Janire Martínez trabaja cerca de 80 horas semanales para garantizar la atención médica a 12 pueblos

La médica Janire Martínez se encarga ella sola de los pacientes de 12 pueblos en Zaragoza.
Janire Martínez, médica de Familia rural en el municipio de Sos del Rey Católico, en Zaragoza.


2 oct. 2024 16:40H
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Quienes verdaderamente aman su profesión luchan por ella hasta, prácticamente, su último aliento. Y no hay un caso que lo refleje mejor que el de Janire Martínez, una médica de Familia rural que está viviendo una verdadera situación de “agonía” al ser la única facultativa para los más de 800 habitantes de 12 pueblos en Zaragoza que requieren de sus servicios. A pesar de sentir una vocación que no se puede medir en palabras, esta facultativa reconoce necesitar la ayuda de otros compañeros para poder garantizar la atención sanitaria de las personas que están bajo su responsabilidad. “Estoy haciendo cerca de 80 horas a la semana. No puedo más. Si caigo enferma, los pacientes no van a tener a nadie que les ayude”, ha lamentado.

Su pasión por el rural comenzó en el MIR, aunque durante la carrera ya era un sector que le llamaba la atención. “Me parece la Medicina más pura”, ha reconocido a Redacción Médica. Así, pidió una rotación rural en Asturias y se terminó de “enamorar" de este ámbito. “Estuve formándome en un lugar bastante recóndito, en el Área de Salud de Ponga, con un facultativo que me enseñó mucho y fue una maravilla. Veía cómo abordaba a los pacientes no solo en el plano médico, sino también en el psicosocial. El tener tiempo para poder hacer eso con cada persona fue lo que más me llamó la atención”, ha explicado.


Janire Martínez durante su rotación MIR por el ámbito rural.



Pero ese lugar idílico pronto llegó a su fin y estuvo durante la pandemia trabajando en un hospital en Vitoria, con un ambiente laboral que no le llenaba. “Cada vez estaba menos convencida de que la Medicina urbana era lo mío porque te impide hacer un abordaje integral de paciente, y yo no quería quedarme a la mitad. Al final, poco a poco iba perdiendo el interés por lo que le ocurría. Venían muchas veces por un dolor de cabeza, pero no sabía que detrás de eso había más cosas porque el sistema no me daba tiempo para descubrirlo. Sentía que estaba siendo infiel conmigo misma. Mi idea de la profesión no era eso”, ha resaltado.

Con el objetivo claro de alejarse de las grandes ciudades, esta médica consiguió un contrato de interinidad en Aragón y estuvo allí hasta 2022, momento en el que aprobó las oposiciones y consiguió una plaza fija. Pero como era joven y tenía “muy pocos puntos”, no pudo elegir el destino que soñaba y la mandaron al municipio de Ainsa (Aragón), hasta que, por fin, este año ha podido mudarse al lugar donde quiso estar desde un principio: Sos del Rey Católico (Zaragoza).

Medicina rural y su carga asistencial


Pero esa felicidad y emoción por alcanzar su meta se terminó cuando sus dos compañeras se marcharon a otros municipios por traspasos, y se quedó ella sola para atender a las 800 personas que viven en los 11 pueblos alrededor de Sos. “Aquí hay cuatro plazas. Está el propio centro de salud, dos circuitos rurales anexos y una plaza de Atención Continuada. De todas ellas solo está cubierta la mía y todos los municipios están en mis manos”, ha incidido angustiada.

En plena 'crisis' sanitaria, esta médica reconoce sentirse muy "estresada". ¿Los motivos? Son varios, pero uno de ellos es por la dispersión gráfica tan grande que hay entre los pueblos.  “Los más alejados los tengo a hora y cuarto de distancia, y para llegar tengo que atravesar carreteras difíciles donde hay mala comunicación”, ha resaltado.

La Medicina rural está "muy abandonada"


Para Martínez, la Medicina rural está “muy abandonada”. Según insiste, ella está luchando por ella, pero ve cómo desde las unidades docentes no se enseña “nada” sobre ella. “Soy joven, tengo muchos estímulos y me gustaría ser tutora rural, pero la gente nos dice que estamos muy lejos de la capital de Zaragoza y no vienen. Pero claro, lo que no conoces no te puede gustar y creo que, si muchos médicos le dieran una oportunidad, les encantaría”, ha añadido.

Para solucionar el actual problema de déficit de médicos en Sos y sus alrededores, esta especialista ha intentado ponerse en contacto con la Dirección del Sector Tres de la región, pero, según afirma, no le están haciendo “ni caso”. “Me parece que hay una dejadez extrema. Yo entiendo que después de estos traslados y que hay otros centros de salud en una precariedad intensa, pero en nuestro caso es una agonía”, ha afirmado.

Pacientes sin atención médica rural


De hecho, ha subrayado que otros lugares tienen que hacer un sobresfuerzo por su situación, pero es que ella no tiene a nadie con quién pueda alternar su trabajo. “Si yo caigo enfermera, no hay nadie más. Entonces, la presión que genera en mí es enorme. Los pacientes se quedarían sin atención médica”, ha aseverado.

En este sentido, esta médica resalta que, para garantizar la atención médica en estas zonas, sería necesaria la contratación de tres especialistas más. Pero, siendo realistas, lo que pide “urgentemente” es que se contrate a uno para que se quede en el centro de salud del municipio y pueda atender a los pacientes. “Es lo vital”, ha incidido.

Para concluir, Martínez reconoce que no sabe el dinero que va cobrar por las 80 horas semanales que está haciendo. "Llevo sola desde el 24 de septiembre y la nómina llegará a finales de octubre. Antes de que mis compañeras se marchaban yo ocupaba la plaza de Atención Continuada y cobraba entre 3.500 y 4.000 euros al mes, pero ahora va a ser toda una sorpresa", ha terminado.
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