Antonio Sierra López, María García, José Miguel Rodríguez González-Moro y Fernando Fernández Bueno.
Desde que el
cigarrillo electrónico irrumpió en el mercado ha estado envuelto de polémica. Hay instituciones y sociedades científicas que se posicionan totalmente en contra el uso de estos dispositivos basándose en diferentes estudios que vinculan el vapeo con un mayor riesgo de enfermedades. Sin embargo, otros profesionales y asociaciones se muestran partidarios de recomendarlo frente al tabaco tradicional por considerar que ayuda a desengancharse de este hábito o porque con ello se reducen los riesgos entre aquellas personas que no consiguen dejar de fumar.
Sobre estos dos puntos basó la Agencia Inglesa de Salud Pública
(PHE, por sus siglas en inglés) una campaña a finales de 2018 en la que promovían el vapeo en Reino Unido para dejar de fumar. Varios expertos en diferentes ámbitos hablan sobre ello con
Redacción Médica.
¿Cómo es la prevalencia y la evolución del tabaquismo en los últimos años?
José Miguel Rodríguez González-Moro,
jefe del Servicio de Neumología del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid): Estamos un poco decepcionados por las últimas encuestas. En los últimos años, gracias a medidas como las restricciones en publicidad o la ampliación de la ley del tabaco, hemos pasado de un 45 o 50 por ciento de población fumadora hasta menos del 25. Pero los últimos datos de la encuesta Edades han mostrado un repunte y nos sitúan por encima del 30 por ciento. Es frustrante y nos da pena que después de tanta lucha veamos que hemos tocado un suelo del que no conseguimos bajar: ese tercio de población que, a pesar de toda la información de la que disponemos, sigue fumando.
¿Cómo está España en comparación con otros países de la Unión Europea?
José Miguel Rodríguez González-Moro explica que no se puede recomendar los cigarrillos electrónicos 'a la ligera'.
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José Miguel Rodríguez González-Moro: De forma parecida. Quizá hay algunos países nórdicos donde la tasa de fumadores es realmente baja y en Gran Bretaña también ha bajado un poco más, pero las cifras en la Unión Europea son parecidas.
¿Qué papel juega la educación en la reducción del hábito de fumar?
Fernando Fernández Bueno,
portavoz de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo: La educación es muy importante. Pero no tanto la educación hacia el paciente, sino la educación a los médicos para valorar nuevas terapias y vías para el tratamiento y deshabituación tabáquica. Es cierto que con la ley del 2005 había bajado mucho la tasa de tabaquismo pero, efectivamente, estamos en los mismos niveles prácticamente de entonces y las medidas tanto de cesación, como de prohibiciones, han tocado techo.
Desde el Ministerio de Sanidad se pretende poner nuevas medidas y tratamientos, pero es indudable que los nuevos dispositivos de liberación de nicotina, como son los cigarrillos electrónicos, son una medida que no podemos obviar para la reducción de los daños. Es una tercera vía que se debería implementar, como en los países nórdicos o en Reino Unido, que está a la cabeza de estos nuevos tratamientos, para que la gente consiga dejar de fumar, que es nuestro objetivo.
¿Quién debe seguir la deshabituación tabáquica de esos pacientes?¿El médico de Atención Primaria o hay que derivar a los especialistas de Neumología?
José Miguel Rodríguez González-Moro: El primer paso en las terapias de deshabituación tabáquica recae en Atención Primaria, como no puede ser de otra forma. El primer contacto del fumador lo tiene que tener con su médico de Atención Primaria. A partir de aquí, los pacientes que no consiguen dejar de fumar con un tratamiento prescrito deberían pasar al siguiente escalón asistencial que está formado por especialistas en Neumología, Cardiología o Psiquiatría. Pero, fundamentalmente, las unidades que han experimentado mayor desarrollo en los últimos años han sido las de tabaco adscritas a los Servicios de Neumología de nuestros hospitales.
¿Qué medidas se están tomando en otros países para llegar a esta deshabituación?
