Henry Nasrallah.
25 jun. 2018 16:00H
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Janssen ha organizado en Calpe el simposio Nuevos Tiempos, enmarcado en el Proyecto Vive, en el que el profesor Henry Nasrallah, del departamento de psiquiatría y neurociencia comportamental de la Escuela de Medicina de la Universidad de San Luis en EE.UU., manifestó que los últimos estudios apuntan a que “podrían existir cientos de subtipos biológicos de esquizofrenia y esta heterogeneidad extrema supone un gran reto para la investigación”.
Nasrallah centró su ponencia en los últimos avances en el conocimiento del campo de la neurobiología de la psicosis, entre los que destacó: “los avances genéticos; el conocimiento de la neurotoxicidad de la psicosis y la disfunción mitocondrial en esquizofrenia; el papel de la neuroprotección con antipsicóticos atípicos de nueva generación, y la constatación de la alta mortalidad que se produce en los cinco primeros años tras un primer episodio psicótico”.
Este especialista también indicó que existen diferencias neurobiológicas en pacientes psicóticos dependiendo de la edad. De esta manera, “la esquizofrenia en niños menores de 10 años es la más grave y difícil de tratar; hay un mejor pronóstico en pacientes mayores de 25 años, especialmente en mujeres; y las mujeres mayores de 60 años tienen una probabilidad de psicosis significativamente más alta que los hombres a esa edad”, explicó.
Tratamientos a largo plazo
Además, uno de los principales temas abordados en las jornadas fue la adherencia al tratamiento y la importancia de los fármacos inyectables de larga duración que facilitan la misma. En este sentido, el profesor Luis Rojo Moreno, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Valencia y jefe de Sección de Psiquiatría Infanto-Juvenil y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, afirmaba que un tratamiento efectivo a largo plazo se basa en la prevención de recaídas para mejorar la recuperación funcional y frenar el deterioro del paciente.
También comentaba que la adherencia terapéutica, los programas psicoeducativos, la disminución del consumo de sustancias y la utilización de nuevos tratamientos, como los inyectables de larga duración, resultan claves en este sentido. “Los tratamientos inyectables de larga duración favorecen el cumplimiento, facilitan que el paciente se mantenga estable y que no haya neurotoxicidad cerebral como consecuencia de la propia enfermedad”, añadió.
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