Subrayan, sin embargo, que el factor más determinante no es el económico sino el social, el profesional y el formativo

Los médicos demandan 7.000 euros más de sueldo para trabajar en zona rural.
Raquel Escalera, Ángel Lópz y Albert Foo.


13 jul. 2024 15:30H
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Evidentemente, quien deja atrás el pueblo para irse a una gran ciudad no lo hace solo por dinero, pero sería ilógico negar que el bolsillo ‘pesa’ en la decisión. Sobre cuánto debe mejorarse la retribución de los médicos para que se sientan más atraídos por el medio rural hay opiniones de todo tipo, aunque algunas de las fuentes consultadas por Redacción Médica se atreven a aproximar alguna cifra. Dicho aumento no bajaría del 20 por ciento del sueldo base de un facultativo de Familia, si bien los profesionales priorizan otro tipo de factores, especialmente el social y el relativo al desarrollo formativo.

El problema de la Medicina rural no radica solo en el sueldo. La soledad, la falta de formación continuada, el tiempo que hay que pasar en carretera… son solo algunos de los hándicaps inherentes al cargo. De hecho, según explica a este periódico el facultativo de Atención Primaria Ángel López, “lo que los jóvenes más valoran como incentivo” para marcharse al pueblo “es la cercanía de su lugar de residencia, la disponibilidad de vivienda y la oportunidad de trabajo a la pareja”. “También influyen los horarios, la conciliación familiar y el número y la complejidad de las guardias que deben realizar, más que el sueldo y otras consideraciones que para ellos son secundarias”, apunta este médico sevillano.

Raquel Escalera, médica espcialista en Cirugía en la Unidad de Gestión Clínica de Cirugía del Área de Gestión Sanitaria de Jerez, concede que como profesional, especialmente al terminar la especialización, “lo que se quiere no es trasladarse a donde haya una dispersión geográfica importante”. “Se deja atrás a los amigos, no tienes acceso a muchas cosas que sí están en el hospital y en muchos sitios ni siquiera hay trenes; es para pensárselo”, incide la facultativa, que apunta que algunos de sus pacientes se enfrentan a más de hora y media de trayecto en coche o autobús para dirigirse al hospital.

“Cuando un MIR empieza la especialidad tiene que ir a un hospital para completar su formación, y de los cuatro años de Medicina Familiar, los primeros 2 años está en el hospital y otros dos en centro de salud —explica—. Cuando cogen un centro de salud se separan del resto de amigos y compañeros, y además, cuando estás en un sitio tan alejado no tienes acceso a muchas cosas que están en el hospital que permiten el desarrollo formativo”.


"En los pueblos se deja atrás a amigos y no hay accesos a prestaciones que sí tiene el hospital"



Respecto a qué cuantía económica podría compensar todos esos obstáculos, Olalla apunta a la necesidad de reforzar, en esencia, el sueldo base, que a su parecer debería incrementarse como mínimo en un 20 por ciento.

Teniendo en cuenta que el salario de un facultativo de Primaria es superior a los 35.000 euros brutos, esto podría suponer un aumento de como mínimo 7.000 euros.

Manuel Sánchez, facultativo de Familia en Asturias, incide en cualquier caso en que se trata de un tema de “equiparación” entre profesionales de zonas rurales y los de los hospitales. “Cuando trabajas en un centro de salud grande tienes una manutención, dónde comer, dónde dormir —apunta—. Cuando haces una guardia localizada en un pueblo lo primero que puede pasar es que no haya zonas donde quedarte y que tengas que pagar tú”.


“Por poner un ejemplo, si tienes 1.000 euros y trabajas en un hospital, tú no los gastas. Pero si trabajas en un centro de salud rural tienes que gastar en comer, en desplazamientos… y se 'come' mucho de esos 1.000 euros”, subraya Sánchez, quien considera que esta problemática podría resolverse con vales y pagos del desplazamiento.

“Atasco” profesional en la sanidad rural


Albert Foo, responsable de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) en Galicia, incide en que los médicos, especialmente los jóvenes, no quieren quedarse “anquilosados en un centro rural y sentir que se sienten atascados”. “La formación y desarrollo profesional hay que asegurárselo”, subraya este facultativo de Familia, que pone sobre la mesa otros factores más ‘mundanos’. Por ejemplo, el 25 por ciento de los centros de salud de España no tienen todavía fibra de alta velocidad.

“La optimización de centros de salud y transformación digital deben ir de la mano para empoderar no solo al médico sino también al paciente”, destaca.


La gran mayoría de los médicos que ejercen la Medicina rural son felices, según una encuesta de la OMC 



Al margen de todo ello, Foo aboga por incrementar las bonificaciones salariales por desplazamientos (la gran mayoría de los médicos no recibe ninguno, apunta), así como primas por permanencia, subvenciones por la vivienda y exenciones fiscales específicas.

En cualquier caso, subraya Foo, la subida salarial que precisarían los médicos para ‘cambiar de aires’ y dirigirse al pueblo “no puede ser pírrico”. “Debe marcar la diferencia y motivar al personal a irse”, sentencia.

“En sitios marcados como zonas de díficl cobertura hay beneficios desde el punto de vista de las OPE (Ofertas Públicas de Empleo) —apunta—. Aragón y Extremadura, por ejemplo, dan incentivos económicos, y en Galicia hay un bono de ruralidad que aún así se queda corto. Son alternativas que pueden hacer más atractiva la profesión”. En cualquier caso, Foo incide en que  según una encuesta de la Organización Médica Colegial, el 90 por ciento de los facultativos “están felices de ejercer la Medicina rural una vez la conocen”.
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