Antonio Sierra López,
catedrático de Microbiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de La Laguna (Islas Canarias): Suscribo y aplaudo todo lo que signifique impulsar las medidas de deshabituación, pero la deshabituación parte de una adicción. La adicción tiene dos componentes: el químico, que es la nicotina y se puede controlar fácilmente con sustitución; y el conductual.
Pero la terapia conductual, es decir, el ejercicio de esa dependencia psicológica, que –como en todas las adiciones– es la fuerte, por desgracia, no está dando el resultado que quisiéramos. El apoyo que tiene la Dirección General de Salud Pública para esa deshabituación conductual es pequeña. Pero desde el año 1997 al 2017, 20 años de todas las leyes y restricciones que nosotros apoyamos, estamos igual: en un 34 por ciento.
Antonio Sierra López explica su punto de vista sobre los estudios que hay sobre los daños que provocan los cigarrillos electrónicos.
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En cuanto a los medios, tenemos dos países nórdicos que utilizan una alternativa a la deshabituación. Se trata del
snus, un tabaco a nivel oral que culturalmente está muy lejos de nosotros pero ha desplazado brutalmente al cigarrillo de combustión y arroja las
cifras más bajas de fumadores, de enfermedad cardiovascular y de enfermedad isquémica. Y luego tenemos el Reino Unido, que nos lleva mucho camino en Epidemiología y prevención del tabaquismo. Ya desde 1951 estableció estudios precisamente para ello. Además, hay un documento del año 2016 o 2017, que se llama 'Nicotina sin humo', donde consideran el cigarrillo electrónico. En sus conclusiones dice que es necesario implementar su utilización a través del sistema sanitario para reducir el daño.
Para nosotros, las alternativas se tienen que poner sobre la mesa de los responsables de Salud Pública, con expertos científicos y dejando de lado las posturas radicales que se mantienen hoy por hoy.
José Miguel Rodríguez González-Moro: Hay que entender también la postura de las sociedades científicas que velan por la salud de los pacientes, en este caso de los pacientes respiratorios. La Separ ha elaborado un par de documentos de posicionamiento en el que extrema la prudencia ante cualquier forma de inhalación que pueda dañar los pulmones. Y es lógico que la sociedad actúe así.
El problema que surge responde al título de este debate: 'Cigarrillos electrónicos: ¿solución o amenaza?'. Podemos observar casos individuales de pacientes concretos que dicen: "Cambio un cigarrillo tradicional, porque no puedo dejarlo, por un cigarrillo electrónico, el vapeo o el tabaco calentado, porque eso probablemente sea menos tóxico". Y probablemente sea así. Pero existe el temor de que se produzca un trasvase de fumadores de cigarrillos tradicionales a cigarrillos electrónicos e incluso un incremento de fumadores y de fumadores duales. Por eso la postura de Separ debe ser prudente.
¿Sirve para dejar de fumar? No está claro. Como médico, ¿aconseja a una persona un cigarrillo electrónico para dejar de fumar? En primera instancia, tampoco.
No hay evidencia suficiente. ¿Cuándo daría el visto bueno para usarlo? A un paciente que no ha conseguido dejar de fumar con métodos clásicos como pueden ser los parches de nicotina, la vareniclina, bupropión u otro tipo de terapias. Como alternativa, en esos casos, se podría contemplar. Ahora bien, ¿hay datos de que se esté produciendo un incremento de fumadores de cigarrillos electrónicos? A día de hoy hay un poco de trasvase de cigarrillo tradicional a cigarrillo electrónico. Pero lo ideal sería que nadie fumara nada y nuestra lucha debe ir por ese camino.
Tenemos datos de que el cigarrillo electrónico, y fundamentalmente me refiero al tabaco calentado, emite menos tóxicos y eso parece que es claro y que a corto plazo no hay 'problemas', pero a largo plazo todavía no sabemos.
Un momento del debate, que tuvo lugar en el plató de Redacción Médica.
