancochea han insistido en la falta de sensibilidad respecto a la tuberculosis como enfermedad todavía prevalente que se ceba con las capas sociales más bajas, y han emplazado al Ministerio de Sanidad a cumplir su compromiso de configurar, por fin, una estrategia nacional al respecto a finales de año.

“En el caso de la tuberculosis multirresistente, los porcentajes en España se mantienen en el promedio de los países del entorno, alrededor de un 1-2 por ciento solamente; pero no sucede lo mismo con la variante clásica sensible a los antibióticos habituales, rifampicina e isoniacida, en la que mantenemos tasas alejadas del control que tienen países como Finlandia, Dinamarca o Noruega e incluso Italia, Francia, Reino Unido u Holanda”, ha precisado.

De acuerdo con datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), una de las integrantes de la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad, de los 4.604 casos diagnosticados en 2015, 3.510 corresponden a tuberculosis respiratorias, 52 a meningitis tuberculosa y 1.042 a otros tipos de tuberculosis.

Coinfección de tuberculosis y VIH-sida

Por otra parte, la coinfección de tuberculosis y virus de la inmunodeficiencia adquirida (VIH-sida) se ha contenido en España de manera más que notable una vez superado el brote del sida de los años 80, cuando un 45 por ciento de los enfermos con el virus padecía, al mismo tiempo, tuberculosis (hoy el porcentaje se sitúa en alrededor del siete por ciento).

Pero, en el contexto mundial, Masoud Dara ha advertido de que la coexistencia de ambas enfermedades mantiene una tendencia al alza y se revela, de hecho, como una de las principales dificultades con que se enfrenta la OMS en la actualidad.



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