Inmaculada Alfageme, presidenta de Separ.
El
asma condiciona una peor calidad de
vida sexual en las personas afectadas. Las mujeres asmáticas presentan una mayor limitación sexual respecto a las sanas y los hombres asmáticos tienen una significativamente mayor
disfunción eréctil frente a los varones sanos.
El sexo puede desencadenar una exacerbación grave que requiere acudir a servicios de Urgencias
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Según un estudio publicado en
Archivos de Bronconeumología, revista de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (
Separ), la cuarta parte de los pacientes atribuyen sus problemas sexuales al hecho de tener asma.
Los antecedentes en investigaciones ya habían encontrado que la
actividad sexual puede causar asma y
rinitis. En particular, se había observado que el sexo puede desencadenar una
exacerbación grave del asma que requiera acudir a servicios de
Urgencias, hospitalización e, incluso, en los casos más graves, ventilación asistida.
En inglés se había llegado a llamar estas
crisis asmáticas que se desencadenan durante el ejercicio (en este caso, relaciones sexuales)
sexercise induced asthma, es decir, asma inducida por el ejercicio sexual, pero para un sector de la comunidad científica en realidad no es más que una variante del asma inducido por el ejercicio.
Calidad de vida sexual
“Los estudios que evalúan la calidad de vida sexual de los pacientes con asma son escasos o tienen diseños o metodologías también limitadas”, explica José Gregorio Soto, primer firmante del texto. “No obstante, ya habían encontrado que
el coito puede desencadenar una exacerbación del asma que requiera acudir a un servicio de Urgencias, hospitalización o incluso ventilación asistida”. Por esta razón, era necesario estudiar la asociación entre asma y sexo en un estudio más amplio.
El estudio es observacional, transversal y multicéntrico. Se han reclutado a 276 pacientes y voluntarios sanos mayores de 18 años de las consultas externas de siete hospitales terciarios españoles y que fueron elegidos de forma consecutiva. De estos participantes, 172 eran asmáticos (63 hombres y 109 mujeres) y con una edad media de 42 años, mientras que en el grupo control había 104 (53 hombres y 31 mujeres), con una media de edad de 39 años.
"Probablemente, la falta de control de la enfermedad contribuye a la disfunción sexual"
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El diagnóstico de asma se realizó mediante los criterios de la
Guía Española del Asma (
GEMA) y se constató que los pacientes reclutados presentaban un asma con una evolución de quince años. Con los mismos criterios, se evaluó su gravedad y grado de control y, en este sentido, se detectó que la gravedad de los casos del asma en el estudio se distribuí del siguiente modo: para el 6,4 por ciento; el 17,9 por ciento, persistente leve; el 47,4 por ciento, moderada, y el 28,2 por ciento, grave.
En cuanto a su control, el asma estaba controlada en el 57,7 por ciento de los sujetos, parcialmente controlada en el 28,2 por ciento, y no controlada en el 14,1 por ciento. El tratamiento que tomaban con mayor frecuencia estos pacientes para controlar su asma era una asociación entre
glucocorticoides inhalados y agonistas beta-2 adrenérgicos (LABA) en un 78,6 por ciento de los casos.
“La principal aportación de nuestro estudio es la constatación de que los pacientes con asma pueden sufrir una disfunción en la esfera sexual con mayor frecuencia que la población sana, tanto en hombres como en mujeres”, destaca Soto. “Probablemente, la
falta de control de la enfermedad sea uno de los factores que más contribuyen a la existencia de esta disfunción”.
Disfunción eréctil y asma
Una tercera parte de los pacientes del estudio atribuyeron sus problemas sexuales al hecho de tener asma y existe una relación entre el tiempo de evolución de esta enfermedad y aspectos de gravedad, control y deterioro de la función pulmonar. Tanto los varones como las mujeres fueron evaluados con distintas escalas adaptadas a su sexo sobre disfunción eréctil y función sexual femenina.
La disfunción eréctil –definida como la incapacidad persistente para lograr y mantener una
erección adecuada que permita una relación sexual satisfactoria– estaba presente en el 44 por ciento de los asmáticos estudiados, frente al 25 por ciento de los voluntarios sanos del grupo control, y además era más intensa en los valores asmáticos en función de la gravedad de su asma. En las mujeres asmáticas, las dimensiones más afectadas fueron el
deseo y la satisfacción global.
El neumólogo explica que “la sexualidad es un aspecto central de la calidad de vida del hombre y de la mujer, y es el reflejo de su nivel de bienestar físico, psicológico y social. Sin embargo,
con frecuencia se elude afrontar este tema en la práctica médica habitual. En nuestro estudio hemos visto que tanto hombres como mujeres tienen alterada significativamente la función sexual y que este hecho es de origen multifactorial: gravedad de los síntomas, la existencia de comorbilidades propias del asma, como la afectación rinítica o disfunción psicológica”.
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