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Antonio Sierra López: Hay un estudio publicado en
The New England Journal of Medicine, de la Universidad de Harvard, que demuestra que el cigarrillo electrónico facilita el doble que las terapias convencionales la deshabituación tabáquica. No recomendaría en primera estancia el cigarrillo electrónico, pero cuando fracasa (y estamos fracasando) habrá que recordar estas medidas.
Además, un hecho que nadie pone en duda es que los estudios analíticos demuestran que no solo tiene menos tóxicos sino que los niveles que emiten los cigarrillos electrónicos y los de calentamiento son un 90 o 95 por ciento menores. Y sabemos que las relaciones dosis-efecto son trascendentales en Toxicología, Farmacología y Microbiología. Y que los estudios a corto y a medio plazo, además de los ensayos clínicos, ya han demostrado beneficios.
El
Reino Unido tenía más del 30 por ciento de fumadores hace 10 o 15 años. Ahora tiene 2.800.000 vapeadores y ha bajado al 14,4 por ciento de fumadores de cigarrillos. Luego, lo que sí se produce es un desplazamiento. Como en
Japón, donde un 20 por ciento de los fumadores son, en este caso, de calentamiento. Entiendo la prudencia de
Separ, no el radicalismo de algunos porque la reducción del daño es evidente. Lo que no he visto es un estudio que demuestre que a través de estos cigarrillos se produce un incremento de fumadores de cigarrillo de combustión.
El
snus es un hábito. En Suecia muchos hombres se han desplazado a él y las mujeres no, mientras que en Noruega sí lo han hecho. Y hoy tienen cifras. Quier decir que hay alternativas que parten de un hecho que todavía hay quien discute.
Hace 20 años yo mantenía que la toxicidad de la nicotina estaba relacionada con la enfermedad cardiovascular, pero los estudios señalan que no. El problema es la dependencia química. Por tanto, no aleguemos toxicidad como argumento para combatir el cigarrillo electrónico y el de calentamiento que lleva nicotina.
¿Qué diferencias hay entre cigarrillo electrónico y convencional en relación con el riesgo de sufrir enfermedades?
Fernando Fernández Bueno: Hoy por hoy la evidencia científica habla de que tanto el cigarrillo de calentamiento como los electrónicos, es decir, los que liberan nicotina, contienen muchísimos menos tóxicos que el tabaco tradicional, aunque no son inocuos.
Las enfermedades del tabaco tradicional las conocemos todos: cáncer, enfermedades respiratorias y todas aquellas enfermedades cardiovasculares asociadas, fundamentalmente. También enfermedades de la piel, cabello, etc.
Los datos recogidos hoy en diferentes
estudios independientes, tanto de la Universidad de Valencia como los que ya están muy trillados en Reino Unido, hablan de enfermedades leves en cigarrillos electrónicos. Enfermedades que pasan por una irritación de la mucosa, por ejemplo. No hay casos de cáncer relacionados con el uso de estos cigarrillos, ni de casos graves asociados a su consumo.
Está claro que lo ideal es que nadie fume, pero en España tenemos a dos millones de fumadores que no han conseguido dejarlo ni con los parches, ni con el bupropión, ni la vareniclina. A ellos no se les puede abandonar. Lo ideal es hacer un cambio a una terapia con cigarrillo electrónico. Porque, de entrada, reducimos todo el daño que le provoca el tabaco. Y, una vez que los tengo con cigarrillo electrónico, me es muy sencillo reducir la dosis de nicotina.
Fernando Fernández Bueno expone que los médicos deben hacer un seguimiento de los cigarrillos electrónicos.
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Obviamente, todo esto pasa por nuestros médicos de Atención Primaria que deben conocerlo. Lo que es inadmisible es que todavía haya compañeros o el Ministerio que digan que fumar y consumir un cigarrillo electrónico es lo mismo, porque no es así. Con el cigarrillo electrónico y mi terapia lo que puedo conseguir es disminuir la dosis de nicotina para reducir esa habituación. De entrada, le he quitado los tóxicos, y de segundas, consigo deshabituarlo y, así, que deje de consumir nicotina y abandone el cigarrillo electrónico.
