Medidor de glucosa diabetes.
Una investigación realizada en la
Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y en el Inselspital, Hospital Universitario de Berna, en Suiza, ha evidenciado que por primera vez un
dispositivo basado en un páncreas artificial podría ayudar a las personas que padecen
diabetes tipo 2 y a aquellos con
insuficiencia renal.
La investigación publicada en la revista
Nature Medicine, ha demostrado que el dispositivo puede ayudar a los pacientes a gestionar de forma segura y eficaz sus
niveles de azúcar en sangre y a reducir el riesgo de bajada de los mismos.
El
funcionamiento del páncreas artificial se aplica con un
software en el teléfono inteligente del usuario que envía una señal a una bomba de insulina para
ajustar el nivel de insulina que recibe el paciente. Un medidor de glucosa mide los niveles de azúcar en sangre del paciente y los devuelve al teléfono inteligente para que pueda
realizar más ajustes.
El pequeño dispositivo médico portátil se lleva externamente en el cuerpo y consta de
tres componentes funcionales: un monitor de glucosa continuo, una bomba de insulina y un algoritmo de control que modula de manera continua y automática la administración de insulina subcutánea en respuesta a las concentraciones de glucosa intersticial en tiempo real.
Para esta investigación el equipo de expertos reclutó a una muestra de
26 pacientes que requerían diálisis entre octubre de 2019 y noviembre de 2020. Trece participantes fueron asignados al azar para recibir primero el
páncreas artificial y 13 para recibir primero la
terapia de insulina estándar. Los investigadores compararon cuánto tiempo pasaron los pacientes en el rango de azúcar en sangre objetivo (5,6 a 10,0 mmol/L) durante un período de 20 días como pacientes ambulatorios.
Tiempo del rango de tratamiento
Los pacientes que utilizaron el páncreas artificial pasaron una media del
53 por ciento de su tiempo en el rango objetivo, en comparación con el
38 por ciento cuando utilizaron el tratamiento de control. Esto equivale a unas
3,5 horas diarias adicionales en el rango objetivo en comparación con el tratamiento de control.
Entre los principales resultados, los niveles medios de azúcar en
sangre fueron más bajos con el páncreas artificial (10,1 frente a 11,6 mmol/L). El páncreas artificial
redujo la cantidad de tiempo que los pacientes pasaban con niveles de azúcar en sangre potencialmente peligrosos, o "hipos".
Importancia del algoritmo adapativo
La eficacia del páncreas artificial mejoró considerablemente a lo largo del periodo de estudio a medida que el algoritmo se adaptaba, y el tiempo que los pacientes pasaban en el rango de azúcar en sangre objetivo aumentó del
36 por ciento el primer día a más del
60 por ciento al vigésimo día. “Este hallazgo pone de manifiesto la importancia de utilizar un
algoritmo adaptativo, que puede ajustarse en respuesta a las necesidades cambiantes de insulina de un individuo a lo largo del tiempo”, explican los autores del estudio.
Charlotte Boughton, del Instituto de Ciencias Metabólicas Wellcome Trust-MRC de la Universidad de Cambridge, que dirigió el estudio, explica que "los
pacientes que padecen diabetes de tipo 2 e insuficiencia renal constituyen un grupo especialmente vulnerable y el control de su enfermedad -tratando de evitar subidas o bajadas potencialmente peligrosas de los niveles de azúcar en sangre- puede ser todo un
reto. Existe una necesidad real de nuevos enfoques que les ayuden a
gestionar su enfermedad de forma segura y eficaz", recuerda.
Por su parte, el profesor
Roman Hovorka, también del Instituto de Ciencias Metabólicas del Wellcome Trust-MRC, explica que "el páncreas artificial no sólo aumentó la cantidad de tiempo que los pacientes pasaron dentro del rango objetivo para los
niveles de azúcar en la sangre, sino que también dio tranquilidad a los usuarios. Pudieron dedicar menos tiempo a controlar su enfermedad y a preocuparse por los
niveles de azúcar en sangre, y más tiempo a seguir con sus vidas".
"Ahora que hemos demostrado que el páncreas artificial funciona en uno de los
grupos de pacientes más difíciles de tratar, creemos que podría resultar útil en la población más amplia de personas que padecen diabetes de tipo 2", sentencia Boughton.
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