Las
guías clínicas recomiendan desde hace mucho reducir el
consumo de sal en personas con
insuficiencia cardiaca. Sin embargo, varios estudios llevados a cabo en los últimos años han levantado la duda sobre el beneficio de esta medida, llamando a reevaluar la
práctica clínica para establecer unas recomendaciones más ajustadas con la evidencia científica disponible.
Sin embargo, esa evidencia es más bien vaga y poco concluyente, revela un meta-análisis de varios estudios sobre la asociación entre consumo de sal y
eventos cardiovasculares que acaba de publicarse en
JAMA Internal Medicine.
Los autores de este estudio consultaron 2655 referencias, quedándose con
nueve estudios aleatorizados que involucraron en total a 479 pacientes (ninguno de ellos tuvo más de 100). Dos de ellos se centraban en pacientes
hospitalizados por insuficiencia cardiaca, y el resto se refería a
pacientes externos.
El consumo de sal no es concluyente
El meta-análisis concluye que hay una
limitada evidencia en la mejora clínica de los pacientes externos tras reducir el consumo de sal dentro de su dieta. En los pacientes externos, los resultados no fueron concluyentes y falta evidencia de “alta calidad” para apoyar o refutar las actuales guías clínicas.
Se necesitan nuevos estudios que valoren si reducir el consumo de sal sirve como medida de prevención cardiovascular
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Ninguno de los estudios, sin embargo, proporcionó suficientes datos sobre
mortalidad asociada a enfermedad cardiovascular. Entre los estudios referidos a hospitalizados, uno de ellos informó de que no ocurrió ninguna muerte durante el periodo de seguimiento, mientras que otro lo hizo de una en cada brazo del estudio, pero no se asociaron a la intervención sobre la sal.
Objetivos primarios y secundarios
La mortalidad por enfermedad cardiovascular era el objetivo primario de la revisión de JAMA, así como efectos adversos como infarto de miocardio. Con la poca evidencia obtenida en este sentido, los autores miraron objetivos secundarios, referidos a hospitalizaciones,
cambios en la presión arterial o en la clasificación funcional de la New York Heart Association.
En estos objetivos secundarios, lo más destacable es que dos estudios sobre pacientes externos indicaron que la reducción de la sal en la dieta no mejoró la clasificación de los pacientes según la NYHA, mientras que otros dos sí informaron de mejorías.
Los investigadores advierten de que, para llegar a conclusiones fuertes que den lugar a nuevas recomendaciones,
se necesitan nuevos estudios potentes y bien diseñados, que reduzcan la incertidumbre alrededor de esta intervención.
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