El
código TEP (tromboembolia pulmonar), que consiste en la activación de un grupo de especialistas en esta enfermedad para la toma consensuada de decisiones terapéuticas, es beneficioso para la
evolución clínica de estos pacientes y podría r
educir su mortalidad.
Estas razones justifican la creación de
códigos TEP en
hospitales de referencia en el manejo de esta enfermedad, según se expondrá en la ponencia '¿Es necesario implementar un código TEP?', a cargo de
David Jiménez, neumólogo y miembro del Área de Circulación Pulmonar de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), en la 28 Reunión de Invierno Conjunta Áreas Separ, que se celebrará del 6 al 8 de febrero en Málaga.
"La ponencia tiene la intención de transmitir que la TEP es una enfermedad grave"
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La
tromboembolia de pulmón consiste en la obstrucción de alguna de las arterias pulmonares por un émbolo formado habitualmente en las venas de las piernas. Se trata de una enfermedad grave, que puede ser mortal y para la que se requiere experiencia clínica, tanto para diagnosticarla como para tratarla.
"La ponencia de esta reunión de Invierno de Separ tiene la intención de transmitir que la TEP es una enfermedad grave y que cuanta más experiencia se tiene en su manejo, mejor es la evolución de los pacientes. La mortalidad en el primer mes después del diagnóstico es del cinco por ciento aproximadamente. Estudios epidemiológicos recientes señalan que la mortalidad por TEP
a corto plazo ya compite con la del
infarto agudo de miocardio (IAM)", ha destacado Jiménez.
Distintas formas de tromboembolia pulmonar
Existen distintas formas de presentación de la tromboembolia pulmonar. De menor a mayor gravedad los pacientes pueden presentar distinta
sintomatología. Hay casos de TEP asintomáticas o paucisintomáticas, que se diagnostican con un
a TAC que se realiza por un motivo distinto a la sospecha de una TEP;
dolor torácico, debido a coágulos que viajan hasta las arterias pulmonares más pequeñas (cerca de la pleura);
fatiga o falta de aire, por la presencia de coágulos mayores; y, por último, también hay pacientes que sufren un
síncope o se presentan con hipotensión, que es la manifestación más grave de esta enfermedad.
La TEP tiene una
incidencia aproximada de
un caso por 1.000 habitantes al año. En la actualidad, cada vez se diagnostican más casos de TEP por dos razones. Por un lado, se ha producido un incremento de los
factores de riesgo para enfermedad tromboembólica venosa.
Por ejemplo, cada vez se diagnostican más casos de cáncer y cada vez los especialistas consiguen que más pacientes oncológicos sobrevivan muchos años con tratamientos crónicos; o el aumento de la esperanza de vida también incrementa el riesgo de eventos trombóticos venosos. Por otro lado, disponemos de pruebas diagnósticas cada vez más sensibles que pueden identificar trombos con poca repercusión clínica.
¿Por qué es necesario el Código TEP?
Existen cuatro razones que justifican la implantación del código TEP en centros de referencia del sistema sanitario español. Las que expondrá Jiménez en su ponencia son, en primer lugar, la
falta de un grupo multidisciplinar en el manejo de la TEP puede producir un retraso en la toma de decisiones terapéuticas coordinadas, que pueden influir negativamente en la supervivencia de los pacientes.
En segundo lugar, que cada vez hay
tratamientos más “
sofisticados” para los pacientes con TEP, que requieren personal especializado y entrenado para indicarlos y aplicarlos,. Estas intervenciones requieren inversiones significativas y solo es rentable su disponibilidad en centros de excelencia seleccionados.
"En España, el Ramón y Cajal fue el primero en implantar un código TEP"
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En tercer lugar, que hay muchos escenarios clínicos en los pacientes con TEP para los cuales no hay evidencias robustas sobre el mejor
tratamiento; y es en estas situaciones donde resultan fundamentales las decisiones consensuadas entre expertos.
Y, en cuarto lugar, sabemos que cuanta más experiencia tengan los especialistas en el manejo de la TEP menor es la mortalidad de los pacientes. En concreto, en un estudio con más de 40.000 pacientes del
registro 'Riete' publicado en 2019, se demostró que en los hospitales que atendían mayor volumen de pacientes y, por tanto, con especialistas de mayor experiencia, la mortalidad se reducía un 40 por ciento respecto a los hospitales que atendían menos pacientes con TEP. Esto significa que si se concentrara la experiencia en centros de excelencia con código TEP, se podría
aumentar la supervivencia de los pacientes.
Situación en España
“En España, el Hospital Ramón y Cajal fue el primero en implantar un código TEP similar a la experiencia americana. Aunque no conocemos otros hospitales con un código TEP de características similares al nuestro, aun no se ha aclarado cuál es la mejor forma de desarrollarlos, y deberían adaptarse a las características locales para impactar en la supervivencia de los pacientes”, ha destacado Jiménez.
“Es una idea sensata que, de la misma forma que se han implantado códigos IAM (para el infarto agudo de miocardio),
códigos ictus o códigos sepsis, se implante el código TEP”, añade.
“En comparación con otros países, en España estamos muy retrasados en lo que respecta a la implantación de los códigos TEP. En Estados Unidos, desde el año 2013, funcionan los
grupos PERT (siglas de Pulmonary Embolism Response Team), que se extendieron rápidamente a Canadá y a otros países de Europa. De ahí que sea
imprescindible concienciar a las autoridades sanitarias de la importancia de esta iniciativa y de la necesidad de articular de manera ordenada la actividad de códigos TEP de referencia en centros seleccionados”, recalca el Jiménez respecto a la expansión actual de este código.
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