José Miguel Rodríguez González-Moro: Es muy importante que los profesionales transmitamos a la población que el cigarrillo electrónico no es inocuo. Es un producto que probablemente tenga menos riesgo, pero porque tiene menos compuestos tóxicos que el cigarrillo tradicional. Pero, a cantidades más pequeñas, los tiene. No sabemos el riesgo a largo plazo y nuestro consejo sigue siendo que no se fume nada.
Hay que ser muy prudente en transmitir una falsa sensación de seguridad con los cigarrillos electrónicos. Eso sí, en personas que son fumadoras irredentas, la alternativa podría considerarse de forma individualizada.
Antonio Sierra López: La base del plan estratégico que el Real Colegio de Médicos del Reino Unido hizo y ha sido llevado al Parlamento dice que: "Aunque no es posible precisar cuantitativamente los riesgos a largo término asociados con los cigarrillos electrónicos, los datos disponibles sugieren que es muy improbable que excedan del 5 por ciento". Está diciendo que los datos hablan de una reducción del 95 por ciento del daño.
José Miguel Rodríguez González-Moro: Eso es interesante siempre y cuando mantengamos las cifras de fumadores electrónicos en los valores actuales de fumadores. Si de repente el cien por cien de la población se volviera fumadora de cigarrillos electrónicos, lógicamente ese 5 por ciento podría ser una cantidad importante.
Antonio Sierra López: Estamos entrando en problemas éticos. Y el capítulo 12 de este texto británico dice: "En cualquier caso, en el interés de la salud pública es importante promover el uso de
terapias de sustitución nicotina (NRT, por sus siglas en inglés) y otros productos nicotínicos" frente al tabaco.
Esto está hecho por los máximos expertos en tabaco, que, para mí, están en el Reino Unido. Las cifras son brutales. Evidentemente, no podemos incitar al uso de estos cigarrillos. Pero un 35 por ciento de los fumadores no quiere dejarlo. Del total, algunos se han ido espontáneamente al cigarrillo electrónico.
La dependencia psicológica es muy fuerte. Debo reconocer, como especialista en Medicina Preventiva, médico del SNS y catedrático, que he fracasado en la terapia conductual con mi hija y con otros entornos. En el caso de ella, se ha pasado espontáneamente al cigarrillo electrónico, y yo lo he defendido.
La formación del médico de Familia, que está muy agobiado por la presión asistencial, habrá que hacerla adecuadamente.
José Miguel Rodríguez González-Moro: Los sustitituvos de la nicotina son fármacos seguros porque desde hace muchos años los venimos utilizando en terapias de deshabituación, a diferentes dosis y en distintas modalidades. Todo con seguridad y aprobado en las guías.
"La nicotina inhalada por sí misma, si no hubiera ningún compuesto más y a una dosis adecuada, no debería plantear demasiados problemas"
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La nicotina inhalada por sí misma, si no hubiera ningún compuesto más y a una dosis adecuada, no debería plantear demasiados problemas. Otra cosa es su posible utilidad para deshabituar a un paciente, pero con respecto a la seguridad no creo que plantee demasiados problemas. ¿Hablaremos de los problemas del vapeo en Estados Unidos? Ha habido más de 300 casos de lesión pulmonar aguda ocasionada por vapeadores.
En Europa no ha habido casos. La FDA todavía no sabe qué es lo que ha pasado la recomendación es no consumir ni vapear, y en el caso de que una persona decida hacerlo, hay que asegurar al máximo que quien proporciona el cigarrillo es una empresa de confianza, que haya pasado todas las normas de seguridad y los controles por las autoridades pertinentes.
El problema parece que ha sido una adulteración de los líquidos de los cigarrillos electrónicos con un derivado del cannabis como excipiente, que ha ocasionado muertes y esas neumonías bilaterales, una lesión pulmonar aguda tremendamente grave.
