José Gregorio Soto, neumólogo y miembro del Área de Asma de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica).
Las enfermedades crónicas inflamatorias de la vía respiratoria, como
el asma o la rinitis, pueden ser consideradas como
factores de riesgo que afectan a la
conducción de vehículos, según un estudio coordinado por José Gregorio, neumólogo y miembro del Área de Asma de
Separ (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica). “Estos problemas pueden hacer la conducción molesta e incluso peligrosa si no están controlados”, asegura el experto y destaca que en un paciente rinítico
cada estornudo equivale a 2-3 segundos y que, en una sucesión de estos en un coche a 110 km/h de velocidad, se
recorren alrededor de 600 metros casi sin control por parte del conductor. “Es necesario educar al conductor asmático y/o rinítico en la repercusión de estos problemas de salud en la conducción”, insiste.
El estudio, que se presentará en el marco del 50º Congreso Nacional de Separ, apunta además a las
reacciones alérgicas durante la conducción y al uso de determinados
antihistamínicos como principales causas del siniestro y señala las estaciones de
primavera y otoño donde se concentraron más de la mitad de los accidentes, principalmente en el grupo de los pacientes asmáticos.
“La población de asmáticos presentó una mayor prevalencia de accidentes de tráfico que el grupo de control, un 41,6% frente a un 33,8%; y el 47,2% de pacientes riníticos referían accidentes previos frente al 33% de aquellos que no tenían esta afección.”, detalla Gregorio.
Desde Separ recuerdan que
casi 10 millones de personas en España sufren problemas relacionados con procesos alérgicos y cuya conducción puede verse afectada por su enfermedad, por lo que se debería prestar una especial atención a la patología inflamatoria crónica de la vía aérea.
Sobre el consumo de antihistamínicos los expertos señalan que puede afectar a las actividades diarias como la conducción, pues en la mayor parte de los casos son antihistamínicos clásicos o de primera generación cuyo
efecto sedante deteriora el rendimiento psicomotor. “Hay especialistas que consideran que el riesgo de sufrir un accidente de tráfico por parte de un alérgico tratado con estos fármacos es
similar al de una persona con un nivel de alcoholemia en sangre de 0,5 gramos por litro, es decir un positivo”, apuntan desde Separ.
El estudio, basado en los criterios de la GINA y ARIA
Para realizar el estudio se entrevistaron a 609 personas, todas ellas conductores habituales. Del total,
185 eran pacientes con diagnóstico de rinitis/asma de las consultas de Neumología/Alergia y de Otorrinolaringología del Hospital de Jerez. Los pacientes asmáticos se clasificaron en función de su gravedad y grado de control según los
criterios de la GINA (Iniciativa Global por el Asma, por sus siglas en inglés) mientras los
pacientes con rinitis se estratificaron en función de su gravedad en base a los
criterios del documento ARIA (Rinitis Alérgica y su Impacto en el Asma). El grupo de control lo formaban 424 pacientes sin patologías de los centros de Salud La Serrana y Jerez-Norte del Área de Gestión Sanitaria norte de Cádiz.
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