La Rioja instauraba en noviembre esta herramienta para ayudar a los profesionales a detectar signos y síntomas

Rosa María López Rodríguez, directora de Programas del Observatorio de Salud de las Mujeres habla del grado de implantación de la guía para detectar violencia sexual en consulta
Rosa María López Rodríguez, directora de Programas del Observatorio de Salud de las Mujeres


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Cuesta creer que algo tan devastador a nivel interno como la violencia sexual pueda ser al mismo tiempo tan silenciosa a nivel externo en según que casos. No todos los ojos son capaces de identificar a una víctima de este tipo de abusos. Consciente de ello, el Ministerio de Sanidad, en coordinación con el Observatorio de Salud de las Mujeres, ponía a disposición de los profesionales sanitarios un cuestionario para ayudarles a detectar este tipo de casos en consulta. Un sistema de cribado inicial que, un año después de su aprobación en el Consejo Interterritorial, ya habrían integrado en sus sistemas sanitarios el 60 por ciento de comunidades autónomas

La Rioja ha sido la última autonomía en integrar esta medida, en el marco del ‘Protocolo Común del SNS para la Actuación Sanitaria ante la Violencia Sexual’. El 11 de noviembre se habilitó un cuestionario en la agenda clínica de consultas de Atención Primaria como la de Alfonso Jiménez, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) en dicha comunidad. 

Dichas preguntas, 34 en total, solo pueden ser formuladas cuando "la paciente sea mayor de 14 años y acceda completamente sola por cuestiones de intimidad”, especifica el especialista. Hasta la fecha, el especialista utilizó la guía con cuatro pacientes, consciente de las limitaciones que suponen ambos requisitos. “De forma habitual se viene acompañado al médico, por lo que limita llevar a cabo el cribado", reconoce. 

Alfonso Jiménez, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia en La Rioja.

Alfonso Jiménez, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia en La Rioja.

En caso de sospecha, a esas primeras preguntas "básicas" iniciales, le seguiría una entrevista más larga, para detectar factores de riesgo y poder actuar preventivamente,  tal y como explica Rosa María López Rodríguez, directora de Programas del Observatorio de Salud de las Mujeres, al hablar de las dos versiones que tiene el test Women Abuse Screening Tool (WAST), similar a los que se realizan en otros programas de detección de diabetes o hipertensión. Una vez confirmado el caso de abuso, la paciente es derivada a Servicios Sociales.

Tres CCAA como ejemplo de 'buenas prácticas' 


Sistemas sanitarios como el valenciano ya contaban con esta herramienta de cribado en sus consultas desde 2021, una vez aprobado el instrumento común estandarizado para la detección temprana de la violencia de género en el Sistema Nacional de Salud  De hecho, ha sido una de las comunidades más adelantadas a la hora de formar "masivamente a todos los profesionales de los centro de salud "para que aprendieran cómo hacer ese análisis concreto y qué tipo de preguntas", detalla López Rodríguez.

Tan solo unos pasos por detrás se encontraban Castilla y León, con una implantación y puesta en práctica del protocolo bastante avanzada, y la Comunidad de Madrid, con protocolos específicos en "áreas concretas", sirviendo ambas como "ejemplo de buenas prácticas" para el resto de territorios a la hora de emular y adaptar dichos cribados de violencia sexual a su realidad sanitaria.

La directora cuenta que en ese proceso de replicación de estrategias, "muchas veces los profesionales se consultan entre ellos". De hecho los más aventajados, "van de profesores a formar a otros profesionales", lo cual, les sirve también para ver "otras realidades que incluso les dan pistas para cambiar cosas que ellos hicieron al principio pero que tampoco les funcionaron y todavía siguen sin funcionar". 

Cuestionarios estándar en cada CCAA 


Desde la aprobación del ‘Protocolo Común del SNS para la Actuación Sanitaria ante la Violencia Sexual' por el Consejo Interterritorial a finales de 2023, el 60 por ciento de las comunidades autónomas ya han incorporado dichos cuestionarios WAST a sus consultas para homogeneizar los síntomas y signos de sospecha. 

"Evidentemente el objetivo final siempre va a ser el 100 por cien, pero también hay que ser realista. Es un tema que necesita de un cambio de mentalidad social, de toda la población y de los profesionales como parte de esa población. Todos los cambios necesitan un tiempo. No se hace de un día para otro. Tú puedes idear un protocolo pero son esos profesionales los que tenen que implantarlo", expone la directora del Observatorio. 

En este sentido, desde su experiencia propia, Jiménez resalta la ventajas que ofrece dicha guía dado el limitado tiempo del que disponen él y sus compañeros en Atención Primaria. "La consulta tiene su dimensión, además de que se exige 10 minutos por consulta y paciente. Llega un momento en el cual llega la saturación, provocando una ineducación sanitaria” y que a los especialistas “se les escapen muchísimos problemas de salud por el ansia de atenderlos a todos. Esta guía es una herramienta que en dos minutos te permite lograr una visión real del paciente en la consulta en este escenario”.

Papel de Enfermería en la guía para detectar violencia sexual


El trabajo que están realizando de forma conjunta médicos y enfermeras es crucial para abordar a los pacientes en clave de violencia sexual, ya que para el facultativo, el profesional de Atención Primaia “se ha convertido en un vigilante más de la salud. Además, su rol es fundamental para detectar este problema y dar apoyo a toda esa gente que está sufriendo en silencio”.

En este sentido, Jiménez recuerda que España “tiene unos grandísimos médicos y profesionales en Atención Primaria, además de que el papel de Enfermería se tiene que potenciar muchísimo más al ser una pieza clave en el sistema sanitario”. De hecho, consideran que “debería potenciarse mucho más, ya que es la pieza que está en contacto permanente con el paciente”. 

A la vista del esfuerzo que supone gestionar y organizar la asistencia en torno a este problema social, López Rodríguez defiende la existencia de "una serie de incentivos", no solo de tipo económico, como recompensa. En concreto, propone imitar algunas experiencias de buenas prácticas en las que los cursos de violencia de género generan puntos con créditos para la carrera profesional. "Para que un sanitario se pueda formar, se tiene que ir donde sea o hacer una sesión específica en el centro de salud y eso necesita tiempo. Hay que organizarse pues para que esa persona pueda ir. Si ese día no pasa consulta, ver quién va a atender..."


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