Antonio Sierra López: Está claro que la composición de las cargas debe estar regulada y establecida, que incluye propilenglicol, glicerina, algunos aromatizantes y nicotina.
José Miguel Rodríguez González-Moro: O no nicotina.
Antonio Sierra López: O no nicotina. El propilenglicol se utiliza en muchas actividades. No produce cuadros inflamatorios. En una exposición excesiva se ha podido ver algún cuadro de tipo agudo. A la glicerina se le quiso achacar una neumonía lipoidea, pero está muy lejos de eso.
Hay que respetar la composición. En Estados Unidos, desde el primer día, los CDC de Atlanta, que son el sistema de vigilancia, hablaban de la presencia de
THC. Es el principio psicoactivo del cannabis. No es que él produzca el cuadro sino los solventes. Concretamente, se habla mucho del acetato de vitamina E. Eso causó terror en los fumadores de cigarrillos electrónicos. Pero está claro que eso es un mercado negro.
Hay varios estados de EEUU que tienen autorizada la marihuana, que se ha introducido, pero también se han metido otros compuestos, hasta viagra. En el cigarrillo de calentamiento no, porque ahí ya hay que meter un producto.
José Miguel Rodríguez González-Moro: Pero es que es diferente. El cigarrillo de calentamiento es tabaco y el vapeo, que realmente no es vapeo, que es un aerosol con muchísima sustancias, lleva saborizantes para captar a una población más joven con el tema de los sabores.
Antonio Sierra López: No conozco un estudio serio que demuestre que el cigarrillo electrónico o el de calentamiento hayan producido enfermedad isquémica o de otro tipo. No hay ninguno. Y contra los estudios analíticos, que muchos son independientes, en España solo hubo un trabajo importante que es el que cita el Ministerio y el presidente de la Separ. Se publicó en JAMA, pero la FDA lo destrozó metodológicamente.
Yo no pongo la mano en el fuego porque sea inocuo a largo plazo, y ya llevamos 12 años con ellos pero hace falta más. Por lo que sí pongo la mano es por que los efectos de cigarrillo electrónico, el de calentamiento o el
snus,y está ya demostrado, reducen el daño.
Antonio Sierra López explica, durante un momento del debate, el caso de Reino Unido.
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El caso de Reino Unido, ¿sería aplicable a España?
Fernando Fernández Bueno: Totalmente aplicable. El Reino Unido nos lleva muchos años de ventaja, no solo en reducción de años sino en la aplicación de otros tratamientos para la deshabituación: la utilización de la cajetilla del contenido genérico, el refuerzo educacional sobre sus médicos de Atención Primaria...
Antonio Sierra López: ...el precio elevado, el impuesto al consumo… Pero, a pesar de todo ello, no fue hasta que el Real Colegio de Médicos propuso la utilización del cigarrillo electrónico como reducción del daño que no se vio una disminución casi a la mitad del número de fumadores.
Reino Unido es el país que está más avanzado pero hay otros muchos como Nueva Zelanda, Japón… En Europa va tomando mucha más fuerza porque estamos viendo que la gente se nos sigue muriendo, porque el cigarrillo electrónico es mucho menos dañino y mientras no lo utilizamos se nos siguen muriendo 50.000 personas anuales por consumo de tabaco.
¿Por qué no aplicar esas medidas? Con control médico, por supuesto, pero lo primero que tenemos que decirles a nuestros médicos de Atención Primaria es que el consumo de cigarrillos electrónicos es menos dañino, que no es inocuo pero es menos dañino.
Por lo tanto, si un paciente dice: “Doctor, no puedo dejar de fumar: me ha puesto usted bupropión, me ha puesto usted vareniclina, parches de nicotina y no consigo dejar de fumar". Nuestros médicos deberían tener la capacidad moral y científica de decir: "Caballero, entonces consuma un cigarrillo electrónico pero tiene que seguir viniendo".
Fernando Fernández Bueno: Lo primero que tienen que saber los médicos es que [el cigarrillo electrónico] es mucho menos dañino. Y lo que no se puede hacer es que desde el Ministerio de Sanidad se ponga un cartel diciendo que fumar y consumir un cigarrillo electrónico es exactamente lo mismo, porque no es ajustable a la realidad ni a la verdad.
