Alan W. Flake, cirujano fetal y director del Centro de Investigación Fetal en el Hospital Pediátrico de Filadelfia (CHOP) que ha liderado el estudio.
Investigadores estadounidenses del
Hospital Pediátrico de Filadelfia (CHOP) han diseñado un
útero artificial para aumentar la supervivencia de los
bebés prematuros extremos imitando el ambiente de la placenta con su
líquido amniótico. “Nuestro sistema podría prevenir la morbilidad severa sufrida por los bebés extremadamente prematuros ofreciendo una tecnología médica que no existe actualmente”, ha asegurado
Alan W. Flake, cirujano fetal y director del Centro de Investigación Fetal en el Centro para el Diagnóstico y Tratamiento Fetal en CHOP, y líder del estudio
publicado en la revista Nature Communications.
El aparato –que ya se ha probado en ovejas– imita el ambiente lleno de líquido prenatal y permite a los recién nacidos unas semanas más para
completar con éxito el desarrollo de sus pulmones y de otros órganos.
El sistema utiliza una bolsa llena de fluido unida a máquinas hechas a medida que proporcionan
apoyo fisiológico. Los corderos fetales crecen en un ambiente casi estéril con control de la temperatura, respirando el líquido amniótico como hacen normalmente en el útero, con sus corazones bombeando sangre a través del
cordón umbilical en una máquina de intercambio de gas fuera de la bolsa. Los monitores electrónicos miden los signos vitales, el flujo sanguíneo y otras funciones cruciales.
Una oveja prematura completa su desarrollo en un útero artificial.
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El aparato, aún en fase experimental, y sólo testado en ovejas prematuras equivalentes a bebés de 23 semanas, ha sido desarrollado a lo largo de tres años.
Las
prácticas de cuidado neonatal han mejorado la supervivencia general de los bebés prematuros y han llevado los límites de viabilidad a las entre 22 y 23 semanas de
gestación. A esa edad un bebé pesa menos de 600 gramos y el
riesgo de muerte es del 50 por ciento, según el estudio. Además, los supervivientes se enfrentan a una discapacidad de por vida, con un 90 por ciento de riesgo de morbilidad, de enfermedad pulmonar crónica u otras complicaciones por la inmadurez de órganos.
Por tanto, el
objetivo planteado por este equipo médico es preservar la vida de los prematuros de 23 semanas de gestación hasta que alcancen el desarrollo y crecimiento normal de un bebé de 28 semanas, sacándoles así del umbral que pone en riesgo su supervivencia.
Investigadores anteriores han estudiado versiones de una placenta artificial en modelos animales, pero los sistemas sin bombeo han alcanzado una duración máxima de 60 horas, y los animales han sufrido daño cerebral. Este nuevo sistema ha funcionado
hasta 28 días con algunos animales, que se mantuvieron sanos. Los corderos mostraban respiración normal y deglución, abrían los ojos, desarrollaban lana, se hacían más activos, tenían crecimiento normal, así como función neurológica y maduración orgánica.
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