"Todo el mundo entiende menos la reducción de daño en el tabaquismo"
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¿Se puede decir: “Consuma usted cigarrillo electrónico como si fuera agua”? Claro que no, igual que no le puedo decir: “Póngase usted los
parches de nicotina como le dé la gana, o cómprese los chicles y se los come cuando quiera, o tómese la vareniclina como quiera”. Es decir, ahora que se va a prescribir la vareniclina, se hace desde un centro de salud o desde un servicio de Neumología, o desde cualquier otro servicio médico que tenga ese seguimiento, pero se hace una prescripción.
De esta otra manera se puede hacer exactamente igual. Es decir, si yo tengo un señor que se bebe un litro de whisky diario y tengo la capacidad de que se beba un litro de
cerveza sin alcohol, todo el mundo entiende que es mejor que beba la cerveza. Lo ideal es que no bebiera, pero yo tengo que reducir daños. Si yo tengo un señor que consume heroína, tendremos que pasarnos a las terapias de deshabituación de daños como hicimos en los años 90.
Esa reducción de daños todo el mundo la entiende menos en el tabaquismo, y mientras tanto la gente sigue enfermando, sigue aumentando la
EPOC, el
enfisema, las
enfermedades cardiovasculares y ya no hablemos de
cáncer de pulmón, de
vejiga, etc. Es obvio que tenemos que plantearnos la reducción de daño como una terapia más en nuestro abanico terapéutico.
Antonio Sierra López: Hay que recordar, lo publica el Ministerio, que el tabaco produce
51.000 muertos al año. De tráfico son 1.800 y nos están diciendo permanentemente. ¿Por qué no trasciende esto para transformarlo en política educativa? Dirigida sobre todo para los adolescentes jóvenes fumadores. Los profesionales sanitarios, en este momento, tienen un desconocimiento absoluto de qué es un cigarrillo electrónico y solo les llega el mensaje de que es igual de malo. Está faltando una política de educación.
Fernando Fernández Bueno defiende la reducción de daños de los cigarrillos electrónicos.
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José Miguel Rodríguez González-Moro: De todas formas, desde las consejerías de sanidad de las comunidades autónomas sí que se hace mucho por la lucha frente al tabaco. Hay bastantes iniciativas, fundamentalmente de tipo educativo, pero probablemente se podría hacer más. Siempre se puede hacer más.
Quería hablar sobre la vareniclina. Los neumólogos llevábamos años pidiendo más ayudas para los pacientes que quieren dejar de fumar. Dentro de esas ayudas se pedía que se financiaran medicamentos que hasta el momento no lo estaban. Ahora se va a financiar la vareniclina. Lo que me tiene preocupado es no saber en qué condiciones se va a producir esa financiación.
Se va a descargar este tema en
Atención Primaria y eso no me termina de convencer. Para que una terapia sea eficiente tiene que estar muy bien controlada y yo no podría verlo así fuera de las unidades especializadas de tratamiento de tabaquismo.
La vareniclina no es un medicamento cualquiera. Aquí hay un componente conductual que dudo que en las consultas de Atención Primaria, en un periodo de 3 o 5 minutos que se le puede dedicar a un paciente, se pueda conseguir. Yo restringiría la utilización de la vareniclina a las unidades especializadas de tratamiento del tabaquismo.
¿Y apoyo psicológico?
José Miguel Rodríguez González-Moro: También, esas unidades deben de contar con el apoyo psicológico porque, si no, ya no son especializadas. Tienen que tener apoyo de Enfermería, que a mi juicio es más importante que el médico, la enfermera hace educación para la salud y es la que va a estar encima del paciente en el control.
¿El cigarrillo electrónico es el equivalente a la cerveza sin alcohol?
José Miguel Rodríguez González-Moro: Son temas diferentes. A ver, estamos hablando de adicciones, aunque no todo el mundo es adicto. Todos nos tomamos una cerveza de vez en cuando. ¿Somos adictos al alcohol? No, los adictos son uno de cada 10, 15 o 20 personas porque se suma una sustancia potencialmente adictiva con una susceptibilidad individual. Con el tabaco pasa igual.
Cualquier comparación de este tipo no me parece que sea totalmente fiable. A día de hoy sí que parece que el cigarrillo electrónico que tiene menos tóxicos y va a producir menos perjuicios que el cigarrillo tradicional y podría ser un recambio natural para ese 25 o 30 por ciento de población que va a dejar de fumar. Lo que no nos gustaría es que los que no toman cerveza sin alcohol empezaran a tomar cerveza sin alcohol también.
Dicen que el cigarrillo electrónico puede servir para la deshabituación, pero con un seguimiento médico.
José Miguel Rodríguez González-Moro: Con seguimiento y para poblaciones muy restringidas, personas que no consiguen dejar de fumar o que quieren fumar y ante la disyuntiva de elegir uno de los dos tabacos coge el calentado frente al tradicional.
Conclusiones
Conclusiones Debate: 'Cigarrillos electrónicos: ¿Solución o problema?'
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Fernando Fernández Bueno: Lo que todos queremos es que la gente consiga dejar de fumar. Los cigarrillos electrónicos, hoy por hoy, son mucho menos dañinos que el tabaco convencional. Constituyen una herramienta en la reducción de daños que todos los médicos, de Atención Primaria y especialistas, deberían conocer y saber los beneficios que tiene sobre aquellos pacientes que no consiguen dejar de fumar o no quieren dejar de fumar.
No podemos abandonar a esos dos millones de fumadores que utilizando otras medidas no lo han conseguido, es una herramienta que, con un buen control médico, hará posible que nuestros fumadores consigan abandonar el hábito tabáquico que tantas muertes continúa produciendo año a año.
José Miguel Rodríguez González-Moro: Lo ideal es que desapareciera cualquier forma de fumar, vapear o aerosolizar, y todos nuestros esfuerzos deben ir dirigidos en este sentido. Sin embargo somos conscientes de que esto no va ser posible, por lo menos a medio plazo.
Los cigarrillos electrónicos podrían ser una
alternativa que reduzca el daño, pero asumiendo que no son inocuos, que hay riesgo de repunte de población fumadora, y aquí especialmente nos dan miedo los jóvenes, hay que intentar que no haya más jóvenes que se incorporen al tabaco en ninguna de sus formas.
Como método para dejar de fumar, a día de hoy, no está estandarizado, no está recomendado por las guías ni por las sociedades científicas como un método válido. Sí que van apareciendo algunos trabajos que señalan que podría convertirse en una alternativa, fundamentalmente recomendada en pacientes en las que ha fracasado otras terapias convencionales para dejar de fumar.
Antonio Sierra López: Los datos de la encuesta Edades muestran un fracaso. Como señala Fernando,
Reino Unido desarrolló mucho mejor la estructura de unidades de deshabituación. Coincido con José Miguel en que [el seguimiento antitabáquico] para Atención Primaria es una carga que no sé cómo va a poder asumir. Las unidades sí cuentan con personal especializado. Las alternativas no podemos afirmar que a largo plazo sean inocuas, yo me quedo con los planteamientos del Reino Unido y otros países de que, si bajan un 95 por ciento, desde luego lo apoyaré, siempre dejándolo en manos sanitarias.
Lo que es fundamental es que hace falta
formación para educación de los ciudadanos, especialmente jóvenes, y los profesionales sanitarios en este momento tienen un desconocimiento sobre esta cuestión.
Por tanto, cualquier postura radical a favor o en contra me parece discutible, creo que hay que sentarse a discutir pero con los profesionales. El tiempo nos va a imponer esto; si por mí fuera, cerraría la industria del tabaco, pero por desgracia no podemos hacerlo. Pero yo lo que juzgo es el producto, y creo que es una alternativa.
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